terapia de ozono

Evidencia científica del potencial de la terapia de Ozono como antiviral y antitumoral

Tras analizar el potencial antiviral y antitumoral de la vitamina C y la necesidad de incluirla en el tratamiento de infecciones y cáncer por su bajísimo ratio riesgo/beneficio y coste/beneficio, le toca el turno a otra terapia que ha sido sometida a similar desprecio y que muestra parecida eficacia potencial: la ozonoterapia.

Recuerda que este artículo es un extracto que forma parte del libro “Cáncer Integral”.

Ozonoterapia y COVID-19

El ozono es un gas, descubierto a mediados del siglo XIX, cuya molécula está compuesta por tres átomos de oxígeno (O3). Se forma en capas altas de la atmósfera al interaccionar con el espectro ultravioleta del sol. Es el principal filtro de rayos UV de la atmósfera y es más pesado que el aire, por lo cual suele descender al suelo formando parte del smog.

Puede ser irritante y perjudicial al ser inhalado en altas concentraciones, pero por otras vías ejerce ciertas funciones que parecen atacar la base de numerosos procesos patológicos, y lo sabemos debido a que miles de médicos han aplicado esta terapia denigrada a cientos de miles de personas a lo largo de unos 150 años (revisión).

***

Al respecto de su uso en COVID-19, las noticias vinieron primero de Italia, donde la desesperación hizo que, quienes deberían haber permitido antes que esos ensayos, dieran de paso a regañadientes las pruebas con ozono en pacientes de COVID-19.

En los periódicos italianos comenzaron así a aparecer noticias que apenas unos meses atrás hubieran sido imposibles:

  • Noticia del 1 de marzo de un periódico italiano (donde la ozonoterapia tiene cierta extensión), que comenta los estudios realizados por científicos chinos que demuestran el potencial terapéutico del ozono contra la COVID-19 y su posible aplicación en algún centro de Italia (noticia)
  • Primer paciente de COVID avanzado en estado grave tratado con éxito con ozono (artículo)
  • Uso de ozonoterapia en Trieste (noticia)
  • Potencial del ozono como tratamiento contra COVID-19, por ISCO (International Scientific Comitee of Ozone therapy) (artículo del 13 de marzo)

Muchos médicos del mundo capaces de superar sus prejuicios pusieron oídos a ese hecho, sobre todo aquellos que ya estaban familiarizados con la terapia de ozono y conocían la evidencia, pero que habían callado hasta entonces ante la avalancha de desprestigio que podría habérseles venido encima.

En la policlínica Nuestra Señora del Rosario de Ibiza se iniciaron pruebas con unos pocos pacientes críticos de COVID-19, que consiguieron salir de su situación y recuperarse.

terapia de ozono
Encabezado de la entrevista realizada a uno de los pacientes tratados con ozono

La noticia llegó a los medios en España y latinoamérica, y algunos  entrevistaron a Alberto Hernández, anestesiólogo y jefe de la UCI del centro de Ibiza que puso en marcha la prueba.

https://youtu.be/foyFZcfrtZw
Entrevista a Alberto Hernández en La Cope

Pero desde entonces: SILENCIO. Lo que debería haber precipitado más investigación periodística y más inversión en pruebas extensas y aplicación clínica controlada se ha transformado en un canto de grillos.

Quizá eso sucedió porque la reacción posterior de los “divulgadores científicos” de este país fue de dos tipos:

Una: silencio. Tal vez para no extender la difusión de la noticia y que las personas razonables no pudiesen comparar argumentos y hacerse preguntas incómodas.

Dos: condescendencia o desprecio directo por parte de algunos miembros de la divulgación mainstream, la mayoría de ellos ligados al movimiento autodenominado “escéptico”, que se ha pasado años desprestigiando todo tipo de terapias que no han conseguido alcanzar la práctica clínica, tildando la terapia de ozono de pseudocentífica.

Entre estos últimos destaco, por ejemplo, el de dos médicos frecuentemente entrevistados en medios oficiales y con alta cantidad de seguidores en RRSS:

terapia de ozono
terapia de ozono
Tuits de un par de médicos «escépticos»
  • “Me da mucha pena”, “No puedo con ellos”

En estos momentos derramo una lágrima ante semejante reflexión compasiva (que un cínico llamaría manipulación emocional). Pero, me pregunto: ¿Quiénes son “ellos”? ¿En qué cajón de sastre común pretende meter a TODOS quienes apoyen esa terapia?, ¿Lo hace para poder manejar, de golpe, sin matices y de forma reduccionista a CUALQUIERA que lo haga?

  • “¿Por qué no lo publican? Porque no es efectiva”

Afirma que NO es efectiva. Estoy desconcertado: Para afirmar o negar una efectividad de forma tajante, ¿No es necesario que haya RCTs? Pero el problema de la ozonoterapia es que NADIE paga para poner en marcha RCTs. Si no hay RCTs no puedes afirmar sin duda que algo tiene eficacia, pero tampoco descartarlo, ¿No? Curioso escepticismo que NO duda cuando faltan datos. Que sabe las respuestas sin que la hipótesis inicial se haya puesto a prueba con las garantías que exigen. Saber la Verdad sin haberla testado es típico de los fanáticos, no de los científicos, y revela fallas cognitivas del tamaño de la catedral de Burgos.

  • “Los riesgos del ozono son muchos y bien conocidos”

¿Riesgos del ozono? ¿Seguro? Habrá que estudiarlos a fondo para ver si es cierto. En caso contrario alguien está desinformado o quiere desinformar.

El artículo de El Mundo al que hace referencia uno de los médicos (no ha acudido a Pubmed, no, ha acudido a un artículo de prensa) muestra este titular: «La ozonoterapia es un engaño mayúsculo que debemos denunciar«.

terapia de ozono
El periódico El Mundo poniendo su logo en un vídeo donde se afirma categóricametne que la ozonoterapia es un pseudotratamiento peligroso

¿Quién dice eso? El señor Jerónimo Fernández Torrente, coordinador del Observatorio contra las pseudociencias, pseudoterapias, intrusismo y sectas sanitarias que la Organización Médica Colegial (OMC).

Y dice también cosas como ésta:

«No hay ninguna evidencia científica creíble que avale el uso del ozono como un tipo de terapia médica, ni mucho menos para enfermedades serias como el cáncer. Se han publicado informes y artículos médicos sobre muertes de pacientes con este método».

«La ozonoterapia no está aprobada ni por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) ni por la Americana (FDA)»

Como si ese hecho demostrase algo salvo que una terapia NO se ha puesto a prueba; como si demostrase que NO sirve. De nuevo hace creer, de forma deliberada, que “ausencia de evidencia de eficacia” equivale a “evidencia de ausencia de eficacia”.

“De hecho, expone Begoña Barragán, presidenta del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (Gepac), ‘en Estados Unidos está prohibido su uso y la venta de máquinas de ozonoterapia’«

Como si eso demostrase nada salvo que el poder corporativo en EEUU es varios órdenes de magnitud mayor que en otras partes del mundo.

Para entender cómo se las gastan asociaciones de pacientes como GEPAC, cuáles son sus servidumbres, quién les paga, y hasta donde llega la infiltración de los lobbies farmacéuticos en TODAS las organizaciones sanitarias, leed este artículo, titulado: “¿Por qué perdemos la guerra contra el cáncer? (III): control informativo, corrupción institucionalizada y manipulación”.

