COVID-19. Distopía y horror (I): la censura y difamación de tratamientos eficaces.

Este es el primer artículo de una serie: quizá lo más importante que he escrito hasta la fecha.

Relata el que ya es el ataque más burdo y a la vez eficaz ejercido contra la humanidad de toda la historia. Una operación psicológica a escala planetaria con objetivos muy oscuros. La tercera guerra mundial. La primera donde la mayoría de personas de un bando desconocen el alcance de la agresión y donde no se enfrentan países entre sí, sino un reducido grupo de tecnócratas totalitarios contra el grueso de la población, que permanece en su inmensa mayoría ignorante de la agresión.

Antes de que desestimes este escrito con desdén, usando la etiqueta apresurada de “conspiranoia”, te pido que esperes un poco. Si eres usuario habitual de este blog sabrás que fundamento cuidadosamente mis argumentos. Si es la primera vez que aterrizas aquí, quizá me conozcas personalmente y haya podido infundir en ti cierto respeto por mi criterio. En cualquier caso, sólo te pido un poco de paciencia, porque nos encontramos en una encrucijada vital en la que se decide el futuro de la humanidad.

Todo lo que hace un año era tildado de «teoría de la conspiración», ha resultado ser cierto.

Una humanidad que no ha evolucionado en artes, filosofía y ciencia tanto como en psicología social y su aplicación para controlar a las masas. Un hecho que está permitiendo perpetrar una gigantesca ilusión, una urdimbre global, una mentira planetaria engalanada con algunas verdades: los mejores ingredientes para construir el engaño más exitoso. Un fraude que permite terminar de cocinar a las ranas humanas que llevan décadas siendo lenta y sistemáticamente hervidas, poquito a poco.

Serán artículos largos, como todos los que escribo, porque intento ser preciso y abordar los tema con riqueza de datos y matices, pero creo que se leen con facilidad. Aun así, he tenido que dejar fuera una tonelada de la información que he acumulado durante estos casi dos años. Y debido a su extensión lo dividiré en varias partes que quizá reúna en otro libro. En esta primera aún no abordo las tres preguntas que debemos hacernos al respecto de estas vacunas, pero sí trato temas que despejarán muchas dudas y te ayudarán a calibrar el tamaño de la manipulación.

Aunque sea largo, te pido que tengas paciencia y le dediques parte de tu tiempo, porque quizá lo que aquí relate sea totalmente nuevo para ti y cambie sustancialmente tu forma de ver las cosas. Algunos de vosotros lo leeréis con escepticismo, y eso es bueno. No te creas lo que digo, pero úsalo como fuente de información adicional que te permita aposentar tus propias conclusiones.

Dicho escepticismo es comprensible, porque lo que intentaré explicar parece el relato de una película que combina elementos de ciencia ficción e intriga con otros de farsa delirante, al nivel de “El lobo de Wall Street” o de inconcebible y casi cómica estupidez criminal, como en “American Psycho”.

Relataré el peligro distópico y totalitario en que la humanidad está inmersa con este delirio de vacunación recurrente planetaria y el enorme daño al que se está exponiendo a los niños, que forma parte de una agenda mucho más amplia, escondida a plena luz y perfectamente documentada.

Para ello mostraré muchísima evidencia, incluidos los documentos obtenidos de la vacuna de Pfizer, que esta había entregado a la FDA como base para su autorización en emergencia. La FDA tuvo que desclasificar, tras petición judicial de la FOIA (Freedom of Information Act) esos documentos, aunque su intención era ocultarlos durante 75 AÑOS.

Este simple documento, una pequeñísima parte del total aún no hecho público, muestra un escenario criminal de pesadilla: 9 páginas de efectos secundarios, muchos de ellos gravísimos, más de 1200 muertos en tres meses, y más de 200.000 daños registrados (documentos desclasificados, artículo en inglés que lo analiza).

A pesar de todo, la FDA la autorizó.

Y ese es sólo un dato de entre las toneladas de evidencias ya disponibles.

La lectura de estos artículos producirá en algunos de vosotros una fuerte disonancia cognitiva. Os será casi imposible creer lo que voy a contaros porque “de ser cierto ya se sabría, lo habrían alertado los ‘científicos’ y lo habrían contado los medios” y no podréis admitir la dimensión de la manipulación, que quizá califiquéis apresuradamente (como los medios y las autoridades os han enseñado) de “teoría de la conspiración”: implicaría comprender que el sistema no existe para ayudar al ciudadano y que la “ciencia” oficial y los medios corporativos se han corrompido a escalas inimaginables.

Aunque todavía hay ciencia y científicos honestos, estos han sido sistemáticamente ignorados, censurados, difamados y perseguidos por las principales redes sociales y por los medios y los divulgadores corporativos (con el objetivo de dar una sensación de consenso “científico” masivo), porque han sido transformados en meras herramientas de propaganda del sistema y tumbas del periodismo real.

