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Hormonas sexuales y cáncer (I): progesterona y estrógenos.

Hay 3 grupos de hormonas sexuales (progesterona, estrógenos y andrógenos), cuyas funciones son bastante más diversas que las destinadas a regular el comportamiento sexual, delimitar el ciclo menstrual o facilitar la maduración de espermatozoides.

Su impacto en múltiples procesos a nivel celular y fisiológico es muy amplio, y sus complejas relaciones y expresiones relativas necesitan de un estudio lleno de matices. No es extraño que su expresión absoluta y relativa muestre un considerable impacto potencial en el inicio y desarrollo del cáncer.

Este es el primer artículo de una serie de dos.

Es un post muy técnico y denso, pero debéis recordar que en el análisis preciso de los “puntos de presión” bioquímicos susceptibles de pulsarse con determinadas acciones externas concretas, puede esconderse el secreto para derribar, usando acciones combinadas, al monstruo. Para ello, no hay más remedio que descender a las intimidades físicas, fisiológicas y bioquímicas del tumor.

Este artículo forma parte del capítulo dedicado al metabolismo tumoral del libro Cáncer Integral, en cuya redacción estoy inmerso en estos momentos.

El eje hipotalámico-pituitario-gonadal y los precursores esteroideos

La síntesis de hormonas sexuales está controlada por la secreción pulsátil en el hipotálamo de la Gonadotropin-releasing hormone (GnRH). Esta estimula la síntesis pituitaria de la hormona luteinizante (LH) y de la hormona folículo estimulante (FSH).

La LH se une entonces a ciertas células y produce una respuesta de síntesis de esteroides que estará, por tanto, asociada a diversos tejidos y órganos (sobre todo en corteza adrenal, testículos y ovarios, pero también en sistema nervioso central, intestino o tejido adiposo).

En ese punto se incrementa la expresión de proteínas reguladoras esteroidogénicas, que promueven la transferencia de colesterol a la membrana mitocondrial interna e inician el proceso de síntesis de esteroides, convirtiendo en un primer paso el colesterol en pregnenolona, la precursora de todas las hormonas sexuales y del resto de esteroides (mineralcorticoides como la progesterona; glucocorticoides como el cortisol o la cortisona; andrógenos como la testosterona; estrógenos como el estradiol) (artículo).

El colesterol y la pregnenolona son, por tanto, puntos clave de inicio en la cascada de síntesis de un amplio grupo de hormonas que impactan en numerosos puntos clave de la fisiología.

Steroidogenesis - sex hormone synthesis
Proceso de esteroidogénesis, donde se muestra un esquema de las complejas relaciones entre los diferentes pasos de transformación hormonal. En gris, pasos que suceden sobre todo en glándulas adrenales, ovarios y testículos. En amarillo, pasos de conversión de andrógenos en estrógenos que ocurren sobre todo en el ovario y en tejidos periféricos en el varón. En azul, conversión en tejidos periféricos: piel, próstata y epidídimo. Fuente

La síntesis de pregnenolona, que ocurre mayoritariamente en las glándulas adrenales, testículos, ovarios y cerebro, necesita la participación no sólo del colesterol (en concreto de la lipoproteína LDL, aunque también puede usarse HDL, generalmente ambas obtenidas exógenamente a partir del generado por el hígado, pero también a partir del generado endógenamente por síntesis celular de novo) sino también de hormona tiroidea T3 libre y de vitamina A (retinol). Una deficiencia en cualquiera de esos 3 componentes acarrea por tanto consecuencias sistémicas amplias.

Como siempre, es muy interesante leer a uno de mis heterodoxos favoritos: Jack Kruse. En este caso, respecto al papel de la vitamina A (retinoles) en el cerebro, que a su vez se relaciona con la luz.

La vitamina A, de la que hablaré más adelante, se encuentra asociada a las opsinas, proteínas que se activan en función de la longitud de onda recibida (estudio) y que modifican el entorno de diversas formas. Por tanto, la luz regula también (junto con muchos otros procesos) la síntesis de esteroides (artículo).

La pregnenolona no es sólo un precursor de hormonas, sino que tiene otras funciones adicionales. Es también un neuroesteroide (se llaman así cuando son sintetizados en cerebro y SNC en células gliales y neuronas) que aparece alterado con mayor frecuencia que otros neuroesteroides en numerosas condiciones patológicas cerebrales, un papel que se refuerza con el positivo efecto que se observa al suplementar, y a pesar de su baja biodisponibilidad. Puede servir incluso como biomarcador que correlaciona con dichas patologías (estudio).