Tampoco es extraño que el señor Torrente sea elevado a los altares por los medios del movimiento pseudoescéptico, a su vez fuertemente ligado con la mayor de las ortodoxias corporativas.

Argumentos de autoridad, por un lado. Afirmaciones emocionales y tremendistas, por otro, por parte de personas que consideran la quimio una bendición y no resaltan las muertes que produce CADA DÍA. Que consideran “casos anecdóticos” y “amimefuncionismo” los reportes de recuperaciones al usar medidas no estándar, pero que no tienen empacho en resaltar sólo los casos SOSPECHOSOS de haber sido producidos por la terapia de ozono.

Más adelante indagaremos en profundidad en la veracidad de esas afirmaciones.

***

Tanto ese artículo como la reacción de los médicos “escépticos” en tuiter exponen hechos muy graves: de ser cierto lo que dicen, tendrían razón en denunciar a los médicos que se han atrevido a tratar a los pacientes con terapias tan inútiles y dañinas, y la ozonoterapia debería ser prohibida.

Pero, de ser falsas sus acusaciones, estarían difamando a los médicos que trataron a los pacientes y a la clínica que dio de paso la terapia (toda una conspiranoia) y cometiendo una negligencia, al impedir que otros pacientes de COVID-19 pudieran beneficiarse de una terapia potencialmente efectiva. Eso sí que sería, desde luego, “una pena”.

Quedaría por determinar, en ese caso, si el daño por omisión se produce debido a ignorancia, miedo al castigo de los matones de su grupo o a algo mucho peor.

Argumentos ad Hominem

Veamos en primer lugar quién es uno de los médicos que participaron en la prueba de Ibiza y a quien entrevistaron en diferentes medios españoles, Alberto Hernández.

Sólo resumiré brevemente su curriculum: Alberto Hernández es Médico Especialista en Anestesiología y Reanimación. Diplomado Europeo en Anestesia y Medicina Intensiva. Imperial College Healthcare NHS Trust, Hammermsith Hospital, Departamento de Anestesiología y Cuidados Críticos, Londres. Capio Hospital Universitario Sagrat Cor, Unidad de Críticos, Barcelona. Hospital Quirón Salud de Barcelona. Y, como ya dije, es jefe de la UCI de la policlínica Nuestra Señora del Rosario de Ibiza.

Colaborador de la Revista AnestesiaR y nombrado en 2016 representante de los anestesistas españoles que se dedican a la anestesia cardíaca, torácica y/o vascular en la EACTA (European Association of Cardiothoracic Anaesthesiologists) (noticia).

Alberto ha publicado dos libros y un curso en la editorial Panamericana:

  • Situaciones críticas en Anestesia y en cuidados críticos (libro)
  • Medicina intensiva en el enfermo crítico (libro)
  • Curso de situaciones críticas en anestesia y cuidados críticos (curso)

Uno de los médicos de tuiter afirmaba que “si no se publicaban sus hallazgos en forma de estudio es porque la ozonoterapia no servía”.

No han publicado aún los reportes de casos, pero Alberto sí es coautor de dos artículos donde se describen los protocolos que propone, basados en la experiencia y literatura médica existente, tanto respecto al uso de ozono como de vitamina C.

  • Propuesta de protocolo de uso de vitamina C en pacientes de COVID-19, publicado en la revista Neurocritical Care Society, junto con Peter J. Papadakos, profesor de Anestesia, Cirugía, Neurología y Neurocirugía de la Universidad de Rochester, Nueva York (artículo)
  • Artículo publicado en abril de 2020 en la Revista española de Anestesiología y Reanimación: “Dos terapias conocidas podrían ser efectivas como adyuvantes en el paciente crítico infectado por COVID-19” (se refieren a Vitamina C IV a altas dosis y Ozonoterapia) (artículo)

Por supuesto a un servidor le importan muy poco los títulos y los argumentos de autoridad, pero no así a quienes han aparecido en las redes haciendo acusaciones.

El grupo al que pertenecen basan todo su argumentario en que hay personas con conocimientos expertos que poseen “la verdad” acerca de un tema, que es imposible que esa verdad no sea objetivamente “cierta” y que todo aquel que no sea un experto, demostrable por medio de un título, pueda aportar información científicamente válida. No sólo eso, sino que frecuentemente le endilgan unas intenciones aviesas, suponiendo que lo que dice lo dice por interés, para “engañar” a incautos y enriquecerse. La paranoia elevada a objetividad sin fisuras. Los que reclaman “evidencia” a los demás dejándose llevar por la pura visceralidad.

Tengo pocas dudas de que, en este caso, esos mismos usarán ahora contra mí el argumento de que “mostrar sus títulos es una falacia de autoridad”, porque no hay sofisma ni incoherencia en la que no incurran.

Si resalto el curriculum del médico a quien han considerado poco menos que un estafador es sólo para dejar constancia de que quienes usan muchas terapias que los “escépticos” desestiman son con frecuencia médicos bien consideradas dentro de su profesión y no vulgares matasanos. Además, se juegan su reputación al usar esas terapias, lo cual es una prueba de que tienen “Skin in the game”.

No hacer nada para no ser señalado y difamado es siempre menos arriesgado. Y más cobarde. Aunque aún más cobarde es señalar desde la comodidad de una red social, protegido por el establishment y por tu grupo de amigos, algunos de los cuales son habituales linchadores.

Pero esto es circunstancial. Lo más importante no es quién aplica una terapia, sino determinar la eficacia e inocuidad de dicha terapia.

Teniendo en cuenta la situación de emergencia que vivimos con la pandemia, la obligación de todo médico es investigar antes de verter opiniones de semejante calibre ¿Será que ya lo han hecho y tienen datos que las justifican? ¿Tendrán razón quienes consideran que hay “evidencia de que no sirve” y de que “tiene graves efectos secundarios”?

Quiero enterarme yo también, investigando, única manera de no opinar de oídas.

Revisemos por tanto qué organizaciones estudian la terapia de ozono y desde cuándo, los estudios para analizar sus riesgos, sus potenciales mecanismos de actuación y la evidencia científica disponible de su potencial eficacia en diferentes dolencias.

Asociaciones que investigan el uso de Ozono. Países donde se utiliza

A lo ancho del mundo se han ido creando asociaciones que sirven como punto de reunión de científicos y médicos dedicados a la aplicación de la terapia de Ozono, donde comparten hallazgos y estudios científicos.

Podríamos seguir, pero este listado bastará para dar una idea del alcance de la terapia de ozono y de la cantidad de profesionales que se dedican a su aplicación. El ozono lleva usándose en aplicaciones médicas desde hace unos 150 años.

En 1933 comenzó su lento pero constante desprestigio y arrinconamiento, sobre todo en EEUU. En Europa, sin embargo, siguió usándose más. En Alemania casi 7000 profesionales la utilizan habitualmente, y los generadores de ozono son frecuentes en las ambulancias para tratar a pacientes con ictus. La incidencia de daños permanentes en estos pacientes tratados con ozono es mucho menor que en quienes no se utiliza (revisión).

Rusia, Cuba y Turquía lo han reconocido en su legislación, así como Italia y algunas regiones de España. Por lo tanto, a la evidencia abundantísima y a la tonelada de experiencia empírica acumulada se une la protección legal que algunos países le otorgan.

