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Vitamina B12 y cáncer

Este artículo es un extracto de los libros de la Enciclopedia del cáncer, que supone un punto de inflexión conceptual en el mundo de la oncología, sometido a los intereses de la industria y NO al interés de los enfermos.

La vitamina más compleja y su deficiencia

La B12 (la más compleja de las vitaminas, una molécula grande y no muy sencilla de absorber y utilizar), actúa como punto de unión entre el ciclo del folato y el de la metionina. Es por tanto el árbitro de procesos vitales y su deficiencia (por escaso aporte dietético o malabsorción) acarrea problemas que pueden ser muy graves a largo e incluso a corto plazo.

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La cobalamina (B12) es una molécula grande y muy compleja. Fuente

Según el departamento de agricultura de los EEUU su deficiencia está muy extendida (artículo), pudiendo alcanzar el 40% de la población con niveles en un rango bajo que, pese a considerarse aún normal, puede ya ocasionar síntomas neurológicos (pérdida de memoria, declive cognitivo, inestabilidad, pérdida de movilidad, etc).

Esa deficiencia no parece depender de la edad: el porcentaje de individuos jóvenes con niveles deficientes fue similar al del grupo de mayores de 60 años. Es decir, los rangos considerados bajos pero “normales” en EEUU seguramente deberían considerarse como deficitarios, no sólo debido a la clínica asociada a ellos sino a que la concentración en suero de B12 refleja de manera tardía la deficiencia, de forma que un análisis simple de sangre no aporta información certera y seguramente subestima las reservas de B12 del organismo.

En Europa y Japón los rangos mínimos son bastante superiores a los que se han usado en EEUU, y están en 500-550pg/ml.

La medición en sangre u orina del ácido metilmalónico o de holotranscobalamina suelen aportar datos más precisos del nivel real disponible. Además, para conocer la capacidad de absorber la vitamina B12 existe la prueba de Schilling (estudio), aunque tiene el inconveniente de utilizar B12 radioactiva y debe utilizarse con prudencia.

La deficiencia de B12 también se refleja en un incremento de la perniciosa homocisteína, de la que hablo en este artículo, y hay marcadores que correlacionan con ella, como un elevado volumen corpuscular medio de los hematíes (MCV), debido a que la dificultad de síntesis de glóbulos rojos ante un déficit de cobalamina obliga a los hematíes a incrementar su tamaño (estudio)

La correlación de los niveles plasmáticos de B12 y el Alzheimer y la demencia es muy acusada (estudio), pero también en enfermos con síndrome de inmunodeficiencia (estudio). La vitamina B12 participa junto con el folato en la síntesis de hematíes, por lo que su deficiencia está asociada también a ciertos tipos de anemia. Debido a su importancia en el ciclo de un carbono no es extraño que su déficit esté implicado en toda una amplia gama de dolencias (artículo).

Un bajo nivel de B12 no suele deberse a un déficit dietético (salvo en ciertos casos de dietas vegetarianas y veganas), sino a un problema de mala absorción intestinal (que puede radicar en el estómago, en el páncreas o en el intestino delgado)

La malabsorción más habitual se debe a la ausencia de IF (factor intrínseco), una glicoproteína segregada por las células gástricas parietales, estimulada por los mismos factores que estimulan la secreción de ácidos gástricos: histamina, gastrina y acetilcolina (estudio), aunque se ven afectadas de forma distinta por distintos fármacos (los antagonistas de H2 inhiben ambos, pero los inhibidores de la bomba de protones hidrógeno-potasio como omeprazol sólo inhiben el ácido gástrico, no el IF). La enfermedad de Crohn, la celiaquía y muchos otros problemas intestinales afectan igualmente la absorción de cobalamina. Tras unirse a la IF la B12 necesita que el páncreas segregue enzimas y calcio y que el intestino delgado no presente disbiosis ni permeabilidades.

También puede producirse una deficiente absorción debido a problemas congénitos.

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Caminos y proteínas involucradas en la absorción de cobalamina, y posibles defectos congénitos que la dificultan (marcados con una X). Fuente

De nuevo nos remitimos al tomo II de la Enciclopedia del Cáncer, dedicado a la microbiota, para resaltar (otra vez) la importancia capital de mantener un correcto pH gástrico y evitar la disbiosis (en todos los tramos del aparato digestivo), las infecciones y la permeabilidad intestinal. El intestino de nuevo en el centro de la salud.

Respecto al cáncer, hay correlaciones entre bajos niveles de cobalamina y la aparición de ciertos cánceres, lo cual tiene sentido, al impedir la correcta metilación. Pero todo tejido en crecimiento necesita un aporte de B12 que le permita la síntesis adecuada a ácidos nucleicos, con lo cual es razonable esperar que las dosis excesivas de B12 puedan promover el crecimiento de cánceres ya establecidos.

Los altos niveles de B12

Para complicar el tema, los niveles elevados de cobalamina pueden indicar otras condiciones patológicas bastante graves, entre las que se encuentra cualquier neoplasia sólida o sanguínea (estudio) y problemas hepáticos y renales (que impidan su excreción).

Mientras que algunas condiciones agudas pueden elevar temporalmente los niveles de B12 (procesos infecciosos severos, inflamaciones agudas debido a procesos autoinmunes o inflamatorios), pero descienden al solucionarse el problema, las elevaciones persistentes de B12 suelen indicar problemas serios (estudio).