Cuando se usa el argumento: “es mentira lo que dices, porque no es lo que dicen los científicos, médicos, epidemiólogos” se refieren sólo a aquellos a los que se les da altavoz en medios cooptados por los mismos inversores en vacunas, como explicaré en otro artículo, no a los silenciados que opinan lo mismo que escribiré aquí. Te llega sólo la opinión de los que opinan lo mismo que la versión oficial, pero eso no implica que haya consenso ni que divulguen una “verdad”.

La disonancia hace que quien la padece actúe a veces con agresividad contra quien contradice los dogmas que creía sólidos y estables, al poner en duda a una autoridad que ven como un manto protector que les confiere seguridad (y que les evita el dolor de buscar por sí mismos y pensar críticamente), pero si consigo evitar que tan sólo un niño sea dañado habrá merecido la pena.

Aclaraciones previas: el reduccionismo de las etiquetas

El calificativo “antivacunas”, dirigido a quienes expresamos dudas racionales y fundamentadas con argumentos bien hilvanados acerca de ESTAS “vacunas”, define a quien lo utiliza, no a quienes va dirigido, porque supone un argumento de hombre de paja reduccionista y carente de matiz. Un intento burdo por ridiculizar mediante apelativos caricaturescos.

Porque no soy anti(buenas)vacunas, sólo soy anti-irracionalidad.

Mis hijas se han vacunado con todas las del calendario pero, como evidenciaré en otro artículo, estas sustancias llamadas “vacunas” Covid no son vacunas, sino algo conceptualmente muy diferente. Se han llamado “vacuna” aposta, para que el público acepte ser tratado con algo que no es ni remotamente similar a las vacunas usadas durante décadas. Y no se han hecho pruebas suficientes, las que se han hecho están corruptas, sus datos fueron manipulados y no justifican la inoculación masiva y repetida a todo un planeta de personas en su mayoría sanas, como demostraré más adelante.

Tampoco soy “negacionista”: yo sí creo que el virus existe. Aunque hay quien dice que el virus SARS-COV2 no existe o que no ha sido aislado, hay que entender sus razones, porque no es tan fácil identificar los virus. Sus razones no son absurdas, están basadas en argumentos razonables, que también comentaré, y nada hay más anticientífico que quien descarta todas las hipótesis (sin antes estudiarlas sin prejuicios) y encima las ridiculiza. Pero ese hecho no cambia un ápice el motivo fundamental de estos artículos y supone una discusión fútil que nos desvía de lo más importante, que sucede exista o no el virus SARS-COV2.

Yo sí creo que el virus existe. No sólo eso, sino que hay un 95% de probabilidades de que haya sido creado en el laboratorio chino de Wuhan, bajo el proyecto denominado eufemísticamente como “ganancia de función”, financiado por el gobierno de los EEUU. Esto no son locuras conspiranoicas: el CDC (Centers for Disease Control) y el propio Anthony Fauci han terminado por admitirlo públicamente (artículo, vídeo).

Esa noticia ya debería haber constituido un escándalo periodístico de escala planetaria, pero aquí estamos: sin que los medios lo mencionen y viendo en televisión el careto del doctor Carballo, uno de los muchos inefables y mediocres esbirros mediáticos de esta pandemia.

Pero aún queda por determinar algo incluso más obsceno: si se ha escapado del laboratorio debido a un error humano o si hay otra explicación más siniestra que, a estas alturas, es la más probable (libro, artículo).

Lo que sí es seguro es que no se han calibrado con él correctamente las pruebas PCR, utilizadas de forma torticera, con el objetivo de manipular y construir “olas” de pandemia que no atendían a razones sanitarias, sino políticas. Lo explicaré en profundidad en otro artículo.

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Actualización del 12/01/2021: acaban de salir documentos explosivos, filtrados al Proyecto Veritas (artículo, otro artículo en inglés donde lo explican), que sugieren que:

  • SARS-COV-2 es un virus de laboratorio
  • Sabían que Ivermectina era curativa de COVID-19 en todas las fases

¿Qué es COVID? ¿Qué pasa con el sistema inmune? ¿Es cierto que no existe tratamiento?

Haré una explicación simplificada y un poco reduccionista del inicio y las fases de la enfermedad y de cómo interviene nuestro sistema inmune en ellas, porque será muy útil para entender el sinsentido que vivimos. También os demostraré que es una enfermedad muy sencilla de prevenir y de tratar en etapas iniciales.

La enfermedad COVID-19 que al parecer provoca el virus SARS-COV2 (de la misma familia -coronavirus- que otros virus que causan resfriados), no es clínicamente muy diferente a otras infecciones y, en etapas avanzadas, no es sino una sepsis, lo mismo que sucede con tantas infecciones avanzadas, gripe incluida (estudio).

Parece que el virus entra en el organismo por medio de su anclaje a los llamado receptores ACE2 (enzima conversora de angiotensina 2) (estudio), que se encuentran distribuidos por casi todas las células epiteliales.