La pregnenolona parece ejercer los siguientes efectos terapéuticos:

  • Actúa contra ansiedad y depresión (estudio).
  • Mejora problemas cognitivos y de memoria (estudio).
  • Tiene efectos neuroprotectores.
  • Regula el control neurobiológico implicado en el dolor crónico.
  • Alivia la dependencia a drogas y alcohol.
  • Mejora síntomas psicóticos en pacientes esquizofrénicos.

Con respecto al cáncer, los efectos de la pregnenolona son a veces contradictorios, como cabría esperar: la acción complejísima de la interacción entre múltiples hormonas hace sospechoso todo resultado que intente comprender aisladamente la acción de hormonas concretas, pero sí podemos observar correlaciones entre cantidades absolutas y resultados anti o protumorales, que nos darán pistas acerca de cómo, de forma general, influye la pregnenolona en el inicio y desarrollo del cáncer.

Más adelante nos enfocaremos en las métricas que realmente pueden darnos información más accionable: cantidades relativas en forma de ratios.

No obstante, la experiencia nos demuestra que es poco probable (y tal vez sistémicamente incoherente) que lo que es beneficioso para una dolencia no lo sea para otra (aunque en el caso del cáncer todo puede ocurrir).

Debemos tener en cuenta la complejidad que sucede en toda neoplasia -que no es sino el reflejo de la propia complejidad orgánica- y no sacar conclusiones precipitadas, pero algunos papers han estudiado el valor de la pregnenolona para tratar desórdenes reproductivos y han concluido que podría aportar valor terapéutico antitumoral al incidir asimétricamente en diversos receptores de estrógenos, sobreexpresando algunos y subexpresando otros, una acción cuya importancia comprenderemos un poco más adelante, cuando estudiemos más en detalle los estrógenos (estudio).

La pregnenolona parece contrarrestar los efectos del tetrahidrocannabinol, al actuar sobre el receptor CB-1 (estudio) (hablaremos de todo ello en el apartado dedicado a las acciones prácticas para determinar si pregnenolona y cannabis se contrarrestan mutuamente o podrían ofrecer algún apoyo mutuo).

Estrógenos

Son hormonas cuya principal función es asegurar el desarrollo y mantenimiento de las características femeninas, pero también los hombres la sintetizan, aunque en menor cantidad, porque proceden de la transformación de andrógenos.

Además de sus funciones relacionadas con las características femeninas, los estrógenos tienen otras (artículo):

  • En general los estrógenos bloquean la acción tiroidea, facilitando el hipotiroidismo, y promueven el crecimiento en aquellos tejidos con determinados receptores estrogénicos, como el endometrio o las mamas, pero también el tejido neoplásico.
  • Modulan la estructura de los huesos y propicia el almacenamiento de grasa en determinadas zonas.
  • Colaboran en el mantenimiento del ánimo.
  • Mejoran la resistencia ósea.
  • Colaboran en el mantenimiento del colágeno y una piel sana.
  • Regulan la producción de colesterol hepático.

El efecto más importante sigue siendo su capacidad esteroidea de estimular la proliferación celular, tanto la fisiológicamente necesaria como la patológica. Su mecanismo de acción anabólica no es aún del todo comprendido, pero algunos estudios han propuesto hipótesis que explican la proliferación y son coherentes con los mecanismos de crecimiento que se han encontrado en todos los cánceres y que explicaremos a lo largo de este capítulo.

Los estrógenos parecen inducir la expresión de factores de crecimiento endotelial (VEGF) que a su vez incrementa la permeabilidad de los vasos sanguíneos y facilita la extravasación del plasma y ciertas proteínas que contiene al estroma. Como más tarde explicaremos, ésa es una característica típica del microentorno anabólico en la práctica totalidad de las neoplasias, que remodela la matriz extracelular, induce el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos y promueve la proliferación de las células epiteliales (estudio).

Los efectos estrogénicos (genómicos y no genómicos) se producen por medio de proteínas a las que se unen: receptores de estrógenos (ER), que se encuentran en el núcleo y proteínas de superficie como la G-protein coupled estrogen receptor (GPER). La unión del estrógeno con las proteínas conduce a modificaciones celulares típicamente asociadas con cambios en el patrón proliferativo, como incrementos de calcio y oxido nitroso y activación de kinasas.