Los niveles altos de cobalamina en sangre de individuos sanos correlacionan con la aparición un año después del análisis de diferentes tipos de neoplasias. No está claro si los elevados niveles tienen que ver con la ingesta, con problemas de excreción o con algún proceso específico tumoral que eleva dichos niveles, ni tampoco está demostrada la relación causal. Tampoco se ha determinado si los niveles elevados pueden facilitar la aparición del cáncer o es el cáncer el que eleva los niveles de cobalamina en sangre (estudio).

Pero en un interesante estudio se propone que el déficit de vitamina B12 puede paradójicamente asociarse con un incremento en los niveles de vitamina B12 y esto explica por qué el término hipervitaminemia sería más apropiado que hipervitaminosis.

Este déficit funcional se asocia a anormalidades cualitativas relacionadas con la captación y el procesamiento tisular de la cobalamina. Estas situaciones pueden ser detectadas en casos de leucemia mieloide crónica y en algunas enfermedades innatas y hereditarias del metabolismo de la cobalamina (estudio).

En otro estudio se demostró en una muestra pequeña, una frecuencia superior de manifestaciones clínicas relacionadas con un déficit de cobalamina a pesar de niveles séricos elevados en pacientes con síndromes mieloproliferativos. Se debería realizar por tanto una determinación de homocisteína y ácido metil-malónico en la evaluación de la deficiencia funcional de la vitamina B12, que realmente determinarían si hay hipervitaminosis o simplemente que la vitamina B12 permanece en el suero de forma libre, sin utilizar y además si ser excretada adecuadamente, conduciendo de facto a una hipovitaminosis (estudio).

La estandarización de estos marcadores paralelamente con la evaluación de los signos hematológicos y neurológicos permitiría adaptar posteriormente los niveles de ingesta de vitamina B12 (estudio).

Dificultad práctica

Todos estos datos hacen difícil saber qué tipo de acciones prácticas es necesario tomar en un enfermo de cáncer que no haya realizado análisis profundos, más allá de mantener un nivel y un funcionamiento normal (evitando deficiencias y vigilando los niveles altos) con todo lo que ello implica: asegurarse buenas fuentes dietéticas de alimentos que además provean el resto de vitaminas implicadas en el ciclo de un carbono (en el tomo VI de la Enciclopedia del Cáncer analizo la dieta que creo más adecuada para un paciente de cáncer), y asegurar una buena digestión, impermeabilidad intestinal y salud de la microbiota, acciones prácticas que describo en el tomo II de la Enciclopedia del Cáncer.

Hay estudios interesantes con derivados radiactivos de la B12 que se acumulan preferentemente en los tumores debido a la presencia en éstos de receptores específicos y que pueden servir como radiomarcadores en pruebas diagnósticas. Como siempre que esto sucede, esas mejoras diagnósticas pueden conducir a mejoras terapéuticas, por cuanto todo radiomarcador tumoral puede convertirse en un caballo de Troya que acarree otras moléculas al tumor, o que incluso él mismo resulte citotóxico (estudio).

Es un tema apasionante porque abre el camino al desarrollo de moléculas combinadas que concentren una alta eficacia terapéutica aguda sólo en el tumor. Haremos un compendio de esas medidas más adelante, con moléculas con eficacia diagnóstica y terapéutica.

Debido a su difícil absorción (sobre todo cuando el problema es de malabsorción), suelen usarse píldoras que se colocan debajo de la lengua y se absorben por vía sublingual.

Como es habitual, no hay convenio claro acerca de las dosis adecuadas, pero no estoy seguro de que sea recomendable la suplementación con metilcobalamina a un enfermo de cáncer, aunque sí que solucione los posibles problemas intestinales y asociados con su microbiota e ingiera cantidades adecuadas y razonables de la dieta (hígado y otros órganos, partes cartilaginosas, huevos, pescado), siguiendo las recomendaciones que haremos más adelante en cuanto a porcentaje absoluto y relativo de macros.

Suplementación

En caso de suplementar, y como explicaba en un artículo que escribí en Oncología Metabólica:

Las formas más usuales de presentación de la vitamina B12 (cobalamina) son cianocobalamina (versión sintética), adenosilcobalamina, hidroxicobalamina y metilcobalamina (tres versiones naturales).

Los estudios son claros: se prefiere cualquiera de las tres formas naturales bioidénticas de la vitamina B12 en lugar de la cianocobalamina, debido a su mayor biodisponibilidad y mejor seguridad de las primeras.

Para la mayoría de la población, es probable que todas las formas de B12 tengan biodisponibilidad y efectos fisiológicos similares; por lo tanto, tiene sentido emplear la forma natural menos costosa de B12, que es la Metilcobalamina.

Las personas con polimorfismos de un solo nucleótido que afectan a la asimilación de B12 pueden aumentar su nivel de B12 de manera más eficiente con 1 o más formas particulares de vitamina B12, es decir, usando suplementos que presenten, idealmente, las tres formas naturales de vitamina B12: (adenosilcobalamina, metilcobalamina e hidroxicobalamina).

Sin embargo, debido a la dificultad de encontrar suplementos comerciales que aporten ambas formas de B12, se puede necesitar un enfoque de prueba y error, suplementando con una forma particular de B12 a la vez.

Pero la forma más sencilla de conseguir una buena forma de B12 (tras la barata, sintética y menos recomendable cianocobalamina) es la metilcobalamina (estudio).

No obstante, hay opciones interesantes que combinan las tres formas de cobalamina, como este suplemento de toma sublingual: super B12-complex, de Igennus.

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2 Comments

  1. María Luz Simón 19 de septiembre de 2024
  2. Jesus miguel romero 24 de septiembre de 2024

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