La mera existencia de esas diferencias legales ya avisa de una incongruencia: en ningún sitio se considera que el asesinato sea legal ni éticamente aceptable, pero no en todos los sitios es ilegal consumir cannabis. Que en algunos sitios se haya legislado el ozono tal vez indique que encuentran razones que lo hacen aceptable. Es difícil pensar que en Alemania, Rusia, Cuba, Turquía o Italia sean estúpidos o miserables e ignoren el supuesto daño e inutilidad de la terapia.

Los tuiteros que utilizan las definiciones hiperbólicas y tajantes: “no sirve para NADA”, están llamando absolutos ignorantes o algo mucho peor (estafadores), a los legisladores sanitarios de esos países y a decenas de miles de médicos en todo el mundo que aplican y aplicaron por más de 150 años la terapia: al parecer, todos ellos sufren un delirio colectivo o buscan enriquecerse a costa de sus pacientes, utilizando a sabiendas una terapia dañina e ineficaz. Toda una conspiración internacional.

Curiosamente, esos mismos médicos tuiteros llaman frecuentemente “conspiranoicos” a quienes denunciamos las prácticas, objetivamente demostrables, de la industria y de la oncología oficial, empecinada en usar sólo quimioterapias que han demostrado escasa eficacia, alta toxicidad y elevadísimos costes. Hay abundante evidencia científica de ello.

Hay quien diría que son ciegos a su paranoia, pero eso es lógico porque paranoia significa “conocimiento de uno puesto en el otro” (versión fina del “cree el ladrón que todos son de su condición”): acusar al otro de lo que ellos son culpables es un cómodo recurso para librarse de los dolorosos procesos cognitivos que implican mirarse a un espejo mental, indagar uno mismo y contradecir a tu grupo, que te ofrece protección frente a tus cobardías.

Publicaciones

El nutrido grupo de estafadores o ignorantes aumenta al añadir a quienes se han atrevido a publicar libros enteros dedicados a la terapia de ozono.

Médicos que no sólo se sitúan dentro de ese cajón de sastre etiquetado como “terapias alternativas y complementarias” sino que suelen usar técnicas totalmente convencionales pero no pueden ignorar por más tiempo la evidencia científica acumulada, ni la empírica que viven todos los días.

Hay DECENAS de libros publicados en múltiples idiomas.

Unos pocos ejemplos:

  • Listado de unos 75 libros, accesibles desde Amazon, que hablan de ozonoterapia, en varios idiomas (enlace)
  • Por si alguien considera que los libros de Amazon no tienen suficiente “pedigrí” científico, aquí dejo un listado con unos 30 libros publicados, algunos de los cuales se venden desde editoriales como Springer (listado).

En este magnífico repositorio público hay CENTENARES, quizá MILES de documentos que abordan la terapia de ozono desde todos los ángulos y que se publican desde hace DÉCADAS: libros, documentos legales, comunicados de prensa y toneladas de estudios científicos de cada una de las múltiples vías de administración de la terapia en cada una de las patologías para las cuales ha demostrado alguna eficacia.

El volumen de lo publicado; la cantidad de personas valiosas involucradas en usar y ayudar con esta terapia, poniendo en juego su reputación, es tal, que sólo podemos hablar de una enorme conspiración, que sólo puede ser de dos tipos:

  1. Miles de médicos se han unido en todo el mundo, a lo largo de décadas, para usar algo dañino y/o inútil.
  2. El estamento oficial (médicos y organismos ligados al estándar más ortodoxo) y los medios de comunicación, influenciados por la industria, tratan de impedir que algo no patentable y útil opaque terapias mucho menos útiles pero mucho más rentables.

Vamos a seguir indagando para comprobar cuál de esas dos teorías de la conspiración es más plausible.

Vías de administración

El ozono se crea a partir de oxígeno, que es sometido a un gradiente de alto voltaje, reproduciendo las condiciones de la atmósfera. Las mezclas usadas siempre son con al menos un 95% de O2 y no más de un 5% de O3.

Las vías de administración son múltiples (revisión):

  • Infusión IV directa.
  • Autohemoterapia mayor: sangre con anticoagulante mezclada con ozono es de nuevo infundida en un vaso sanguíneo.
  • Autohemoterapia menor: sangre mezclada con ozono se inyecta de forma intramuscular.
  • Insuflación rectal/vaginal: ozono humidificado es administrad mediante un catéter.
  • Embolsado de extremidades o del cuerpo: el cuerpo entero o alguna parte es bañada en ozono humidificado.
  • Agua ozonada: el ozono se disuelve fácilmente en agua, para ser aplicada tópicamente o bebida.
  • Ozono en suero salino: usado tópicamente o en infusión IV.
  • Administración intra-articular: para tratamiento de articulaciones y proloterapia.
  • Prolo/escleroterapia.
  • Aceite de oliva ozonado: el ozono se burbujea a través de aceite. Esto produce aceite ozonizado que no es irritante y puede ser aplicado tópicamente o en mucosas sin ocasionar irritación.
  • Inhalación: NO directamente del gas ozono (que es irritante), sino del aceite ozonizado.
  • Inyección subconjuntiva: para tratar úlceras y keratitis.
  • Gingival y en inyección dental: para eliminar infecciones orales.
  • Insuflado en vejiga: para eliminar infección.
  • Protrusiones discales: proloterapia que puede ser inyectada en espacios interdiscales para acelerar curación.
  • Auricular: de forma directa, humidificado o de otras formas.

Riesgos

Debemos describir los riesgos del ozono, que existen, porque todo tratamiento los tiene.

Pero suceden cosas reveladoras: los mismos que inciden en los efectos secundarios del ozono pasan de puntillas por los de la quimioterapia, que cuenta con mucha evidencia, una que certifica que su eficacia es bajísima, su coste elevadísimo y su toxicidad enorme, frecuentemente letal (hablé de ello en este artículo; en éste comenté la utilidad de la quimio a dosis bajas; y en éste hablé de cómo mejorar su efectividad).

Si el argumento de los “escépticos” es que merece la pena sufrir los efectos secundarios debido a las enormes ventajas terapéuticas que aporta la quimio, en los anteriores artículos demuestro que ése es un argumento como mínimo discutible, frecuentemente falso: el aporte a la cantidad extra de vida de la mayoría de las quimioterapias es mínimo y sus ratios riesgo/beneficio y coste/beneficio elevadísimos. Ya describí en ese mismo artículo que el valor de la métrica QUALY (coste por año añadido con calidad de vida) es habitualmente estratosférico en casi todas las quimioterapias.

Por eso, me pregunto: si la quimioterapia tiene efectos tan tóxicos pero ciertas personas SÓLO se enfocan en los de la Ozonoterapia ¿Será que el ozono es aún MÁS venenoso que la quimio y de ahí las prevenciones y admoniciones de ciertos grupos?

Vamos a comprobarlo.

NOTA: dejaré constancia también de casos anecdóticos en donde hay correlaciones entre aplicación de ozono y un suceso patológico, porque así como tengo en cuenta los que favorecen una terapia, es mi deber considerar los que la descartan o que arrojan sospechas de efectos secundarios inesperados.

En este apartado del amplio repositorio dedicado a la ozonoterapia pueden consultarse sus riesgos y efectos secundarios.

Hemólisis por insuficiencia de la enzima G6PD

Es el mismo problema que sucede con la vitamina C, para el cual también ésta está contraindicada (estudio). La deficiencia es rara, generalmente sólo se asocia a anemias leves y, en los casos graves, los que pueden dar auténticos problemas, quienes la padecen suelen ser conscientes de ello. Tiene un carácter hereditario y asociado al cromosoma X, por eso la mayoría de afectados son hombres.