Los receptores de estrógenos se presentan a su vez en dos formas, alfa y beta (ERα y ERβ), con funciones diferentes y que se expresan de forma diversa según los tejidos. El ratio ERα/ERβ se distribuirá de forma diversa y no es extraño que diferentes fármacos inhibidores de receptores de estrógenos actúen de distinta manera según el órgano debido precisamente a esa diferente distribución de receptores (estudio).

Para saber más acerca de las funciones de cada receptor estrogénico se han usado ratones transgénicos a los cuales se ha eliminado las expresión de un tipo receptor y se han estudiado los cambios que induce. Los resultados conducen a fenotipos muy diferentes en función del receptor silenciado (y del sexo del ratón), pero en general se trata de efectos secundarios de cierta gravedad.

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Características de cada fenotipo sometido al silenciamiento de un receptor de estrógenos u otro. Fuente.

Se produce una sobreexpresión de receptores estrogénicos en las células tumorales, pero diferentes tumores expresan sobremanera diferentes formas (alfa o beta) (estudio). Algunos fármacos actúan específicamente sobre uno u otro receptor, así que debemos tener eso en cuenta a la hora de usarlos frente a tumores que expresen un receptor estrogénico diferente.

En general, parece que los receptores beta suelen ejercer funciones antiproliferativas y los alfa efectos opuestos. En enfermas de cáncer de mama se han encontrado correlaciones entre obesidad y pronóstico asociado, y se ha propuesto la hipótesis de que esa posible relación esté mediada por presencia de un exceso de aromatasa en los adipocitos, que conducen a una sobreproducción de estrógenos a partir de andrógenos, pero también a una sobreproducción de receptores estrogénicos alfa en la neoplasia (estudio).

La correlación entre obesidad y cáncer desaparece cuando se tiene en cuenta la resistencia a la insulina, que puede darse también en personas no obesas (estudio), pero podemos rastrear una nueva correlación entre resistencia a la insulina y desequilibrio de metabolitos de estrógenos y sus receptores (estudio).

Por lo tanto, no parece ser la obesidad sin matiz la culpable de la correlación, sino una “obesidad metabólica” que puede estar presente en personas con peso normal y sin exceso de tejido adiposo. La correlación entre aromatasa (producida o no por el tejido adiposo) parece más fuerte y persistente que la “simple” obesidad aparente (estudio).

En otros estudios no se encuentra correlaciones significativas entre obesidad y aumento de estrógenos en mujeres (aunque sí se encontró esa correlación en hombres, pero no es seguro que el incremento sea una causa de obesidad o que la obesidad induzca mayor síntesis de estrógenos) (estudio).

En cánceres de próstata, la agresividad parece ir ligada a menor expresión de ERα y no parecen detectarse correlaciones con receptores beta, pero sí con la aromatasa, aunque por sí sola no parece explicar el avance en agresividad tumoral (estudio).

En numerosos gliomas se detecta la presencia de receptores beta de estrógenos (ERβ), que actúan como inhibidores de proliferación, mientras los receptores alfa (ERα), que la activan, parecen estar presentes en mucha menor cantidad. Por esa razón se ha propuesto el uso de agonistas específicos de los receptores beta, que actúen como freno a la multiplicación (estudio).

Si cada receptor de estrógeno tuviera funciones consistentemente similares en todos los órganos y pudiéramos replicar sus efectos asociados a los gliomas, tendríamos un objetivo específico, replicable y universal que podría ser abordable con el uso de moléculas sintéticas o naturales, pero la inconsistencia de los estudios hace que ese objetivo no parezca adecuado.

Tipos de estrógenos

El término “estrógenos” es demasiado genérico y hablar en general pierde de vista los diversos efectos de sus cantidades relativas y de sus diferentes caminos de metabolización. Los tres tipos más importantes de estrógenos son estradiol, estrona y estriol.

En las mujeres hay una conversión en estrona a partir de androstenediona, con la participación de la enzima aromatasa. Es el principal estrógeno presente tras la menopausia pero su acción no es tan potente como la del estradiol.

El estradiol se forma a partir de la estrona o de la testosterona. Esa conversión se produce sobre todo en los ovarios. Además, hay una conversión extraglandular adicional en las células del panículo adiposo y en los huesos (artículo). Es el estrógeno de acción más potente, fuertemente anabólica, y debe ser modulado por otras hormonas para regular su acción. Su exceso relativo puede conducir a todo tipo de problemas ginecológicos en la mujer pero también puede exacerbar condiciones patológicas en hombres.

