Este blog es el resultado de una serie de descubrimientos progresivos, surgidos después de mucho tiempo invertido en la investigación de fuentes heterogéneas pero, sobre todo, libros y estudios científicos de bioquímicos, oncólogos y centros de investigación de todo el mundo que proponen un paradigma del cáncer distinto del oficial.

Investigadores y centros, entre muchos otros, como Thomas Seyfried (de la Boston College y la Universidad de Yale), Peter Pedersen (de la Jonhs Hopkins de Baltimore), Richard Feynman (de la Universidad de Nueva York) o, en España, José Manuel Cuezva (del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa).

Dicho paradigma explica las 6 marcas del cáncer como un proceso metabólico que comparten todos los cánceres y que se basa en los hallazgos realizados ya por Otto Warburg a principios del siglo XX, publicados en su libro “El metabolismo de los tumores” y que le supusieron la concesión del premio Nobel en el año 1931.

De hecho, la prueba diagnóstica oficial más precisa para saber el grado de extensión, diseminación y malignidad de un cáncer (junto con otras similares, basadas en captación de aminoácidos), la Tomografía de Emisión de Positrones (o PET), se basa en ese paradigma. Espero que las personas inteligentes que estén leyendo esto se pregunten cómo es posible que la diagnosis se base en un paradigma mientras que el tratamiento se basa en otro.

El paradigma del cáncer como enfermedad metabólica no es ningún método ‘alternativo’, mágico, ni basado en superstición, sino el más racional, el que realmente se basa en ciencia, el que busca las particularidades comunes en todos los cánceres antes que las diferencias, el que realmente persigue la curación y no la diversificación de fármacos inútiles y tóxicos.

Comencé mi búsqueda tras la recidiva, en 2008, del tumor cerebral de mi mujer y el pronóstico que los médicos nos dieron.

Por entonces yo pensaba como la mayoría: que las opciones terapéuticas existentes eran las mejores posibles, y que si no había otras mejores era debido a que el cáncer era un poderoso enemigo que eludía todas las tentativas de acabar con él, y que dichas investigaciones tenían como objetivo obtener la curación. También creía que todos quienes preconizaban medidas diferentes eran pseudocientíficos, estafadores y chalados.

Pero, pasados unos años, comprendí con meridiana claridad la falsedad e impostura de los tratamientos oficiales y también que la CIENCIA básica conocía, desde hacía muchos años, el paradigma metabólico común que caracteriza mejor TODOS los cánceres.

Pero la investigación clínica se apoyaba en otro paradigma radicalmente distinto, basado en encontrar diferencias en vez de similitudes, con el objetivo de diversificar fármacos y, así, maximizar beneficios.

Y ello es posible debido al oligopolio que unas pocas compañías imponen a las pruebas clínicas y a dicha investigación, estableciendo un estándar de tratamiento que ni médicos ni pacientes tienen manera de eludir sin ser acusados de ignorantes, conspiranoicos o pseudocientíficos.

Voy a resumir en un listado las bases en las cuales se aposenta este blog.