El número de esos receptores se incrementa con la edad y al aumentar los problemas metabólicos (artículo, artículo): los niños, por tanto, suelen carecer de suficientes “puntos de anclaje” para que el virus pueda “establecerse”. Por eso, como analizaré en otro artículo, la inmensa mayoría de los muertos fueron ancianos, obesos, hipertensos y con graves comorbilidades.

Una vez “anclado” en el organismo, el virus trata de hacer lo que hacen todos los virus: replicarse en todas las células que puede.

Aparece entonces en escena el sistema inmune, uno de los más complejos mecanismos orgánicos. Voy a ser extraordinariamente reduccionista para explicarlo (escribo un libro entero para arañar apenas dicha complejidad) pero, para entendernos, el sistema inmune tiene dos comportamientos: “ataque” y “defensa”. Aunque algunos tipos de células inmunitarias se especializan en un “comportamiento” u otro, muchas pivotan entre ambos en función de las características del entorno del tejido, pero también de si posee los “combustibles” adecuados (artículo).

Todo debe convivir en perfecto equilibrio o se producirán problemas por defecto o por exceso:

  • El “modo ataque” hace que podamos defendernos contra microbios patógenos y células neoplásicas, pero su sobreactivación puede dar lugar a problemas autoinmunes: las células del sistema inmune sobreactúan y atacan también a tejidos sanos.
  • El “modo defensa” sirve para reparar tejidos dañados o construir nuevos: ictus, heridas o embriones, pero su sobreactivación ayuda a que el cáncer se desarrolle sin parar o a que una infección ocasione una sobreexcitación de ese “sistema de reparación”.

Del equilibrio entre ambos estados depende que nuestra salud sea óptima. Aunque los niños también pueden padecer cáncer (sobre todo leucemias y cánceres del sistema nervioso central), es raro en ellos, porque su sistema inmune de “ataque” funciona muy bien.

Ese sistema de “ataque” posee a su vez dos “equipos”: un sistema innato, que reconoce ciertos “patrones” de patógenos y no necesita “tener su foto” para poder contrarrestarlos, y un sistema adaptativo, que necesita tener antes “fotos” del enemigo en forma de antígenos contra los que construir anticuerpos.

El sistema innato es la primera línea de defensa, y a veces no se necesita más para evitar que un microbio patógeno infecte el organismo.

El adaptativo es la segunda y más sofisticada línea, y en la que se basan (generalmente) las vacunas clásicas. Por eso mucha gente que se ha enfrentado al virus puede no haber desarrollado anticuerpos: porque no lo ha necesitado debido a la fortaleza de su primera línea de defensa: el sistema inmune innato de “ataque”.

Los niños suelen tener bastantes infecciones porque su sistema inmune adaptativo aún no tiene las “fotos” de todos los enemigos y su sistema inmune innato necesita un tiempo antes de controlar la infección: exponerse a esas amenazas hace que su sistema inmune resulte fortalecido al desarrollar anticuerpos tras “ver” las “fotos” de los enemigos (antígenos).

Antiguamente muchos niños morían debido a esas infecciones, pero en ese aspecto la medicina sí ha avanzado (aunque limitado casi exclusivamente a antibióticos).

Con la edad el sistema adaptativo se mantiene, pero el innato degenera. No sólo eso, sino que se produce un desequilibrio entre los modos de “ataque” (que se debilita) y “defensa” (que se exacerba).

En los niños, el virus SARS-COV2 generalmente ni entra, porque tiene pocos “anclajes” ACE2. Y si entra, su potente sistema inmune innato “de ataque” se libra fácilmente de él y su sistema de “defensa” funciona sin “exageraciones”.

En ancianos o en personas con daños metabólicos la cosa cambia: su sistema de “ataque” innato está más dañado y tiene muchos más receptores ACE2, con lo cual el virus lo tiene más fácil para entrar, replicarse y producir síntomas.

Además, su modo de “defensa” sobrerreacciona: al iniciarse una infección debido a la debilidad del sistema de “ataque”, el sistema inmune de “defensa” puede sobrerreaccionar produciendo una “tormenta de citoquinas” inflamatorias reparadoras que, a la postre, conduce a una sepsis, ya conocida desde hace décadas. No es el virus lo que mata al enfermo, sino la reacción exagerada y desequilibrada al virus de su sistema inmune “de defensa”.

Recordemos: la deficiencia de zinc o, mejor dicho, el alto ratio cobre/zinc, que se incrementa con la edad, conduce (entre otros problemas) a ese desequilibrio inmunitario donde se debilita el comportamiento de “ataque” y sobrerreacciona el de “defensa”. Lo mismo sucede con deficiencias de magnesio o de vitaminas D, C y E. Por eso una simple suplementación con esas sustancias, además de unos hábitos saludables de alimentación y exposición al sol previenen tantas enfermedades (artículo).