Es el estrógeno cuyo exceso correlaciona con mayor fuerza con el desarrollo de todo tipo de cánceres, y su capacidad mitogénica es sinérgica con la de la insulina. Por esa razón un desequilibrio hormonal unido a una hiperinsulinemia (aunque, como veremos, esas alteraciones están relacionadas) es una mala combinación cuando aparece un cáncer e incluso podrían constituir hechos causales de inicio de carcinogénesis (estudio).

En los hombres, la conversión de andrógenos a estrógenos se produce sólo en tejidos periféricos y en mucha menor cantidad (en condiciones fisiológicas normales, no patológicas). La producción de la enzima aromatasa, responsable de la conversión a estrógenos, se realiza sobre todo en células del tracto reproductivo, en condrocitos y osteoblastos del hueso y en el tejido adiposo. Por esa razón el aumento de panículo adiposo tiene como consecuencia en los hombres una mayor conversión de testosterona en estrógeno (artículo).

En hombres de edad avanzada, los elevados niveles de estradiol y más concretamente, los bajos ratios testosterona/estradiol contribuyen a la acumulación grasa subcutánea abdominal (estudio).

El estriol es un metabolito procedente del estradiol. Debido a sus aparentes efectos más débiles que los de los otros estrógenos ha sido menospreciado durante mucho tiempo. Sólo se encuentra en cantidades apreciables durante el embarazo, al ser producido fundamentalmente por la placenta, pero sus niveles, aunque menores, pueden rastrearse, no sin dificultad, en mujeres no embarazadas, y fluctúan a lo largo del día.

Al ligarse el estriol a los receptores de estrógeno impide que otros estrógenos más anabólicos lo hagan, y al tener una acción estrogénica más débil no facilita el crecimiento de cánceres como el de mama, aunque el cuerpo no está constituido por zonas estanco y no sólo los cánceres de mama o endometrio son susceptibles a la acción estrogénica, sino también otros como, por ejemplo, los gliomas.

La acción del estriol protege frente a la osteoporosis y aporta salud al tracto uninario tras la menopausia (estudio). Algunos estudios sugieren que podría ser efectivo contra la esclerosis múltiple. Tal vez sea una de las razones por las cuales el embarazo es una etapa conocida por su protección relativa frente a ciertas enfermedades.

El efecto a la vez pro y antiestrogénico del estriol puede asemejarse incluso al que ejercen inhibidores sintéticos de la aromatasa usados como tratamiento anticáncer, como el tamoxifeno (estudio), aunque en otros estudios no se encuentra semejante acción antiestrogénica y, al menos in vitro, el estriol sí parece favorecer el crecimiento de células de cáncer de mama (estudio).

Estrógenos y cáncer. Ratios entre estrógenos y de progesterona/estrógenos

Ya hemos comentado que los estrógenos, en general, inducen la proliferación celular, dependiendo de la cantidad y el tipo de proteínas receptoras sobre las que actúen, y es el estradiol el de efecto más potente.

La extrema complejidad del organismo no puede ser explicada ni manipulada mediante el estudio y la modificación de variables aisladas. El paisaje hormonal es un conjunto de intrincadas interrelaciones endocrinas, determinada por los ratios entre ellas.

Cada hormona, enzima, vitamina, aminoácido o neurotransmisor puede incluirse en varias categorías y ser influenciado por múltiples factores. Eso transforma cada estudio que se enfoca en moléculas aisladas en pistas que aportan información de cierta validez pero muy limitada y engañosa, y que debe considerarse sólo como parte de un amplio conjunto.

Vamos a intentar deducir ratios de hormonas sexuales que sean accionables, es decir, que permitan simplificar en buena medida la complejidad mientras aportan información útil y manipulable con acciones externas.

La acción proliferativa de los estrógenos, sobre todo el estradiol, se reproduce en numerosos estudios, aunque sólo hasta un determinado nivel, a partir del cual el efecto del incremento parece ejercer efectos opuestos, antiproliferativos (estudio, estudio). Esos efectos no se han reproducido tan sólo en células neoplásicas de tejidos habitualmente considerados como blanco específico de estrógenos (mama o endometrio), sino en otros, como en células de carcinoma renal (en hamsters) (estudio). Recordemos que la acción de los estrógenos dependerá no sólo del tipo al que se someta a una célula sino a la cantidad absoluta y relativa de cada tipo de receptor estrogénico presente.

En otros estudios se observa que los gliomas transplantados a ratones hembra crecen más lentamente que en ratones macho y se especula que el ratio de estrógenos pueda tener que ver con ello, aunque debemos ser muy precavidos con estos estudios (estudio).

