Bacteriófagos contra el cáncer

Bacteriófagos contra el cáncer

Los bacteriófagos son virus que infectan a determinadas bacterias. Se han estudiado intensivamente desde hace pocos años debido al preocupante incremento de las bacterias resistentes a los tratamientos antibióticos, aunque se conocen desde finales del siglo XIX (estudio).

Estudios iniciales

Los bacteriófagos se comenzaron a estudiar incluso antes de la aparición y uso de los antibióticos, pero en EEUU se desestimaron pronto. Mientras, en Rusia y otros países del este de Europa sí continuaron interesándose por ellos. La historia de los brillantes investigadores que crearon los primeros bacteriófagos comerciales, a inicios del siglo XX, es un ejemplo de cómo la humanidad es capaz de enterrar en capas de desidia y mediocridad lo que hubiera supuesto un gran avance y una potencial ayuda para millones de personas.

Aunque esos estudios y productos estaban condicionados por las evidentes limitaciones científicas de la época, hoy sabemos que muchos bacteriófagos están salvando la vida a animales para los que han fallado todas las medidas antibióticas (estudio).

Organismos como el Instituto Hirszfeld, de Polonia (nombrado en honor a uno de dichos brillantes investigadores), ha venido estudiando desde 1957, ininterrumpidamente, el tema de los bacteriófagos. Otro centro de referencia es el Instituto George Eliava para los bacteriófagos, de Tiblisi, en Georgia.

La amenaza de las superbacterias

En el intestino viven igualmente bacterias que se han fortalecido debido a la presión selectiva de los fármacos antibióticos, a los que han estado expuestas sin descanso debido a la prescripción indiscriminada y al extenso consumo de productos de animales tratados con ellos.

La sospecha cada vez mayor de que estamos entrando en una preocupante era de ‘superbacterias‘, que se han hecho resistentes a todos los antibióticos conocidos, ha obligado a retomar su investigación. Las bacterias pueden hacerse también resistentes a los virus, y su resultado sería grave, pero esa resistencia es mucho menos probable (estudio).

Aunque debemos ser precavidos y no considerarlo aún un remedio inocuo y sin riesgos (a fin de cuentas se trata de usar virus, que ofrecen también evidentes potenciales peligros de citotoxicidad e inmunogenicidad, es decir, de inducir respuestas inesperadas del sistema inmune), las evidencias demuestran que han sido mucho mayores sus beneficios que sus inconvenientes.

El problema es sobre todo de orden práctico: las empresas farmacéuticas no están incentivadas para invertir en pruebas clínicas basadas en productos que no ofrecen las ventajas económicas de los antibióticos, e incluso estos últimos no forman parte de las primeras líneas de investigación de las grandes compañías y los productos suelen verse limitados a su uso veterinario.

Esta no es una afirmación ‘conspiranoica’, sino basada en datos objetivos, de la que son conscientes la mayoría de investigadores de todo el mundo, algunos de los cuales lo reflejan en estudios como éste.

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Imagen del bacteriófago T4. Fuente

Ventajas de los bacteriófagos

Los bacteriófagos ofrecen estas importantes ventajas (estudio).

  • Son específicos de determinadas bacterias.
  • Son efectivos rápidamente, desde la primera dosis.
  • Se necesitan dosis relativamente bajas: se reproducen en el intestino cuanto sea necesario mientras sobrevivan las bacterias de las que son objetivo.
  • Tienen baja toxicidad inherente al ser básicamente ácidos nucleicos y proteínas. Aunque podrían provocar reacciones inmunes peligrosas no hay apenas evidencia de que se hayan producido casos graves.
  • Producen una mínima disrupción de la microbiota.
  • Menor potencial de inducir resistencia, al incidir en dianas bacterianas específicas.
  • Al usar un mecanismo de acción bacteriófaga completamente diferente, los bacteriófagos no inducen resistencia cruzada con los antibióticos.
  • Los bacteriófagos específicos de determinadas bacterias pueden ser fácilmente descubiertos, aunque son algo más difíciles de aislar.
  • Su formulación y modo de empleo es sencillo y versátil: en líquido, cremas, impregnados en sólidos, en formulaciones junto con antibióticos, y pueden ser reunidos varios bacteriófagos en cócteles de amplia acción. Como se han descubierto ya más de 4000, las combinaciones terapéuticas sinérgicas pueden ser de un enorme valor.
  • Actúan con igual efectividad sobre los biofilms de bacterias tradicionalmente más resistentes a los antibióticos, con lo cual su mecanismo de acción es más amplio (estudio).
  • En el ámbito veterinario se pueden transmitir de animal a animal, permitiendo que su uso resulte mucho más económico.
  • Son productos totalmente naturales: no son el resultado de ninguna ingeniería genética, sólo virus naturalmente presentes en determinados ambientes, que se descubren y se reintroducen en un nuevo huésped animal o humano. Son, en realidad, los organismos más abundantes de la naturaleza. Eso hace que no impacten negativamente en el medio ambiente (estudio).
  • Su síntesis se puede realizar a un precio relativamente bajo.
  • Pueden ser usados incluso en pacientes inmunodeprimidos, que se verían seriamente afectados por el uso de antibióticos desestabilizadores de su microbiota y, por tanto, de su respuesta inmune (estudio).
  • Casi por completo carentes de efectos secundarios.