La malinterpretación conceptual de COVID

Sigamos entendiendo más cosas, que nos serán muy útiles después: COVID NO es una afección respiratoria, sino sanguínea-vascular y, por tanto, sistémica. El virus parece atacar con preferencia a los hematíes y provocar un impedimento del uso de la hemoglobina, lo cual conlleva una hipoxia, que afecta a múltiples órganos. Esto nos será muy útil para entender lo que provoca la “vacuna”.

Explicado de forma reduccionista: esa hipoxia es una señal universal que le dice al organismo: “¡Alerta! hay una herida o una isquemia, debemos ponernos a reparar tejidos dañados como locos”. Es decir, hace que se ponga a funcionar a toda pastilla el sistema de “defensa” del sistema inmune cuando, además, ya ha fallado el primer sistema de “ataque”, que impedía al virus inducir esa señal hipóxica.

Se produce así una situación hiperinflamatoria (estudio): las células del sistema inmune segregan una tormenta de citoquinas multiorgánica que trata de reparar los daños que percibe por todas partes, sin conseguirlo mientras no se solucione la hipoxia que desencadena esa señal. En infecciones avanzadas aparece así un círculo vicioso de empeoramiento exponencial, similar a lo que sucede dentro del microambiente de una neoplasia: la hipoxia desencadena hiperinflamación y proliferación, que producen más hipoxia, que desencadena más inflamación, y vuelta a empezar. Pero, al contrario que en una neoplasia, que es un hecho “local”, la hipoxia sistémica, global, hace que Covid avanzado produzca síntomas en múltiples órganos. Y por eso la solución es oxigenar profundamente el organismo para romper ese círculo vicioso.

Relación entre hipoxia e inflamación en múltiples órganos. Fuente.

Al ser dañados también claramente los pulmones (entre otros órganos), los médicos interpretaron que el problema de la hipoxia era pulmonar (neumonía bilateral), pero no es así: el daño pulmonar es CONSECUENCIA de algo previo. El problema está ANTES de los pulmones: en la sangre, que no puede asegurar el correcto intercambio gaseoso con los tejidos y con los pulmones.

Por eso los ventiladores mecánicos (enfocados donde NO estaba el problema) fueron una muy mala solución terapéutica y tantos enfermos murieron. Por eso las acciones que mejoren la oxigenación sistémica, como la ozonoterapia, pueden ser salvadoras. Explico esos hechos y muchos más en este artículo.

Etapas de la enfermedad COVID-19. Fuente

COVID puede dividirse en tres etapas, cada una más grave que la anterior: la primera, de mera replicación del virus, puede ser atajada fácilmente con medidas sencillas que potencien el sistema inmune innato de “ataque”. Y las profilácticas que impidan ni siquiera llegar a esa etapa, aún más sencillas. Lo veremos más adelante.

La segunda requiere hospitalización y el uso de herramientas más potentes y, en la tercera, hiperinflamatoria y en sepsis, el enfermo debe entrar en UCI y puede morir, aunque se han salvado muchos pacientes con el uso de tratamientos que frenen la hipoxia y, por tanto, la respuesta exagerada del sistema innato inmune de “defensa”, como vitamina C-IV a altas dosis y/o ozonoterapia (fuente).

Esas etapas diferenciadas de la enfermedad han sido despreciadas: se envió a casa “a esperar”, con simple paracetamol, a personas en etapas iniciales de Covid, dejando a la suerte que la enfermedad evolucionara a algo peor y requiriera hospitalización, donde los posibles tratamientos se reducen.

El uso de medidas combinadas con evidencia científica y relevancia clínica tan sencillas como ivermectina, vitaminas D3 y C, Zinc, Quercetina, Melatonina, Niacina, entre MUCHAS otras (extracto de ajo, budesonida, nitazoxanida, fluvoxamina, aspirina a dosis bajas, curcumina, nigella sativa, etc) podrían haber salvado a millones. Incluso simples lavados nasofaríngeos con solución de yodo (como el Betadine de toda la vida), han demostrado extraordinaria eficacia profiláctica.

Hablé de algunos de los tratamientos posibles en varios artículos (19+1 medidas contra COVID-19, vitamina C-IV, vitamina D, Ivermectina, hidroxicloroquina, magnesio, ozonoterapia I, Ozonoterapia II).

Eso se ha comprobado en el mundo real: durante estos dos años muchos médicos han salvado miles de vidas con protocolos de tratamiento que usaban combinaciones de terapias baratas y conocidas desde hace muchos años: Pierre Kory, Vladimir ZelenKo, Didier Raoult, etc, pero han sido sistemáticamente vilipendiados, difamados y apartados de su profesión, porque amenazaban la comercialización de unas vacunas que sólo pueden autorizarse en emergencia si no existe tratamiento para la enfermedad.

Al apartarlos (a algunos se los expulsó de la academia o se les quitó su licencia) y escuchar sólo a quienes estaban de acuerdo con el mensaje oficial, construyeron una sensación de unanimidad, de bloque monolítico de opinión objetiva, de que “la ciencia es clara y ha hablado”. Pero la única ciencia objetiva, platónica, son las matemáticas: el resto avanza con debate, propuesta de hipótesis imperfectas y mejora continua gracias a la dialéctica.