Estudios experimentales en tejido mamario reflejan que se hidroxilan diferentes metabolitos a partir de estrógenos. Algunos parecían reflejar que dichos metabolitos hidroxilados inducían efectos diferentes, a veces opuestos: la 16α-hidroxiestrona es un agonista de los estrógenos que parece multiplicar sus efectos proliferativos, mientras que otros como la 2-hidroxiestrona o el 2-hidroxiestradiol parecen ser antagonistas con efectos antiproliferativos. En algunos estudios se aconsejaba considerar el ratio medido en orina de metabolitos 2-OHE/16α-OHE como un predictor del riesgo de padecer cáncer de mama: el riesgo parecía aumentar cuanto menor fuera ese ratio (artículo).

Pero revisiones sistemáticas como ésta o ésta no encuentran asociaciones claras entre ratios bajos y mayor riesgo de padecer cánceres como el de mama, aunque proponen que se amplíe el estudio para incluir otros metabolitos como la 4-hidroxiestrona (4OHE1).

Por lo tanto, de momento no hemos encontrado ratios accionable que nos permitan deducir acciones prácticas concretas, e incluso el uso de estriol exógeno ha quedado en entredicho.

Pero la aromatasa sí parece ser una enzima que merece la pena estudiar con mayor detalle, y eso haremos más adelante, al ocuparnos de los andrógenos y del ratio entre andrógenos y estrógenos.

Intracrinología

El estudio de la influencia estrogénica en el cáncer no debe considerar sólo los efectos de la acción extratumoral, sino también del metabolismo estrogénico intratumoral (intracrinología, el estudio de la síntesis y degradación de esteroides a nivel local), porque, como siempre, debemos enfrentarnos a dos realidades: a la de los metabolitos proporcionados por el organismo hacia el tumor, y a la capacidad local, del propio tumor, para obtener lo que el organismo le niega (estudio).

El conjunto de enzimas que regulan la producción interna de estrógenos en un tejido constituye un sistema intracrino.

Aunque los niveles sanguíneos de 17β-estradiol están controlados en las mujeres por el eje hipotálamo-pituitario-gonadal, y caen cuando la mujer alcanza la menopausia y el ovario deja de estar activo, el tejido del endometrio continúa expresando enzimas que usan sustratos circulantes en el suero para sintetizar y degradar esteroides. La testosterona y la estrona son los sustratos de interconversión a estradiol, como ya hemos visto.

Fig. 1
Pasos finales de síntesis local de estradiol y enzimas involucradas. Fuente

La principal fuente de conversión en mujeres es la estrona circulante. Aunque tras la menopausia los niveles descienden hasta 1000 veces, los niveles de esteroides totales y concretamente de estrógenos son unas 3 veces mayores en pacientes de cáncer de endometrio que en mujeres sanas, debido a la intensa aromatización de los andrógenos sintetizados por las glándulas suprarrenales (estudio).

La estrona sulfato es la forma sulfatada de la estrona, que presenta mayor vida media que la estrona libre y constituye un reservorio para ser usada y transformada en estradiol. Las enfermas de cáncer de endometrio que recidivan presentan un nivel de estrona sulfato que es el doble del de las pacientes que no recidivan.

La sulfatasa esteroidea (STS) es la enzima que convierte la estrona sulfato en estrona libre, que puede ser así transportada dentro de la célula y convertida internamente en el mucho más potente estradiol. Por su parte la estrógeno sulfotransferasa (SULT1E1) promueve la conversión en estrona sulfato, no aprovechable. Un incremento de tasa de SULT1E1 sobre la STS impedirá la creación de estrona libre que pueda ser convertida en estradiol.

Por su parte, la 17β-hidroxisteroide deshidrogenasa (HSD17B1) convierte la estrona en 17β-estradiol, mientras que la HSD17B2 promueve el camino de interconversión inverso. El otro camino de creación de estradiol es mediante la aromatización directa de testosterona mediante la enzima aromatasa (CYP19A1).

Esta revisión sistemática trató de encontrar correlaciones entre las cantidades absolutas y relativas de las principales enzimas locales implicadas en la síntesis y degradación de estrógenos y el inicio y avance de cánceres de endometrio, pero se encontró con abundantes limitaciones técnicas e inconsistencias. No obstante, parece que la aportación de la aromatasa a la síntesis intracrina de estradiol es bastante menor que la aportación de la HSD17B1.

A efectos prácticos, los puntos de presión que parecen más accionables son la inhibición de la producción de estrona libre desactivando la STS o activando la SULT1E1, y la inhibición de la aromatasa y, sobre todo, de la HSD17B1, o potenciar la HSD17B2.