Aunque sólo suele dar problemas en deficiencias severas, es conveniente hacer siempre un análisis al paciente antes de someterse a la terapia de ozono.

Profundicé en todo ello en este artículo, donde comento la hipótesis de que las sustancias desaconsejadas para personas con deficiencias severas de esa enzima seguramente serán las aconsejadas para pacientes de cáncer o COVID-19 que no presentan dicha deficiencia.

Problemas derivados de un mal uso

Algo que podría suceder en CUALQUIER intervención útil, que no depende del procedimiento en sí sino de que el profesional no haya tenido las precauciones higiénicas o procedimentales básicas, o haya cometido un error durante la aplicación del tratamiento.

Por ejemplo:

  • Caso de transmisión de hepatitis C (estudio)
  • Caso de severo dolor de cabeza tras terapia de ozono: pneumocephalus (estudio). Nota: puede darse en todo procedimiento que exija hacer punciones durales, como anestesia lumbar epidural o inyección epidural de esteroides. La mujer de 41 años fue dada de alta a los dos días.
  • Caso de muerte inesperada por embolismo durante terapia de ozono. El embolismo puede suceder en toda terapia que se aplique de forma intravenosa (estudio)

Ataque vasovagal

Sucede debido a una bajada brusca del ritmo cardíaco y la presión sanguínea, que pueden inducir una pérdida de conciencia, generalmente breve.

No suele ser peligroso (salvo que se produzca una caída en situaciones no controladas en hospital o similar), pero requiere de la presencia un médico experimentado que sepa actuar en ese caso.

No se asocia sólo a la técnica con ozono, se produce también debido a otras intervenciones como la extracción de catéteres urinarios (caso) o la inserción de catéteres epidurales (caso) y no por eso vamos a dejar de utilizarlas.

Casos anecdóticos con problemas que correlacionaron con el uso de ozono

Aunque no existe NI UNA SOLA intervención que no arroje riesgos, y la literatura está llena de casos anecdóticos como estos, asociados a cualquier intervención terapéutica, es necesario adelantarse a los mamporreros que se agarrarán a un clavo ardiendo para desacreditarla.

Estos casos anecdóticos no son ni la millonésima parte de los que diariamente sufren los enfermos de cáncer con la quimio, pero, como ya he dicho, mi deber es consignarlos.

  • Caso de hemorragia intraocular en infiltración intradiscal de ozono (estudio)
  • Caso de insuficiencia vertebrobasilar (estudio)
  • Posible daño oxidativo en linfocitos de paciente con aterosclerosis (estudio)
  • ¿Caso de infarto de miocardio tras terapia de ozono? (estudio). La correlación de este caso no muestra causalidad, pero es probable que el tratamiento acelerase el movimiento del trombo y sacase a la luz una condición que debía estar ya presente.
  • ¿Disrupción del transcriptoma pulmonar? EN RATONES (estudio)

***

No conozco ni una sola intervención terapéutica que no tenga riesgos y que no cuente con anécdotas donde dicha intervención se asoció con algún daño grave pero raro. Suelen ir asociados bien a un fallo humano o a una condición subyacente del paciente.

De entre todas las intervenciones con riesgo de iatrogenia, la quimioterapia es quizá de las peores. TODOS los pacientes de cáncer sufren efectos tóxicos, incomparablemente más dañinos que los de ozono, tanto en cantidad como en extensión.

La diferencia es que la quimio es un tratamiento estándar, y a ningún médico se le caerá el pelo por aplicarla, pase lo que pase con el paciente, sirva o no, inflija daños a los pacientes o no.

Pero basta con que UNA aplicación de entre 1000 de un tratamiento NO estándar como la ozonoterapia produzca algún daño, aunque sea pequeño, para que un médico pueda verse en peligro de ser demandado, que su reputación sufra o incluso pierda su licencia.

Ahí radica la trampa: sólo los organismos reguladores (bombardeados diariamente por presiones lobistas) tienen capacidad de aprobar fármacos, que siempre están financiados por compañías que ponen el dinero para ello (y tienen el poder de “mover los postes”, usando como parámetros de éxito métricas ad hoc que poco tienen que ver con mejorar o ampliar la vida del enfermo).

Una vez aprobada la sustancia patentable, que generalmente no ha demostrado eficacia real, útil en un ámbito clínico, el médico se ve atado a esas guías oficiales, compradas con dinero corporativo, si no quieren verse expuestos a ridiculización y demandas.

Y para justificarse siempre pueden decir que usan un tratamiento “con evidencia”, aunque no sepan o no quieran saber a qué se refiere ese concepto corrompido de raíz. Esa racionalización conveniente será asumida mucho mejor cuanta menos conciencia e inteligencia tenga el médico, y le servirá para no oponerse a lo oficial y medrar. Su influencia se incrementará, los peores ascenderán y cortarán aún más el paso a quienes realmente quieren ayudar a los pacientes, pero que serán catalogados como problemáticos o magufos.

Estudios de Seguridad

Una vez comentados sus riesgos y las correlaciones con algunos efectos secundarios aislados potencialmente graves, analicemos algunos estudios dedicados a investigar el perfil de seguridad de la terapia de ozono o que la mencionan explícitamente debido a las observaciones clínicas que, durante décadas, han atesorado médicos de todo el mundo:

  • Aplicación en sujetos sanos de autohemoterapia: activación de marcadores inmunitarios, clave en infecciones y neoplasias, sin efectos secundarios (estudio)
  • Este artículo se pregunta “¿Es cierto que el ozono es siempre tóxico? El fin de un dogma”, y explica los matices que deberían hacer reconsiderar las creencias estáticas que algunos médicos han asumido como dogmas (estudio)
  • En numerosas revisiones como ésta encontramos, una y otra vez, frases como esta:

“Ozone therapy has been utilized and heavily studied for more than a century. Its effects are proven, consistent, safe and with minimal and preventable side effects”.

“La terapia de ozono ha sido utilizada y ampliamente estudiada durante más de un siglo. Sus efectos han sido demostrados y son consistentes, seguros y con mínimos y prevenibles efectos secundarios”.

  • O en este: cuyo texto del abstract es tremendamente revelador y resume con certeza lo que intento transmitir en este artículo

“Autohaemotherapy, involving bland treatment ex vivo of blood with ozone and prompt reinfusion into the donor, is a procedure mainly performed in central Europe, which is claimed to have therapeutic value in circulatory disorders, viral diseases and cancer. This practice is mostly performed in private clinics, and good clinical trials have not been published, which has understandably given rise to prejudice and scepticism. By analysing possible mechanisms of action and current hypotheses, this report attempts to explain how this procedure can be useful in such disparate diseases. The current state of the art is presented objectively, the lack of toxicity is documented, and the rationale and therapeutic advantages are discussed, with the aim of eliciting interest in carrying out controlled clinical trials.”

“La autohemoterapia, que consiste en un tratamiento suave ex vivo de sangre con ozono y una rápida reinfusión en el donante, es un procedimiento que se realiza principalmente en Europa central y que afirma tener valor terapéutico en trastornos circulatorios, enfermedades virales y cáncer. Esta práctica se realiza mayoritariamente en clínicas privadas y no se han publicado buenos ensayos clínicos, lo que comprensiblemente ha dado lugar a prejuicios y escepticismo. Al analizar los posibles mecanismos de acción y las hipótesis actuales, este informe intenta explicar cómo este procedimiento puede ser útil en enfermedades tan dispares. El estado actual de la técnica se presenta de forma objetiva, se documenta la falta de toxicidad y se discuten la justificación y las ventajas terapéuticas, con el objetivo de despertar el interés en la realización de ensayos clínicos controlados.”

