Dudas, preguntas e hipótesis de un ignorante ante la emergencia del COVID-19

Escribo esto un 27 de marzo de 2020, cuando la información ha adquirido tal grado de enmarañamiento que llegaría a resultar cómica si no albergase tanto drama: los “expertos” están degollándose a pecho descubierto, contradiciéndose cada 20 minutos y demostrando que Taleb tal vez se haya quedado corto en su definición de IYI. Probablemente “idiotas” sea un calificativo demasiado suave. Si la credibilidad de los “expertos” permanece incólume tras esto sabré definitivamente que no aprendemos.

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No concibo la reflexión sin las dudas. No es posible alcanzar una conclusión más o menos objetiva hasta escuchar todas las opiniones y aposentar todos los datos. Muchos de quienes dan por supuestas muchas cosas, hace un mes estaban seguros de lo contrario. No suspenden el juicio hasta adquirir suficiente perspectiva, y eso los hace ser esclavos del momento, peleles de cada presente.

Recibo mensajes dramáticos de unas cuantas fuentes y no digo que la situación límite que están viviendo muchos enfermos, familiares y sanitarios no sea real, lo que lamentablemente define esta situación, pero tengo un reconcome que me molesta, una ausencia de definición que no puede taparse con emocionalidad.

Caemos, como siempre, en las frases hechas y las monótonas repeticiones de letanías carentes de matiz y así no podremos avanzar hacia una comprensión profunda. Tampoco es posible tenerla, porque esta tormenta aún perdura, pero al menos podemos plantear preguntas válidas, aunque sean incómodas.

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Las siguientes preguntas que me hago no intentan socavar ninguna confianza ni ofender a nadie, sólo provienen de MI IGNORANCIA. Quien crea que La Verdad objetiva ya se conoce y venga a insultar o intentar censurar este mensaje (cuya intención es honesta) mostrando una visceralidad irreflexiva, será ignorado.

1-¿Cómo podemos saber qué sucede y el auténtico alcance tanto de la pandemia como de su gravedad y de lo acertado de las acciones si nada se mide adecuadamente, ni de forma homogénea? ¿Cómo sacar conclusiones ni considerar seriamente ni un solo dato sabiendo la arbitrariedad de los test y su escasa fiabilidad?

2-¿Los peores síntomas del covid-19 son realmente peores y más letales que los de una gripe? ¿Es la neumonía bilateral tan dramáticamente diferente a la que provocan otras infecciones? Quiénes mueren por covid, ¿Morirían igualmente por una gripe?

3-He visto gráficas que afirman que la transmisibilidad del covid es 2-3 veces mayor y su la letalidad es hasta 10 veces mayor cuando hay comorbilidad, lo cual sí explicaría la alarma, pero otros datos son muy diferentes, ¿Alguien tiene datos objetivos fiables? En realidad, ¿Puede haberlos, si atendemos al punto 1?

4-El hacinamiento en los hospitales de ciudades como Madrid ¿Está induciendo un efecto contagio que sobredimensiona la expansión y mortalidad? ¿Se está usando la asistencia y seguimiento a distancia y el aislamiento en casa todo lo posible?

5-La alarma sanitaria, ¿Ha hecho poner en marcha un operativo que ha conducido a una profecía autocumplida y ha facilitado en realidad el colapso sanitario que pretendía evitar? ¿Se ha calculado el daño añadido a enfermos de otras patologías que han quedado en “stand by” debido a dicha alerta?

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Por encima de estas preguntas mi sensación (que puede estar equivocada por completo, claro) es que, como siempre, hemos caído en algo profundamente humano (y español): el drama polarizador. Cada persona ajustándose sus gafas ideológicas y afirmando sin matiz que o se hace A o se hace B. Pero tal vez el problema no sea tanto qué solución seguir; tal vez diferentes soluciones eran posibles, a condición de ponerlas en práctica BIEN.