Repito, las veces que haga falta: este es un resumen sin duda reduccionista de un tema tan complejo, pero necesitamos descender a la tierra una gran cantidad de datos e interacciones potenciales con acciones concretas.

Interacción estrógenos-progesterona

Estudiemos ahora la interacción entre estrógenos y progesterona.

Mientras que los estrógenos parecen presentar un papel generalmente mitogénico, la progesterona parece ejercer un papel antiproliferativo y antitumoral, al menos en cáncer de ovario (estudio).

Una de las hipótesis de inicio de carcinogénesis en mujeres que no han tenido hijos es la constante exposición a niveles de estrógenos que no se ven compensados por niveles adecuados de progesterona, que aparecen como preparación al embarazo: la progesterona acondiciona el útero para la implantación y reduce su contractilidad, anula la secreción de leche y disminuye la respuesta inmune para que se acepte al embrión, entre otras acciones.

También actúa como antagonista de los receptores de cortisol y un agonista alostérico de los receptores de GABA.

En cambio, elevaciones tempranas de progesterona durante la estimulación ovárica en técnicas de reproducción asistida, parece impedir la implantación adecuada del embrión en el útero (estudio).

La endometriosis se caracteriza por una elevación de la cantidad de receptores de estrógenos en relación a los de progesterona, y un tratamiento con moléculas que modulen ese ratio de receptores parece ayudar a mujeres que padecen esa dolencia (estudio). Teniendo en cuenta que la endometriosis parece incrementar el riesgo de cáncer de ovario y endometrio, no parece descabellado hipotetizar que ese desequilibrio entre estrógenos y progesterona tenga que ver con el inicio de la carcinogénesis (artículo).

Por otra parte, en este estudio in vitro acerca de la interacción entre estradiol y progesterona en la proliferación de células de cáncer de mama, no se encontró que ninguna concentración de progesterona interfiriese en la capacidad proliferativa de los estrógenos (estudio).

En numerosas webs se habla de la “dominancia estrogénica”, esto es, del exceso de conversión a estrógenos a partir de progesterona, lo cual desequilibra el ratio y conduce a gran un gran número de problemas.

Pero los efectos de los diferentes estrógenos y sus metabolitos son demasiado amplios como para reducirlos de esa forma: hay evidencia de que algunos cánceres son mucho más prevalentes en hombres, como en el caso del cáncer de esófago (el ratio de incidencia hombres:mujeres es de 8:1), aunque no es seguro que los estrógenos o su deficiencia relativa sean los culpables, y ese cáncer correlaciona positivamente con obesidad, por lo que tal vez la clave se encuentre en un exceso de aromatización, que desequilibra el balance global de hormonas sexuales en el varón (estudio). Volveremos a este tema al estudiar los andrógenos.

En este estudio, sin embargo, parece comprobarse el papel promotor de apoptosis de los estrógenos sobre células de adenocarcinoma esofágico, complicando aún más nuestra visión.

Algo parecido sucede con el cáncer de colon, con mayor incidencia igualmente en hombres, aunque se propone que tal vez la protección no se ejerza debido a los estrógenos sino a la sobreexpresión de receptores beta (estudio).

Pero en este otro, el 17β-estradiol promovió la actividad de la glutamina sintetasa en gliomas y facilitó su progresión.

La visión que hemos obtenido hasta ahora impide obtener conclusiones cerradas y sencillas acerca del papel de los principales estrógenos, que pueden mostrarse inhibidores o facilitadores de progresión, aunque el peso de los estudios que advierten del papel promotor de carcinogénesis y avance tumoral es mucho mayor.

Acciones prácticas

De momento, el apartado dedicado a la intracrinología tumoral es el que parece aportar información más accionable a la hora de incidir en la producción de estrógenos y el ratio progesterona/estrógenos.

Las sustancias que, llevadas específicamente al tumor, puedan bloquear la producción intracrina de estradiol al incidir en las diferentes enzimas pueden resultar de utilidad.

Pero las acciones de orden práctico destinadas a “pulsar” los botones estrogénicos no están del todo claras, y serán más evidentes cuando estudiemos el yang de las hormonas sexuales, esto es, los andrógenos.

Aunque en general ya parece claro que debemos impedir un exceso de aromatización, cuando completemos la imagen de las hormonas sexuales, con el estudio de los andrógenos, estaremos en mejor disposición de proponer ciertas medidas prácticas.

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