Y, ¿Por qué no se hacen ensayos clínicos controlados si al parecer es efectiva en una amplia variedad de dolencias, sin efectos secundarios graves ni toxicidad?

Porque no es patentable y podría ser efectiva en muchas dolencias “diferentes”: a nadie le interesa pagar para hacer ensayos extensos porque no podrían recuperar la inversión. Se quedará, por tanto, en el limbo de la no financiación y podrá ser atacada a placer por aquellos a quienes más interesa seguir vendiendo sus moléculas patentables y seguir divulgando que las enfermedades son todas de raíz causal diferente y se necesita, por tanto, un arsenal de fármacos distintos.

Características de la enfermedad COVID-19

Antes de repasar los potenciales mecanismos de acción del ozono, analicemos las características que sabemos exhibe el SARS-COV2 al infectar al huésped y la respuesta del organismo ante ello, que puede derivar en la enfermedad COVID-19. Comprobaremos así más tarde si la ozonoterapia podría ser una terapia eficaz.

YA tenemos fundadas sospechas de que COVID-19 NO es una enfermedad respiratoria, sino sistémica. La neumonía bilateral característica de esta enfermedad es sólo UNA de sus manifestaciones clínicas, que incluye múltiples órganos y explica los síntomas variados asociados con ella: problemas cardíacos, renales, epiteliales, cerebrales, etc.

terapia de ozono
Etapas de gravedad creciente de COVID-19 (fuente)

En etapas tempranas el virus se aprovecha de un sistema inmune debilitado para medrar. Mejor dicho, se aprovecha de un desequilibrio entre los fenotipos inmunitarios dedicados a atacar a invasores (citotóxico y antitumoral) y los fenotipos dedicados a reparar heridas (reparador e inflamatorio).

Cada vez que escucho a un médico decir que “los enfermos de COVID-19 tienen un sistema inmune demasiado fuerte” siento una enorme desesperanza ante la incapacidad de entender conceptualmente algo tan vital. No, los enfermos de COVID-19 tienen un sistema inmune desequilibrado: con fenotipos débilmente activados en su defensa citotóxica, y fuertemente activados para la respuesta inflamatoria-reparadora.

Al reproducirse, el problema proviene de ese exceso de desequilibrio de fenotipos, donde al debilitado sistema citotóxico se opone un aumentado sistema inmunitario de tipo inflamatorio que, (lo mismo que sucede en el microentorno tumoral), se pone a “reparar” el tejido, produciendo una sobreexpresión de citoquinas inflamatorias, factores de crecimiento angiogénico y promoviendo la creación de coágulos.

La hipoxia de estos enfermos puede tal vez provenir no de un mal funcionamiento pulmonar, sino de una escasez de potencial sanguíneo para oxigenar. Esa hipoxia sistémica está relacionada, universalmente, con señales de proliferación, lo que explicaría el exceso de inflamación multiorgánica generalizada de COVID-19, que puede conducir a un fallo global. Por esa razón la enfermedad se asemeja, en sus etapas finales, a una sepsis.

Y por eso los respiradores son quizá tan mala idea. En muchos hospitales, casi un 80% de los que fueron sometidos a esa intervención murieron, pero nadie pareció muy preocupado: a fin de cuentas es una medida “oficial”, promovida por “los de arriba”, así que ningún médico puede ser culpado por haber seguido las órdenes como cabestros.

Por tanto, el tratamiento ideal sería aquél que hiciera todas estas cosas en cada etapa:

  • Promover un balance equilibrado de fenotipos inmunitarios. Las métricas que apuntan a ello son el ratio neutrófilos/linfocitos y cobre/zinc, elevadísimos en muchas dolencias, COVID-19 entre ellas, son los indicadores más fiables de ese desequilibrio, donde el sistema inmune citotóxico está impedido y el reparador inflamatorio sobrerrepresentado.
    • La vitamina D hace que el sistema inmune citotóxico se active (y el magnesio activa la vitamina D)
    • El zinc disminuye el ratio cobre/zinc, frena la angiogénesis y activa también el fenotipo citotóxico del sistema inmune.
    • La hidroxicloroquina o la quercetina son ionóforos que ayudan al zinc a entrar en la célula y hacer su labor activadora.
    • La melatonina por la noche actúa como señalizador antioxidante global y como regulador endocrino.
    • La vitamina C activa el sistema inmune
  • Impedir que el virus se replique: vamos a comprobar si el ozono hace eso también
  • En etapas avanzadas, con el organismo sufriendo una hipoxia sistémica se necesita un medio de oxigenarlo e impedir la formación de coágulos: los anticoagulantes ayudan a lo segundo; comprobemos si el ozono puede ayudar en lo primero.

Mecanismos de acción del ozono relacionados con acciones del SARS-COV2

Analicemos ahora los mecanismos de acción que parece exhibir la terapia de ozono, para encontrar paralelismos con los síntomas de COVID-19

Biocida

Externo

El ozono es el biocida externo más eficaz junto con el dióxido de cloro (estudio, estudio). Se usa extensamente en la desinfección de agua, alimentos y superficies (lo mismo que el dióxido de cloro), y está demostrando su utilidad específica durante la pandemia para eliminar de forma rápida y eficaz amplias superficies sin producir efectos secundarios: al depositarse, reacciona casi inmediatamente y el residuo resultante es oxígeno (artículo)

Interno

Si el ozono induce una desinfección externa tan eficaz, tiene sentido que sea también interna, teniendo en cuenta la baja toxicidad que hemos demostrado presenta.

En este estudio se resalta la capacidad directa de producir remisiones prolongadas o de eliminar por completo virus en sangre

Inmunomodulador

El primer paso para evitar la infección es cortar de raíz su replicación tras la entrada del virus en el cuerpo. En la primera entrega del libro ya analicé más ampliamente el sistema inmunitario y sus especies y fenotipos, pero recordemos que el sistema de anticuerpos es sólo uno de los posibles mecanismos de defensa inmune.

El organismo tiene formas de lidiar con las infecciones sin tener que recurrir al sistema antígeno-anticuerpo, y el sistema innato puede hacerse cargo de atajar una infección sin echar mano de esa arma.

Recuerdo de nuevo el contenido de este vídeo que grabé para regenera y donde explico conceptos que ayudarían a muchos a entender, de forma muy simplificada pero aplicable de forma práctica, los dos principales fenotipos inmunitarios.

Un fenotipo citotóxico-antitumoral fuerte permitirá atajar de raíz los intentos de invasión de microbios y los inicios de avance y replicación de células transformadas en cancerígenas.

Por su parte, en etapas avanzadas, lo ideal es frenar la cascada inflamatoria que conduce a un exceso de “reparación” aberrante, más hipoxia y angiogénesis desenfrenada, similar a la que presenta una neoplasia.

El ozono induce una inmunomodulación, al promover un equilibrio de fenotipos citotóxicos/inflamatorios, y eso se traduce en utilidad en enfermedades de espectros aparentemente “opuestos”: tanto aquellas autoinmunes, caracterizadas por un exceso de defensa inmunitaria -por ejemplo asma (estudio) o psoriasis (estudio)- como en aquellas determinadas por un exceso de respuesta inflamatoria (estudio): el ozono elevó el ratio TH1/TH2, que está disminuido en pacientes de cáncer y que, como expliqué en el apartado dedicado al sistema inmune, implica un debilitamiento de fenotipos citotóxicos y exceso de especies inflamatorias que colaboran con la proliferación y angiogénesis de células infectadas y tumores.