Ignaz Semmelweis, que fue considerado un hereje anticientífico y linchado en el siglo XIX por decir que los médicos debían lavarse las manos, y que así se evitaría la muerte de tantas mujeres tras dar a luz, debido a fiebre puerperal, murió olvidado, enloquecido y solo.

Ahora, mucho después de su triste muerte hay estatuas que conmemoran su heroicidad por haber cambiado para siempre el rostro de la medicina con un gesto tan sencillo, que ahora nos parece fútil de tan evidente. Recordad: la historia tiende a repetirse.

Estatua de Ignaz Semmelweis en Budapest.

Algunos tratamientos exitosos propuestos por médicos y asociaciones médicas independientes de todo el mundo:

  • Protocolo del FLCCC para profilaxis y tratamiento en etapas tempranas, basado en ivermectina, que ha salvado ya miles de vidas (web, protocolo en español)
Resumen de combinación de sustancias para tratamiento temprano de la FLCCC. Fuente.

Protocolo del Dr. Zelenko con Zinc, hidroxicloroquina y azitromicina (protocolo)

Webs que recogen la evidencia científica de todos los potenciales tratamientos tempranos (treatearly, c19Early).

Incluso en sitios como el estado de Florida, en EEUU, que se ha caracterizado por haber seguido durante toda la pandemia medidas opuestas a las de tantos lugares del mundo, alejadas de la histeria y el tecnochamanismo, han recomendado a sus ciudadanos ejercicio físico, aire libre y suplementación con zinc, vitamina D y C y Quercetina (artículo).

Ivermectina

Durante 22 meses se desató una enorme polémica con la Ivermectina, fármaco cuya patente fue liberada por Merck hace décadas, barato y de escasos efectos secundarios, despreciado como “desparasitador de caballos” por toda una cohorte de esbirros mediáticos, debido al hecho de que TAMBIÉN se usa en animales, lanzados a desprestigiar un fármaco magnífico, el tercero más usado de la historia POR HUMANOS, a cuyo descubridor, Satoshi Omura, se le otorgó el premio Nobel en 2015 y que ha salvado millones de vidas en África durante décadas (hilo de tuiter donde explico su papel, artículo en inglés que explica la amenaza que supone para la industria, estudio que hace historia y reúne evidencia de su papel múltiple, web que reúne la evidencia científica de Ivermectina contra la COVID-19).

Hilo de tuiter
Artículo revisión en revista del grupo Nature. Fuente.

El hecho de que Ivermectina se aplique sobre todo contra infecciones parasitarias se ha usado para desestimarla, poque la medicina lleva décadas creyendo que “cada dolencia tiene una causa diferente”. Y que se use en veterinaria ha sido empleado para decir que “¿Cómo vamos a tomar una medicina para caballos?”. Como si los animales no tomasen también, por ejemplo, omeprazol.

Eso sólo ha conducido a una visión del organismo como un conjunto de islas o compartimentos estanco sin relación, que sólo pueden abordarse con múltiples fármacos, cada uno de los cuales “hace cosas distintas”. Pero el organismo es un todo organizado y relacionado y animales y humanos compartimos múltiples procesos metabólicos comunes. Si buscamos similitudes en vez de diferencias nos encontraremos con grandes sorpresas.

Ese es el paradigma en que me baso para afirmar que TODOS los cánceres son en realidad la misma enfermedad, con características metabólicas comunes, no 200 enfermedades genéticas, como tratan de hacer creer. La evidente inestabilidad genética en neoplasias es una CONSECUENCIA de los cambios metabólicos previos. Eso sólo conduce al desarrollo de centenares de fármacos y patentes, no a tratamientos realmente eficaces.

No sólo el cáncer, la mayoría de las principales dolencias crónicas (diabetes, hipertensión, Alzheimer, esclerosis múltiple, Parkinson, etc), tiene una base metabólica común que podría abordarse con estrategias similares. Por eso la Metformina (por elegir un solo ejemplo de tantos), el fármaco antidiabético, tiene eficacia antitumoral (estudio).

Se llama reposicionamiento de fármacos y lleva décadas investigándose: fármacos pensados para una dolencia que demuestran ser eficaces en otras “diferentes”. Por ejemplo, el proyecto REDO, que reposiciona fármacos para diabetes, hipertensión, infecciones parasitarias, víricas o fúngicas contra el cáncer.

Los fármacos antimicrobianos son también antitumorales en mayor o menor medida, porque neoplasias e infecciones comparten características inmunometabólicas. Y muchos antiparasitarios son también antivirales. La ivermectina es uno de los más potentes y versátiles, por eso es una amenaza contra una industria que gana toneladas de millones diversificando fármacos y patentes (ayuda contra virus, ayuda contra el cáncer I , II, sinergia con quimioterapia e inmunoterapia).