  • Las causas del cáncer, su metabolismo y su bioquímica fundamental, se conocen desde los años 20 y 30 del siglo XX, gracias al investigador Otto Warburg, que recibió en premio a su trabajo el Nobel de 1931. Esas investigaciones han sido verificadas y completadas por multitud de otros bioquímicos y oncólogos a quienes no se ha dado difusión.
  • Un cáncer, según la teoría metabólica, sucede debido a un daño mitocondrial que produce un fallo en la respiración de la célula. Ese simple hecho desencadena una serie de sucesos que explican, de manera elegante y universal, todas las marcas del cáncer, de todos los cánceres, y las pruebas demuestran que permitiría controlarlo con mayor efectividad.
  • Según dichas investigaciones, el cáncer es la misma enfermedad con causas comunes, sea cual sea el órgano en que se produce, porque tiene particularidades metabólicas idénticas en todos ellos, pero el pronóstico será diferente debido a las características funcionales de cada órgano y a su disponibilidad de un tipo u otro de combustible metabólico.
  • Una de las pruebas diagnósticas más precisas para saber el grado de extensión, diseminación y malignidad de un cáncer, la Tomografía de Emisión de Positrones (o PET), se basa en ese paradigma, pero no se ha aprovechado para encontrar tratamientos basados en él, porque el tratamiento se basa en otro paradigma que busca diferencias en vez de similitudes.
  • A partir de los años 70 del siglo XX dichas causas fueron desestimadas en favor de otras, a saber: que el cáncer eran múltiples enfermedades provocadas por miles de mutaciones genéticas. Dichas mutaciones existen pero, a día de hoy, no se ha demostrado que sean las causas del cáncer, sino simples fenómenos epigenéticos cuyo abordaje agrede el sentido común si la intención fuera curar, porque implica tener que sintetizar miles de fármacos.
  • La heterogeneidad genética no sucede sólo entre dos tipos de tumor, sino dentro de cada tumor, en donde conviven múltiples cepas con diferentes tipos de mutaciones. Eso hace que determinar todas las posibles combinaciones de mutaciones en cada paciente sea una tarea interminable.
  • Para acabar con un cáncer habrá, por tanto, que sintetizar una miríada de fármacos diferentes, pero no se atajarán las causas metabólicas que subyace en todos ellos.
  • Ese paradigma del cáncer entendido como enfermedad genética ha durado 50 años, durante los cuales las estadísticas de sobrevida de cánceres metastáticos y gliomas malignos apenas ha mejorado, a excepción de linfomas y leucemias. Pero los beneficios de las compañías farmacéuticas se han disparado exponencialmente.
  • Los medios de comunicación difunden estadísticas sesgadas y manipuladas cuando afirman que ”la mitad de los cánceres ya se curan”. Eso sólo sucede en tumores encapsulados y es debido a los avances diagnósticos y quirúrgicos y a las campañas de detección cada vez más temprana. Pero, hoy como ayer, en la mayoría de los casos, o la cirugía es curativa o no lo serán ni la quimioterapia ni la radioterapia.
  • Los medios también difunden la idea de que sólo el paradigma oficial se basa en ciencia y quien proponga que otro tipo de moléculas sean puestas a prueba, basadas en un paradigma metabólico, será acusado de pseudocientífico, ignorante, oscurantista, ‘magufo’, conspiranoico, de querer aprovecharse del ‘dolor ajeno’, de estar llevado por el odio y la desesperación en vez de por la razón… entre otras variadas y mezquinas lindezas.Pero, de hecho, la ciencia básica demuestra que el paradigma más adecuado para tratar es el metabólico, aunque el paradigma basado en mutaciones genéticas y la heterogeneidad supone una fuente inagotable de ganancias a costa del sufrimiento y la muerte de millones de pacientes.
  • Las acusaciones se realizan bien por bienintencionados que aún creen vivir en el mejor de los mundos posibles, bien por ‘trolls’ pagados por la industria, bien por periodistas de medios oficiales a quienes sólo se les permite difundir el paradigma oficial.
  • Una de las acusaciones preferidas es “eso no está probado”, sabiendo como saben que la industria farmacéutica tiene el monopolio de decisión de qué someter a prueba y en base a qué paradigma, y que sólo probarán lo que a ellos les interese, bloqueando cualquier otra posibilidad. De esa manera se establece un círculo vicioso irresoluble.
  • Otros ‘trolls’ usan sus títulos y un empleo constante de términos científicos, que hacen referencia a oncogenes y a vías bioquímicas, con el ánimo de mostrar una supuesta superioridad intelectual y sabiduría.Pero esos conocimientos son puramente descriptivos y constituyen un conocimiento vacío, porque no han servido ni servirán para curar una sola metástasis o glioma maligno.Por contra, especialistas en bioquímica y fisiología de la nutrición están más preparados para comprender y tratar un cáncer que cualquier oncólogo oficial, dedicado a aplicar con obediencia un estándar dictado por la industria farmacéutica.
  • Ante esa ausencia de expectativas de que nada cambie a corto plazo, este blog propondrá alternativas que cada paciente puede poner en práctica con relativamente poco riesgo y con alimentos o suplementos muy baratos, que pueden adquirirse fácilmente en muchos establecimientos.Eso implicaría que el control de la enfermedad pasaría a estar en manos del ciudadano enfermo, no de las corporaciones ni de los dioses vestidos de blanco.En otros casos, hablaremos de moléculas aún en pruebas pero que cada enfermo deberá decidir, con libertad de criterio, como ciudadano libre que es, si aplicar en su caso o no, dependiendo de su gravedad.

    Y haré esas recomendaciones con total conocimiento de causa, debido a la actual ausencia de medidas realmente útiles en cánceres metastáticos y gliomas malignos, siendo como son los fármacos oficiales escandalosamente tóxicos. Esperar a que se completen pruebas clínicas que nunca llegarán sería demasiado tarde para millones de personas.

    Con 50 años de obscenidad ya es suficiente.

    A pesar de todo, seré acusado de promover medidas potencialmente peligrosas y que habría que esperar a que estuvieran probadas, cosa que jamás sucederá, porque nadie con capacidad de poner el dinero hará algo que atenta contra su fuente de beneficios.

  • Los únicos oncólogos a los que se permitirá ser un oncólogo-estrella serán los que difundan el paradigma oficial.Y eso hará que quienes únicamente se fijan en el principio de autoridad en vez de en los argumentos esgrimidos (esto es, que sólo se fijan en quién dice las cosas, en vez de en qué cosas dice), pensarán: “Mariano Barbacid ha dicho que el cáncer procede de mutaciones y que en realidad son más de 200 enfermedades, por tanto ésa es la verdad, no lo que diga un pobre blogger ignorante que seguramente busca aprovecharse del dolor ajeno”.
  • El paradigma metabólico supone una amenaza directa para la oncología oficial y para las empresas farmacéuticas, pero también para la industria alimentaria y química, porque los indicios demuestran que el estilo de vida y la alimentación son determinantes para desarrollar un cáncer pero también para controlarlo.Baste eso y conocer cómo se las gastan las corporaciones cuando persiguen maximizar beneficios a toda costa, para hacerse una idea de las fuerzas y los métodos que se pondrán en juego para oponerse a este paradigma que sólo busca ayudar a los enfermos.

Por último:

  • En este blog no vendo ni venderé jamás “producto terapéutico” alguno. Sólo hablaré de dietas, suplementos, tratamientos o moléculas en experimentación que merecen ser descritas por poder suponer un avance terapéutico sin apenas toxicidad.
  • Me reservo el derecho lícito de publicar un libro, en el futuro, con todos aquellos conocimientos que voy acumulando, y tal vez inserte en el blog un botón de donaciones voluntarias, pero mi intención principal es ayudar a enfermos y familiares de enfermos; también intento desenmascarar las prácticas psicopáticas que empresas sin escrúpulos y miserables de toda condición llevan a cabo.Tarea difícil, pero con cada intento de manipulación crecerá en mí, aún más si cabe, la determinación de continuar.

Quien quiera profundizar en las razones por las cuales existe este blog, he escrito este otro artículo, donde explico porqué el paradigma debe cambiar o el cáncer jamás será curado.

Un saludo y bienvenidos.

Alfonso Fernández