Resaltemos que en este estudio el ozono hizo SINERGIA con la quimioterapia estándar.

Mejora de oxigenación tisular

Mejora de parámetros que demuestran mayor eficacia de oxigenación de tejidos tras el uso de terapia de ozono en pacientes con oclusión arterial periférica (estudio)

Ratas macho diabéticas tratadas con ozono experimentaron incrementos significativos de óxido nítrico y vasodilatación, que se tradujo en mejoras en la erección (estudio)

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Hemos hecho, por tanto, un análisis que permite establecer la hipótesis de que el uso de ozono en COVID-19 estaría fisiológicamente justificado, al tener el potencial de actuar en todas las etapas de la COVID-19: desde la inicial, donde es más importante frenar la replicación viral, hasta la avanzada, donde el peligro lo constituye la degeneración de la capacidad oxigenativa del cuerpo, la hipercoagulación, la hipoxia, la angiogénesis aberrante y la liberación de citoquinas en cascada inflamatoria (las MISMAS características observables en cualquier masa neoplásica).

Pero vayamos al grano y revisemos la evidencia disponible

Evidencia científica

A 1 de octubre de 2020 se registran 10.054 resultados en la base de datos de Pubmed, desde 1855 hasta 2020, que contengan en el título del estudio términos relacionados con el ozono y la terapia de ozono.

Son 24.841 los que contienen el término ozono cuando no se especifica que deba aparecer en el título del estudio.

La lista de dolencias de las cuales hay alguna indicación de beneficio al ser tratadas con ozono es de unas 114.

Algunas de las que cuentan con evidencia científica, con algunas referencias breves:

  • Desinfección tópica y de superficies de todo tipo de microbios (estudio, estudio)
  • Problemas dentales (estudio)
  • Curación de heridas (estudio)
  • Complicaciones diabéticas (estudio)
  • Dolor (estudio)
  • Problemas circulatorios y cardíacos (estudio)
  • Hipertensión (estudio)
  • Salud reproductiva (estudio)
  • Endometritis (estudio)
  • Hernias lumbares y dolor en espalda baja (estudio)
  • Ciática (estudio)
  • Isquemia (estudio, caso)
  • Osteitis (estudio)
  • Enfermedades de la piel (estudio)
  • Reumatismo/artritis (estudio)
  • Fibromialgia (estudio, estudio)
  • Parálisis cerebral (estudio)
  • Infecciones víricas (COVID-19 entre ellas), fúngicas y bacterianas (más adelante listaré varios estudios)
  • Cáncer (más adelante listaré varios estudios)

Ante esta lista suelen crecer como hongos comentarios del tipo: “Cuando algo es bueno frente a muchas dolencias es una alerta roja de magufería y pseudociencia”.

Quienes dicen eso han sido convencidos por la medicina oficial de que las dolencias tienen orígenes diferentes. Pero luego no son capaces de explicar por qué para la misma medicina casi todo tiene un origen idiopático, esto es, desconocido. Bueno, si jugamos, jugamos para todo: si el origen de varias dolencias es “desconocido”, luego no puedes venir a decir que NO puede ser el mismo para todas. O lo sabes o no lo sabes.

Al revisar lo que sí sabemos, luego de tantas décadas, comprendemos: la heterogeneidad de causas conduce a la diversidad de fármacos, que es el objetivo REAL perseguido desde hace casi un siglo. La curación es una farsa escondida a plena luz del día, porque implicaría comprender, de forma cabal, cual es el origen de tantas enfermedades y, si el origen se revela común, se acabó el baile: unas pocas acciones, muchas de ellas sencillas y baratas, prevendrían la aparición de todas ellas, y otras medidas y fármacos baratos, viejos y no patentables, podrían tratarlas TODAS a la vez.

Por eso una terapia realmente válida suele servir para cáncer, Alzheimer, Parkinson, infecciones, fibromialgia, diabetes, etc. Por eso la basura patentable raramente muestra eficacia que no sea sólo parcial. Por eso matarán a su madre para que el motor de la ganancia exponencial con la multiplicación de fármacos que siempre hacen lo mismo no se detenga. Por eso difamarán a quien sea para impedir que los ciudadanos comprendan el alcance de un engaño global que dura décadas.

***

Nos enfocaremos ahora más específicamente y con mayor profundidad en la eficacia de la terapia de ozono como antimicrobiana y antitumoral. Y también en su eficacia general como antiinflamatorio: recordemos que en etapas avanzadas de infecciones como la de COVID-19 el problema no es tanto el virus como la tormenta de citoquinas, esto es, la respuesta inflamatoria exacerbada del organismo. De igual forma, una neoplasia no es sino una “herida que nunca cura”, azuzada por factores inflamatorios.

Tal vez esa es la razón por la cual sus efectos son tan amplios y palpables en tantas dolencias, cuya base conceptual puede radicar en dicho exceso inflamatorio o descompensación y desequilibrio de fenotipos de especies inmunitarias.

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Nota: el ozono es un oxidante. Pero que el ozono ejerza estrés oxidativo no implica que siempre vaya a ejercer daños. Ni oxidantes ni antioxidantes acaparan efectos “positivos” o “negativos” de forma absoluta. Las cosas son mucho más complejas de lo que los apresurados y reduccionistas titulares de la medicina oficial quieren hacer creer.

Expliqué parcialmente ese hecho en el artículo dedicado a estudiar la evidencia de la vitamina C y más extensamente en el artículo dedicado a los antioxidantes, multirresistencia y cáncer.

Efecto antiinfeccioso, con énfasis en estudios en COVID-19

Recordemos que las infecciones avanzadas como la de COVID-19 suelen ir acompañadas de infecciones oportunistas de otros microbios (a fin de cuentas se desarrollan en un organismo frecuentemente débil en su defensa citotóxica y exacerbado en sus fenotipos inflamatorios), así que encontrar una terapia que ejerza funciones antimicrobianas amplias sería lo ideal.