También se tachó falsamente de “peligrosa” a la Ivermectina, algo tan burdo y falaz como ya es habitual, cuando se sabe, tras décadas de uso (se registrando datos desde 1992) y BILLONES de dosis, que es uno de los fármacos más seguros de la historia, más que la aspirina o el ibuprofeno, que consumimos por toneladas.

Comparativa de efectos secundarios de Ivermectina (registrados desde hace décadas) con Ibuprofeno, vitamina C, Aspirina, Acetaminofeno y vacunas COVID (registradas sólo durante unos meses)
Efectos adversos de Ivermectina comparada con otros tratamientos y vacunas COVID
Otra comparativa, datos de la OMS

Incluso la OMS y la FDA, que la recomendaban años antes como medicamento imprescindible, pasaron a atacarla (artículo).

Lo explicaré en otros artículos y entenderéis por qué medios y organismos reguladores se comportan así. Spoiler: conflictos de interés y corrupción.

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Repito

Actualización del 12/01/2021: acaban de salir documentos explosivos, filtrados al Proyecto Veritas (artículo, otro artículo en inglés donde lo explican), que sugieren que:

  • SARS-COV-2 es un virus de laboratorio
  • Sabían que Ivermectina era curativa de COVID-19 en todas las fases
  • Genocidio por omisión en países “ricos”. La lección de los países “pobres”.

    En conjunto, teniendo en cuenta lo sencilla de tratar que es la enfermedad en etapas previas, algunas combinaciones de fármacos y suplementos baratos habría salvado la vida quizá al 80%, tal vez hasta al 90% de los fallecidos, de haber sido aplicados en etapas tempranas, e incluso otros tratamientos en avanzadas.

    ¿Por qué lo sabemos? Porque algunas zonas del mundo lo han hecho (aunque tú, probablemente, no te hayas enterado por televisión o periódicos).

    Por ejemplo: India (no la usó en todos los estados y no siempre, pero sí, por ejemplo, en el estado más poblado, Uttar Pradesh, con casi 200 millones de personas), Indonesia, Filipinas y, desde agosto, JAPÓN. Todos esos países han usado una estrategia de aplicar tratamiento temprano a todo aquel con síntomas iniciales, basado en ivermectina más otras sustancias baratas conocidas, como Zinc.

    Portada en un medio independiente, haciéndose eco del milagro de Uttar Pradesh, estado más poblado de la India, que ha controlado la pandemia en un mes con tratamiento temprano basado en Ivermectina. Fuente
    Otra fuente: Juan Chamie, que ha sido censurado repetidas veces en twitter y otras redes sociales por decir la verdad de los DATOS, como que la mortalidad COVID en EEUU es 500 veces mayor que en Uttar Pradesh (India). Fuente.

    En concreto, en varios estados de la India se proporcionó a todo ciudadano con síntomas de Covid un kit que contenía fármacos, suplementos y otros accesorios, como puede leerse en documentos oficiales.

    Documentos oficiales Indios con indicaciones de uso de tratamiento temprano a todo paciente sospechoso de padecer la COVID-19. Fuente.

    Estos kits contenían Vitamina C, multivitaminas, Zinc, Vitamina D3, Ivermectina, Doxiciclina y otros componentes no farmacológicos como oxímetro o termómetro (artículo, artículo).

    Actualización del 08/01/2021. Otro ejemplo: el de El Salvador, que no sólo está comenzando a recomendar a sus ciudadanos tomar el sol, hacer ejercicio y alimentarse bien, sino que tiene este kit, casi idéntico al de Uttar Pradesh: Ivermectina, vitaminas C y D3, Zinc, aspirina, acetaminofen.

    Imagen
    Kit del gobierno de El Salvador con tratamiento tenmprano a pacientes sintomáticos.

    Actualización del 20/01/2022: en Nuevo León, Máxico, el gobierno reparte gratuitametne también estos otros kits con Ivermectina, Azitromicina, paracetamol y un oxímetro.

    Imagen
    Kit del gobierno de Nuevo León, en Máxico

    En Japón comenzaron a aplicarla hace unos meses, pero sin anunciarlo oficialmente, permitiendo que 35 clínicas recetasen a sus pacientes a los primeros síntomas (artículo).

    Resultado: control y casi desaparición de la pandemia en apenas un mes en todos esos países.

    Lo repito: control y casi desaparición de la pandemia en apenas un mes. Sí, en países como Japón han vacunado también, pero a niveles similares o inferiores a muchos países europeos donde las cosas no han mejorado de esa manera. Por tanto, la variable “vacunación” no ha sido la responsable de ese resultado diferente.

    Muertos por millón de habitantes en diferentes países y zonas. Países “pobres” con mortalidad muchísimo menor con tratamiento temprano barato, frente a los países “ricos” que confían en “vacunas”, confinamientos y mascarillas. Fuente.

    La gráfica anterior representa los “Casos” en varios países. Los “casos” son en realidad sólo PCR+, la mayoría asintomáticos y que detectan “trocitos” de virus, por tanto es una métrica manipulable y que depende del número de test (lo explicaré en profundidad en el siguiente artículo de la serie).