Me explico: lo que nos ha sobrepasado tal vez no haya sido la cuarentena, sino su gestión incompetente (lamento decir esto en esta situación, pero daría igual el gobierno que estuviera, esto no va de ideologías, en esto soy ecuánime: desprecio a TODOS los partidos políticos actuales, sin excepción).

Tengo para mí que lo que ha caracterizado el éxito de acciones tan diferentes como las de China o Corea del sur no han sido las acciones emprendidas, muy distintas en ambos casos, ni el modelo ideológico-económico en que se basan, supuestamente antagónico, sino en algo más simple, que es denominador común en ambas:

1-Uso extensivo de mascarillas

2-Una idea de la vida donde el colectivo pesa más que la individualidad: respeto a las normas que exigen las situaciones de emergencia

3-Centralización de las decisiones y soberanía nacional.

4-Experiencia en epidemias, con la consiguiente preparación material y psicológica previa.

5-Firmeza en la toma de decisiones, sean o no populares. No podría haberse seguido en países como España ninguna de las medidas de China (el autoritarismo aquí es sutil y demagógico, no directamente coercitivo: convierte a los ciudadanos en niños), ni de Corea (el seguimiento telemático de posibles infectados no podría hacerse –a cara descubierta, ya se sabe que sí se hace a escondidas- debido a las estrictas leyes europeas de protección de la privacidad y la ausencia de inversión en tecnología adecuada).

6-Aislamientos individuales realmente eficaces (bien en centro específicos o bien en cada hogar).

7-Coordinación y ayuda de herramientas tecnológicas que REALMENTE sirven, convirtiendo la tecnociencia en ayuda y no en única herramienta de beneficio corporativo (y sé que puede derivar en una poderosa forma de control gubernamental y/o corporativo, pero ya se produce ahora).

8-Empirismo y entendimiento epistémico de la medicina como ligada al resultado concreto terapéutico, no a procedimientos y metodologías anquilosadas, rígidas y presas de una precisión que sólo es útil en ambientes académicos, no en el mundo real.

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Al final lo que tal vez vaya a definir un éxito no sea tanto el sistema concreto de medidas aplicadas como la eficacia, disciplina, coordinación y madurez de un país para ponerlas en práctica.

Tal vez el indicador del desastre que se avecina a Italia, España o Estados Unidos no se deba a seguir tal o cual medida, sino a no saber seguirla como deberían hacerlo los cacareados “países civilizados”. Tal vez el desastre hubiera sucedido igualmente aplicando medidas opuestas. No lo sé. ¿Lo sabes tú?

Creo que parafraseo a Taleb cuando digo que a mayor grado necesario de heroísmo a la hora de afrontar una situación complicada; cuanta mayor cantidad de héroes requiera una nación para salir adelante, peor será su sistema organizativo y la calidad de sus clases dirigentes.

En España estamos saliendo a flote gracias a la voluntad, esfuerzo y tesón de demasiados héroes en profesiones como la sanitaria (no es la única), que ha sido vapuleada durante años. Eso pone sobre los hombros del personal de primera línea un peso excesivo, que debería haber reposado sobre los de responsables organizativos. Pero estos han sido creados gracias a un sistema podrido de raíz, que aguanta parcheado, a duras penas, cuando vienen bien dadas, pero que se derrumba cuando las amenazas reales aparecen.

A lo mejor esta es la manera brutal de destapar de una vez por todas la clase corrupta, estúpida, ignorante y psicopática que ha imperado en instituciones oficiales, academias, universidades, corporaciones, “ciencia” y clase política de este ídolo con pies de barro llamado occidente.

Si no fuera porque quienes pagarán el pato de tantas décadas de infamia serán los que menos lo merecen (como siempre), uno estaría tentado de decir que ojalá todo estalle de una puñetera vez.

8 Comments

  1. Alejandra González 27 de marzo de 2020
    • Alfonso Fernández 27 de marzo de 2020
      • Alejandra González 28 de marzo de 2020
      • Alfonso Fernández 28 de marzo de 2020
  2. Carlos 29 de marzo de 2020
  3. Carlos 4 de abril de 2020
    • Alfonso Fernández 4 de abril de 2020

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