  • Estudio de ozonoterapia en pacientes con neumonía COVID-19. (estudio) Aún sin pasar revisión por pares. 18 pacientes ingresados con COVID-19, confirmada por pruebas de laboratorio y con severa neumonía bilateral. Edad media 68 años; 13 de ellos varones. Se les aplica autohemoterapia. Parámetro de éxito: tiempo desde admisión en hospital y mejora clínica. Parámetros secundarios: mejoras al día 7, 14 y 28 tras admisión, además de marcadores de inflamación (proteína C-reactiva, dímero D, lactato deshidrogenasa y ferritina). Mejora significativa y menor tiempo hasta mejoría clínica al día 7 y mucho mayor al día 14.
  • Terapia “inmunocéutica” de ozono para pacientes con COVID-19. Reporte de evidencia preliminar (estudio). 50 pacientes de COVID ingresados en UCI, todos hombres, mayores de 60 años y con ventilación invasiva no mecánica. Después del tratamiento con ozono se produjo una mejora rápida y significativa en los índices de inflamación y oxigenación, y dentro de los primeros 9 días después del tratamiento, a pesar de los 14-20 días esperados. Se observó una reducción significativa de los marcadores inflamatorios y tromboembólicos (PCR, IL-6, dímero D). Además, se informó de una mejoría en los principales índices respiratorios, como los marcadores respiratorios y de intercambio de gases (% SatO2, relación PaO2 / FiO2).
  • Uso compasivo de Ozono en infección por SARS-COV2, teniendo en cuenta las etapas de la enfermedad (descritas anteriormente en este mismo artículo) y la evidencia previa que confirma su valor para reducir la inflamación y la carga viral y para mejorar la oxigenación tisular (estudio).
  • Evaluación de la eficacia preliminar de la terapia de Ozono contra COVID-19. Estudio de dos casos en etapas severas de la enfermedad (estudio).
  • Terapia de ozono como posible opción para el manejo de COVID-19 (artículo). Los autores exponen los motivos por los cuales la ozonoterapia podría ser eficaz.
  • Acción protectora de la terapia de Ozono frente al daño orgánico ocasionado por COVID-19. Los autores afirman que SE NECESITAN ensayos extensos (estudio).
  • Uso de ozonoterapia para tratar a pacientes de tuberculosis (estudio)
  • Potencial antifúngico de la ozonoterapia (estudio)
  • Potencial antibacteriano de la ozonoterapia (estudio): su papel potencial para contribuir a frenar la expansión de bacterias multirresistentes debe ser considerado.
  • Potencial antiparasitario de la ozonoterapia (estudio)
  • Propuesta de uso de ozonoterapia y otras terapias oxidativas como solución a la crisis emergente por el manejo de enfermedades infecciosas: revisión del conocimiento y experiencia actuales (estudio)

Recordad: TODA terapia antimicrobiana es también, en mayor o menor medida, antitumoral.

Antiinflamatorio

El alimento de infecciones y cáncer es la inflamación proliferativa exacerbada en el microentorno de ambas dolencias (cuyos probables desencadenantes son la hipoxia sistémica y el impedimento mitocondrial, entre otros), que produce angiogénesis aberrante, mala oxigenación del tejido infectado o tumoral y aún más hipoxia.

Ese círculo vicioso caracteriza el desarrollo de infecciones y neoplasias. Contrarrestar los factores inflamatorios (previa mejora de la eficiencia en la oxigenación tisular) contribuirá a frenar el avance de ambas dolencias (estudio, estudio, estudio).

Antitumoral (y para evitar y tratar efectos secundarios de tratamientos antineoplásicos)

  • Revisión titulada “Terapia de ozono como adyuvante en la terapia del cáncer, ¿Está justificada más investigación?” Su conclusión es que sí, y RECLAMAN que se inicien estudios más extensos (estudio).
  • El estudio de 2017, ya legendario, del que hablé en el artículo dedicado a mostrar la evidencia de la dieta cetogénica contra el cáncer, Efecto “milagroso” de la combinación de ayuno, dieta cetogénica (80% de grasa saturada, 15% de proteína y 5% de vegetales), terapia hiperbárica, ozono intravenoso y suplementación en el tratamiento de varios cánceres. Remisiones generalizadas en múltiples tipos de cáncer (estudio).
  • Estudio piloto para probar la capacidad de oxigenación del ozono. Ya hemos hablado muchas veces (y he descrito en profundidad en el libro) el peligro que supone la hipoxia, un factor que desencadena factores inflamatorios, angiogénicos y proliferativos, potencia la multirresistencia a los fármacos y explica que la anemia sea un factor pronóstico negativo en pacientes de cáncer. El metabolismo tumoral propicia cada vez mayor hipoxia, fortaleciendo un círculo vicioso de crecimiento exponencial. Oxigenar el tumor es una clave para evitar los fenotipos más agresivos. La terapia de ozono demostró oxigenar el tumor y actuar de forma sinérgica con la quimioterapia (estudio).
  • Tratamiento de osteorradionecrosis a 8 pacientes tratados con radioterapia: mejora significativa en seguimiento a 1 año (estudio).
  • Ozonoterapia eficaz y sin efectos secundarios al reducir sangrado rectal persistente en 12 pacientes irradiados previamente para tratar un cáncer de próstata (estudio).
  • 50 pacientes de cáncer con fatiga, que aplicaron ozono de forma complementaria a la terapia estándar, mejoraron significativamente su condición, sin efectos secundarios (estudio).
  • En ratas: aplicación conjunta de ozono junto a radioterapia consigue mejoras histiopatológicas y prolonga significativamente la vida a ratas con cáncer de lengua avanzado (estudio).
  • Hay múltiples reportes de la eficacia en oncología veterinaria de la terapia de ozono, con abundantes remisiones parciales, incrementos de supervivencia e incluso remisiones completas (estudio).
  • In vitro: el ozono en solitario demuestra citotoxicidad directa frente a células neoplásicas. Esa efectividad se incremetna en un 30% al asociarse a quimioterápicos (estudio).
  • In vitro: el ozono ejerce efecto citoprotector y anttinflamatorio en cardiomiocitos y fibroblastos incubados en Doxorubicina (un antineoplásico). Permite reafirmar la sospecha de que protegería frente a los efectos tóxicos de la quimio incrementando a la vez sus efectos (estudio).
  • Estudio de los efectos de activación antioxidante del ozono pese a ser un potente oxidante, al usarse a dosis bajas (típicas de la terapia de ozono), lo que explicaría en parte su amplio efecto terapéutico (estudio).

Me detengo aquí, porque el artículo podría seguir de forma casi indefinida y su objetivo ya se ha cumplido: mostrar el bochornoso y obsceno desprestigio, la difamación burda constante de una terapia que podría estar salvando miles de vidas, sobre todo si se usa en combinación con otras medidas.

¿Dónde estamos ahora?

Aproximadamente donde siempre desde hace casi un siglo: la experiencia clínica, por debajo del radar de la medicina oficial y de los medios de comunicación de masas, se acumula tozuda, pero da igual. Los mamporreros del poder, con mente de interruptor, para quienes no existe vida anterior al ensayo aleatorizado, la descartan con desprecio fanático.

En numerosas revisiones sistemáticas, que inciden en el potencial de la terapia, se exhorta, se requiere, SE EXIGE que se emprendan ensayos clínicos más amplios, para determinar el alcance de su efectividad. Es un clamor constante que aporrea durante décadas las puertas de la MBE (ese constructo diseñado a mayor gloria del dinero de las compañías farmacéuticas) pero que es sistemáticamente desatendido.

Es una historia que se repite:

  1. Terapia barata y no patentable, que demuestra gran potencial y baja toxicidad en ensayos preclínicos, en humanos en fases I y II, en series de casos y en aplicación empírica durante décadas.
  2. No puede ser patentada y, por tanto, NADIE se paga para poner en marcha caros ensayos clínicos controlados aleatorizados (ECAs o RCTs, en inglés) para determinar su eficacia, porque no podría obtener retorno de inversión.
  3. La “ausencia de evidencia de eficacia” se identifica (por ignorancia o para manipular) como “evidencia de ausencia de eficacia” y se usa para desestimarla.
  4. La terapia permanece así sin ser testada en pruebas extensas por décadas, mientras prueba su eficacia “bajo el radar” de la medicina oficial y de los medios que, sin embargo, pueden difamar a placer tanto a la terapia como a quien se atreva a usarla.

Se establece así un círculo vicioso, un nudo gordiano imposible de romper salvo aplicando un necesario empirismo, como el que vivimos durante la pandemia de Coronavirus.

La oposición a terapias baratas, eficaces y no patentables será feroz, porque implica la pérdida de astronómicas cantidades de dinero. El ozono es una de ellas.