    Pero pongo ese dato para comparar con otra métrica: “test por caso confirmado”. En los países donde aplican tratamiento temprano basado en Ivermectina y otras sustancias (India, Japón, Indonesia), la comparación salta a la vista: tienen que testear a muchas más personas para que salga un positivo, señal de que el tratamiento corta también la transmisión, al permitir que el infectado no sólo no muera, sino que desarrolle inmunidad permanente. Justo lo que NO hacen las vacunas.

    Gráfica inversa a la anterior: países con tto temprano y que testean usualmente menos, pero donde deben hacerse más test para encontrar un “caso”. Fuente.

    En algunas zonas de países «ricos», algunos médicos han arriesgado su reputación y su carrera para ayudar a sus pacientes, como Pierre Kory, Peter McCoullough, George Fareed o Bryan Tyson, todos ellos en EEUU, en estados donde aún se respeta la libertad de elección de médicos y pacientes.

    Libro y artículo de blog donde se explica la historia y el estudio de estos dos héroes médicos.

    Pero esto se hace aún más evidente en zonas donde apenas se ha vacunado, como en África, y donde por tanto la variable “vacunación” no aporta un elemento de confusión: los “pobres africanos”, a quienes los “expertos” de países ricos auguraban un desastre absoluto, han salido indemnes. Quizá porque el uso de antiparasitarios como artemisinina o ivermectina (ambos con capacidad antiviral y también antitumoral) está muy extendido, sobre todo en 20 países del África central.

    Y no han confinado a la población, ni han aplicado protocolos absurdos, ni se echan gel hidroalcohólico neuróticamente cada dos segundos, ni llevan mascarillas inútiles, ni aplican absurdas distancias de seguridad, ni milonga alguna.

    Y sus tasas de vacunación son ridículas (2-3%).

    Primera imagen: países donde hay mayor prevalencia de malaria y donde es habitual que se usen antiparasitarios como Ivermectina (que también son antivirales). Segunda imagen: países con mayor prevalencia de COVID.

    Entonces, ¿Por qué ahora quieren los países “ricos” enviarles vacunas a África, si allí no muere casi nadie de COVID?

    Para ocultar que la vacunación no es más que un gigantesco globo lleno de nada, al eliminar el grupo de control: al igual que los no vacunados de países como España son el grupo que, por comparación, destapa el tinglado, como dejarán claro los datos que aportaré en los siguientes artículos.

    Los africanos son los países “no vacunados” grupo de control que, al compararse con los “ricos” muy vacunados hacen saltar las alarmas. Pero en vez de atacarlos con saña, como hacen aquí todos los medios con los individuos no vacunados, se les trata con condescendencia, diciendo que vacunarlos es una acción llena de empatía y bondad.

    Manipulación emocional. Argumentos torticeros. Basura.

    Imagen
    Los datos de la vergüenza. Los que ningún medio oficial enseña.

    Actualización del 27/01/2022: comparativa de muertes por millón, casos, «refuerzos» (terceras dosis) administradas y nuevas admisiones en UCI en 4 países representativos de formas muy diferentes de abordar la «pandemia»:

    Israel con 4 dosis puestas y draconianas medidas restrictivas; EEUU con alta tasa (pero variable) de vacunación; Japón, con alta tasa de dos dosis de vacunas pero muy pocas de tres y uso de Ivermectina y tratamiento temprano; India, con bajo porcentaje de vacunación y uso de ivermectina y tratamiento temprano.

    Los gráficos son abrumadores y desmontan de golpe toda la falaz narrativa:

    Y, por último: acaba de publicarse, en enero de 2022 un estudio prospectivo con más de 150.000 personas en Brasil. Los resultados son concluyentes: la Ivermectina funciona (estudio).

    ***

    El tratamiento temprano JAMÁS será permitido en países donde manda la secta tecnocientífica, basada en fármacos nuevos, caros y patentables, porque:

    • Eliminaría la necesidad de vacunar: los pacientes infectados y curados desarrollan además inmunidad duradera, que a su vez corta la transmisión, lo que conduciría a una inmunidad REAL de rebaño. Estas “vacunas” no inmunizantes sólo conducen al rebaño.
    • Haría inútiles los pases de vacunación, cuyo objetivo es controlar al ciudadano y obligarle a vacunarse al restringir sus derechos fundamentales. Porque quizá ese es el auténtico objetivo de esta “pandemia”.
    • Haría inservibles fármacos carísimos patentables, algunos que están a punto de salir para conseguir un nuevo pelotazo comercial, y otros que usaron durante muchos meses pese a demostrar ser dañinos, como el Remdesivir, en el que los gobiernos han gastado cientos de millones, incluso después de que hasta la misma OMS reconociera que NO era eficaz y tenía graves riesgos (noticia). Ahora están a la espera de usar otros fármacos de Pfizer y Merck, cuyo fundamento es similar al de la Ivermectina (justo por eso la atacaban), pero muy caros, mucho más ineficaces y mucho más dañinos.

