Todos los beneficios de los lácteos, que estudiamos en el artículo anterior de esta serie, pueden ser aplicados a la leche humana, pero aún en mayor medida: contiene proteínas específicas humanas, lo que dificulta las alergias alimentarias; presenta la proporción de grasas, azúcares y proteínas más adecuada para nuestra fisiología, introduce la proporción relativa más útil para nuestra especie de inmunoglobulinas, etc.
Si además la madre se alimenta de forma adecuada, con una suficiente cantidad de vitaminas, minerales y ácidos grasos (sobre todo vitaminas A, D y K, minerales como magnesio, zinc y yodo, y ácidos grasos DHA y EPA) hablamos del alimento perfecto, a excepción quizás de una cantidad mayor de lactosa que la que presentan otras leches, y que podría ser un pequeño problema para un enfermo de cáncer.
Si mantenemos una adecuada microbiota intestinal, como ya hemos visto, minimizaremos además las posibilidades de padecer síntomas por intolerancia a la lactosa.
Aunque (por supuesto) no hay estudios extensos que avalen fuera de toda duda la efectividad terapéutica de la leche humana, sí hay informes interesantes como éste (estudio).
Sí, es subjetivo (la calidad de vida sólo puede percibirla subjetivamente un paciente) pero contiene también información objetiva que confirma algunas remisiones estables contra todo pronóstico. En general el estado de salud de los enfermos es mejor, con menores efectos secundarios de los tratamientos y se muestran contentos y con mayor energía.
Hay asociaciones que la comercializan. Por ejemplo, la AEPED, en España.
El proyecto HAMLET
En la Universidad sueca de Lund estaban poniendo a prueba compuestos lácteos como potenciales antimicrobianos cuando se produjo un hallazgo fortuito y se toparon con un potente antitumoral.
Tras analizar los datos comprendieron que el responsable era una proteína láctea: la alfa-lactoalbúmina, en un determinado estado multimérico, presentaba propiedades antineoplásicas (estudio).
Más adelante probaron que cuando se eliminaba una unión con un ión calcio Ca2+ y el péptido se conjugaba con ácido oleico (también habitualmente presente en la leche humana), los efectos antitumorales eran aún mayores.
Nombraron a la molécula recién descubierta como HAMLET (Human lactalbumin Made LEthal to Tumor cells) y el descubrimiento parecía de la suficiente magnitud como para fundar una spin-off, Hamlet Pharma
Los objetivos de HAMLET se enfocan inicialmente en la membrana celular, y después en los lisosomas, mitocondrias y proteasomas (estudio) mediante un mecanismo similar a la apoptosis (estudio).
En este estudio, a dos grupos de ratones se les indujo cáncer de colon, pero a uno se le trató con una solución peroral de HAMLET. La administración oral demostró su biodisponibilidad y resistió bien las enzimas digestivas y los ácidos estomacales. Los ratones tratados con HAMLET desarrollaron muchos menos pólipos intestinales e incrementaron significativamente su sobrevida
Ha demostrado igualmente efectividad en modelos murinos de glioblastoma, extendiendo significativamente el período de sobrevida en comparación al uso únicamente de alfa-lactoalbúmina (estudio).
Este artículo publicado en la Universidad de Lund resume la historia y el potencial terapéutico de la molécula (artículo).
El problema es que los estudios sobre el potencial de HAMLET parecen haber sido llevado a cabo sólo por un mismo grupo de trabajo:
- Prevención y tratamiento de cáncer de colon en ratones con administración peroral de HAMLET (estudio).
- HAMLET parece actuar también, como uno de sus múltiples mecanismos, sobre la membrana lipídica tumoral (estudio). Veremos en el capítulo dedicado al metabolismo tumoral la oportunidad terapéutica que ofrece la especial estructura de la membrana en las células cancerígenas, muy diferente de la de las sanas.
En este artículo se resumen los estudios desarrollados hasta la fecha con HAMLET (estudio).
Actualmente se desarrolla un ensayo clínico con pacientes de cáncer de vejiga.
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