***

El 80% de los pacientes de COVID-19 en etapas avanzadas, que requirieron aplicar un respirador mecánico, murieron. ¿Cómo es posible que tan pocos hayan puesto en duda la eficacia de esa medida, que en realidad pudo haber acelerado el desenlace fatal? Si atendemos a la hipótesis, cada vez más fiable, de que COVID NO es enfermedad respiratoria sino producida por un déficit de oxigenación sanguínea y, por tanto, una hipoxia sistémica, el respirador sólo empeorará la situación, porque NO es ahí donde radica el problema. En este artículo comenté (junto con otras cosas) esa hipótesis que se está demostrando válida.

Si la solución es mejorar la oxigenación sistémica, el Ozono puede ejercer esa función. ¿No es razonable aplicar en enfermos tan graves medidas cuyo riesgo/beneficio es tan bajo? Merece la pena usarlo pese a los reportes anecdóticos de casos raros donde produjo daños.

El problema es que el razonamiento del médico o no es ése, si no: ¿Podré defenderlo si falla?, ¿Se reirán de mí mis colegas?, ¿Tendré problemas aunque ayude al enfermo?, si uno entre mil tiene algún problema, aunque sea nimio, ¿Perderé mi licencia?

Son preguntas lógicas, humanas, que yo también me haría, pero al menos HABLEMOS de ello. No es admisible que ni siquiera se pueda mencionar ni debatir este tipo de terapias, so pena de ser recibido con insultos y difamaciones. Hay estudios y experiencia clínica de sobra como para abordar este debate YA, sobre todo en la situación de pandemia que vivimos.

Pero el bloque de médicos que se oponen a toda terapia “sin evidencia” es monolítico en sus convicciones y no sólo forman parte de él los pertenecientes al grupo de pseudoescépticos, momias intelectuales de las cuales no espero nada salvo estupidez, ignorancia, miseria moral y fanatismo. También se oponen otros, habitualmente críticos con la ausencia de evidencia al aplicar medidas estándar aprobadas sin base y que se están demostrando dañinas.

Al igual que los pseudoescépticos, este grupo aparentemente crítico también considera la MBE una excelente manera de determinar qué puede trasladarse a la práctica clínica y, aunque critican muchas de las manipulaciones a la que la industria la somete, no comprenden el error conceptual en que se basa ni las trampas que permite. No hacen órdagos a la grande, exigiendo cambios estructurales que incidan en la eficacia, sólo proponen mejoras superficiales que inciden en la eficiencia. Con ello, pasan de puntillas por delante de dos trampas fundamentales.

La primera trampa de la MBE es que sólo las moléculas patentables tienen posibilidad real de ser probadas en ensayos, dejando fuera otras no patentables pero de enorme potencial, demostrado en ensayos preliminares y casos clínicos, por las que nadie apuesta al no poder recuperar la inversión inicial.

La segunda trampa es que no se ponen a prueba terapias combinadas, porque el ensayo clínico intenta delimitar con objetividad la influencia específica de UNA molécula. Y eso es debido a que el objetivo es aprobarla y que pueda comercializarse. Si el objetivo fuera, sin ambigüedad, mejorar la vida de los enfermos, otro gallo cantaría.

Y como esos ensayos no llegan, ante emergencias como la de COVID, o la que sufren DESDE HACE 70 AÑOS, los enfermos de cáncer, alguien decide coger el toro por los cuernos y probar, basándose en hipótesis razonables, esas combinaciones, que a veces obtienen resultados magníficos.

Pero entonces son atacados, no sólo por los fantoches pseudoescépticos y la manada pueril que los sustenta, sino por los Juan Gervás de turno y los Alfredo Caro Maldonado de turno. Popes indignados que, en el fondo, sólo protegen la pureza metodológica de su iglesia, LA MISMA que la de los pseudoescépticos.

Santurrones que gritan “¡Herejía!”. Unos reclamando el respeto a la sagrada autoridad de sus médicos. Otros apelando a una compasión que se parece mucho a la resignación y a la condescendencia hacia unos ciudadanos a los que contemplan con desde la altura moral de sus torres de endeble sabiduría.

Y, en medio, como sándwiches humanos, los enfermos, convertidos en una categoría de estudio, en comparsas, en pasivos observadores de una realidad que les atañe, en primer lugar, a ellos, pero a cuya solución no son invitados.

Pues tenemos noticias para vosotros: nos importa un bledo. Tomaremos por asalto, si es preciso, ese espacio que queréis vedado para vosotros, porque habéis demostrado, tras décadas de mando absoluto, ser incapaces de obtener soluciones y a la postre no podéis evitar el asalto corporativo constante que, cual boa constrictor, está convirtiendo a estados y ciudadanía en drogadictos que rebuscan en los bolsillos para pagar su próxima dosis inútil mientras su salud se deteriora.

Haced vuestras cositas, que nosotros haremos las nuestras. Si queréis colaborar estaremos encantados de escucharos.

¿Queréis ayudar  sin “traicionar” vuestras creencias? Pues entonces RECLAMAD AL MENOS ENSAYOS PARA TERAPIAS COMO LA DE OZONO. HABLAD AL MENOS DE ELLA (y de vitamina C, y de tantas medidas con enorme potencial), AUNQUE SEA CON ESCEPTICISMO Y VENCED EL MIEDO A LA DIFAMACIÓN Y AL RIDÍCULO DE “LOS VUESTROS”.

Y, si no, si sólo sabéis callar ante esta montaña de datos e información que deconocíais u os aterraba abordar, idos al carajo y no os pongáis en medio, que otros tenemos trabajo que hacer.

Haceos a la idea de que tipos como yo somos el “sindicato de pacientes y sus familiares” y que vosotros, TODOS vosotros, mientras no demostréis lo contrario, sólo sois la patronal.

Mi heurística de emergencia es ésta: si los medios, los divulgadores “científicos” mainstream y los organismos oficiales (tipo OMC, GEPAC y casi cualquier combinación de siglas) alertan de que una terapia es peligrosa o inútil, INVESTIGADLA COMO LOCOS, porque es muy probable que sea todo lo contrario: eficaz, barata y con escasos efectos secundarios.

Conclusión

De entre las dos teorías de la conspiración posibles que proponía anteriormente en este mismo artículo, esto es:

  1. Miles de médicos se han unido en todo el mundo, a lo largo de décadas, para usar algo dañino y/o inútil como la ozonoterapia.
  2. El estamento oficial (médicos, divulgadores científicos y organismos ligados al estándar más ortodoxo) y los medios de comunicación, influenciados por la industria, tratan de impedir que algo no patentable y útil eclipse a terapias mucho menos útiles pero mucho más rentables.

Elijo la número 2.

¿Y tú?

15 Comments

  1. Reinaldo Rogelio Torres 4 de octubre de 2020
    • Alfonso Fernández 5 de octubre de 2020
  2. Javi 5 de octubre de 2020
    • Alfonso Fernández 5 de octubre de 2020
  3. javier 9 de octubre de 2020
    • Alfonso Fernández 9 de octubre de 2020
  4. Patricia 23 de noviembre de 2020
    • Alfonso Fernández 23 de noviembre de 2020
  5. Javier 2 de septiembre de 2021
  6. jose francisco tinao martin-peña 27 de septiembre de 2021
    • Alfonso Fernández 1 de octubre de 2021
  7. ELSA 12 de octubre de 2021
    • Alfonso Fernández 18 de octubre de 2021
  8. Ismael 19 de diciembre de 2023

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