    Comparativa entre tratamientos baratos y patentables en varias tablas:

    Comparativa entre Molnupiravir y simple lavado nasofaríngeo con Yodo.
    Comparativa entre suplemento de Melatonina y el carísimo y tóxico Remdesivir.
    Comparativa entre Molnupiravir e Ivermectina.
    Comparativa entre molnupiravir y fluvoxamina.
    Comparativa entre Remdesivir, Molnupiravir y la simple suplementación con Vitamina D3.
    Imagen
    Comparativa de evidencia entre Ivermectina y otros medicamentos aprobados. Ivermectina sigue necesitando «más evidencia».

    Lo bueno que trae el delirio.

    Dentro de todo este delirio ¿Sabes lo bueno que está destapando la pandemia? La evidencia científica y la relevancia clínica que demuestran tantos tratamientos baratos y que apoyan lo que algunos ya sabríamos: que todas las dolencias están relacionadas y comparten similitudes metabólicas que pueden abordarse con herramientas terapéuticas similares y muchas de ellas baratas e inocuas, en vez de buscar miles de diferencias que sólo benefician a una industria que busca múltiples patentes farmacológicas.

    Que los tratamientos eficaces contra COVID lo son también contra cualquier infección avanzada, que los millones anuales de muertos por gripe, malaria, tuberculosis y cualquier sepsis podrían disminuir radicalmente a partir de ahora. Y también apuntala la estrategia que algunos llevamos preconizando durante años para el cáncer: casi todos los tratamientos antiinfecciosos (antivirales, antibacterianos, antifúngicos y antiparasitarios) son también en mayor o menor medida antitumorales y viceversa; y que hay tratamientos combinados sencillos, casi inocuos y baratos que, añadidos al estándar de tratamiento de quimioterapia e inmunoterapia, podrían aumentar progresivamente la calidad y cantidad de vida de los enfermos de cáncer, hasta encontrar la combinación que permita ganar el premio gordo.

    Lo expliqué en este artículo y en otros como éste conté por qué es IMPOSIBLE que el sistema “cure” absolutamente nada.

    ***

    Este primer artículo sólo ha cubierto una parte pequeña de este delirio, pero lo suficiente para que comprendas que la “pandemia” podría haberse detenido en un mes, y que podrían haberse evitado millones de muertes e incontables daños económicos, físicos y psíquicos.

     Quizá ese era el objetivo perseguido: una doctrina del shock que oculta negras agendas sociales, económicas y políticas, como explicaré en otros artículos.

    En el siguiente continuaremos analizando otros eslabones de la farsa. Elementos imprescindibles para sostener este entramado de manipulación como, por ejemplo, las PCR.

    El recorrido será delirante pero apasionante, entristecedor pero esperanzador.

    ***

    Imagen destacada de Markus Spiske en Pexels

    43 Comments

    1. Iván 29 de diciembre de 2021
      • Alfonso Fernández 29 de diciembre de 2021
    2. Pilar 29 de diciembre de 2021
      • Alfonso Fernández 29 de diciembre de 2021
    3. Nahuel 30 de diciembre de 2021
      • Alfonso Fernández 3 de enero de 2022
    4. Rosi 3 de enero de 2022
      • Alfonso Fernández 3 de enero de 2022
    5. GERARDO RODRIGUEZ POLO 3 de enero de 2022
      • Alfonso Fernández 3 de enero de 2022
    6. Juan Pablo 3 de enero de 2022
      • Alfonso Fernández 3 de enero de 2022
    7. Juan Lopez 3 de enero de 2022
      • Alfonso Fernández 3 de enero de 2022
    8. Rosalicia Bazán 3 de enero de 2022
      • Alfonso Fernández 3 de enero de 2022
    9. Pedro 4 de enero de 2022
      • Alfonso Fernández 4 de enero de 2022
    10. Jose Luis 4 de enero de 2022
      • Alfonso Fernández 4 de enero de 2022
    11. Rosa Badia 4 de enero de 2022
      • Alfonso Fernández 4 de enero de 2022
      • Alfonso Fernández 4 de enero de 2022
    12. Javier 4 de enero de 2022
      • Alfonso Fernández 4 de enero de 2022
    13. José Luis Martínez 4 de enero de 2022
    14. Cristian 4 de enero de 2022
      • Alfonso Fernández 8 de enero de 2022
    15. Javi 4 de enero de 2022
      • Alfonso Fernández 8 de enero de 2022
    16. María José 4 de enero de 2022
      • Alfonso Fernández 8 de enero de 2022
      • Alfonso Fernández 8 de enero de 2022
    17. TREX 10 de enero de 2022
      • Alfonso Fernández 10 de enero de 2022
    18. Rua 19 de enero de 2022
      • Alfonso Fernández 19 de enero de 2022
    19. Cristina 2 de junio de 2022
    20. javier 21 de enero de 2023
    21. WALTER 7 de junio de 2023
      • Alfonso Fernández 8 de junio de 2023

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