Al eliminar poblaciones de bacterias exclusivamente patógenas, desequilibran la ecología intestinal facilitando el crecimiento de bacterias beneficiosas, que pasan a ocupar los nuevos espacios vacíos. Por esa razón son potencial y conceptualmente mucho más beneficiosos que los antibióticos, cuya acción es indiscriminada (el sello de la medicina ‘moderna’). De un plumazo podrían reequilibrar el entorno inflamatorio intestinal, que es tanto como decir de todo el organismo, una acción rápida que todo paciente de cáncer necesita llevar a cabo de forma eficaz pero también eficiente.

Debido a su potencia específica se ha demostrado que ejercen gran sinergia con los probióticos convencionales: las bacterias probióticas encuentran más espacio para establecerse y su proliferación es varios órdenes de magnitud superior cuando se acompaña de bacteriófagos.

Ayuda específica de los bacteriófagos en el cáncer

No sólo eso, su eficacia no se limita a las bacterias sino también a las células neoplásicas. Y ya hemos visto que una microbiota sana es esencial para que las medidas antineoplásicas prosperen y para que el sistema inmune del paciente se enfrente eficazmente al tumor (artículo). La disbiosis y la permeabilidad intestinal son factores independientes de mal pronóstico.

Vamos a revisar algunos de los estudios existentes y a indagar en las presentaciones comerciales de bacteriófagos que podrían ayudar más a un paciente de cáncer.

Dicha ayuda provendría de 3 acciones:

  • Acción antitumoral directa.
  • Como forma de acarrear otras moléculas al tumor.
  • Al atacar especies intestinales patógenas y permitir el crecimiento de las benéficas.

Recordemos lo que hemos visto también en el capítulo dedicado al sistema inmune: toda medida que combata infecciones es también antitumoral, porque el efecto citotóxico de las especies inmunitarias polarizadas en fenotipos con ese fin actúan sobre microbios y sobre células neoplásicas.

Toda medida antiinfecciosa (antivírica, antibacteriana, antiparasitaria o antifúngica es también, en mayor o menor medida, antitumoral). No es arbitrario, por tanto, analizar también la capacidad antiinfecciosa de los bacteriófagos, además de antineoplásica, bien de forma directa o como forma de acarrear otras moléculas al tumor.

  • Efecto multiplicador de ciertas bacterias benéficas y recomposición de la microbiota tras la aplicación de bacteriófago (estudio).
  • Bacteriófagos y probióticos mejoran rendimiento de cerdos en crecimiento, pero más los bacteriófagos (estudio).
  • Una sola dosis intramuscular de un bacteriófago cura a ratones a los que se les ha inoculado una infección potencialmente letal de Escherichia Coli, y su efectividad es mayor que varias dosis intramusculares de tetraciclina, ampicilina u otros antibióticos (estudio).
  • Control, con el uso de bacteriófagos, de diarrea por Escherichia Coli en terneros (estudio).
  • Un bacteriófago protege los injertos de piel en ratones de la infección por Pseudomonas, algo que podría trasladarse a los pacientes con quemaduras graves (estudio).
  • Caso de un recién nacido con meningitis purulenta cerebroespinal (infectado por Klebsiella Pneumoniae), tratado exitosamente con un bacteriófago (estudio).
  • La terapia eficaz con bacteriófagos es asociada a una normalización en la producción de citoquinas TNF-α e IL-6 por células del sistema inmune (estudio).
  • Los bacteriófagos han demostrado eficacia incluso en infecciones tan graves como septicemia resistente a antibióticos (estudio).
  • En una revisión de 1307 pacientes de infecciones supurativas causadas por bacterias mutirresistentes y tratados con bacteriófagos, casi un 86% se curaron por completo, casi un 11% obtuvieron una mejora transitoria, y sólo en menos del 4% fueron inefectivos (estudio).
  • Se alcanzó una curación completa de un grupo de pacientes de cáncer inmunodeprimidos y con infecciones asociadas a la enfermedad y a los tratamientos (estudio).
  • Algunos bacteriófagos ofrecen gran promesa en la terapia antitumoral, no sólo por su capacidad de ligarse a péptidos específicos cancerígenos sino por su excelente perfil de seguridad (estudio).
  • Aunque se supone que los bacteriófagos sólo actúan contra bacterias (procariotas) y no contra células eucariotas, se ha demostrado que afectan al sistema inmune del huésped y que inducen cambios en el microentorno tumoral que beneficiarían las acciones anticáncer. Además, han demostrado ser buenos transportadores de fármacos (estudio).
  • Acciones combinadas antibacteriales y anticáncer de bacteriófago tratado en laboratorio. Se mantiene su eficacia antibacteriana tras el tratamiento artificial con péptidos antitumorales (estudio).
  • Bacteriófagos específicos del tumor inducen destrucción tumoral mediante la activación de macrófagos asociados al tumor (TAMs), transformándolos desde el fenotipo M2, protumoral, al M1, antitumoral, y cambiando el tipo de citoquinas segregadas (menos TGF-β, IL-10 y arginasa y más TNF, IL-12 y óxido nitroso) (estudio, estudio).
  • Un conjugado de doxorubicin y bacteriófagos resultó mucho más eficaz para alcanzar el tumor y se necesitaron dosis entre 1,6 y 6 veces menores para obtener la misma eficacia antitumoral que con doxorubicin aplicado de forma libre, lo cual produce menores efectos secundarios (estudio).

Propuestas prácticas

Hay 3 marcas que parecen ofrecer buenos productos de bacteriófagos específicamente dirigidos contra patógenos intestinales, y que pueden ofrecer una ayuda a pacientes de cáncer necesitados de normalizar su microbiota.

  • Floraphage, de the Gut Institute.
  • Probiophage, de Designs for Health, formulación que también contiene probióticos.
  • Florassist con tecnología Phage, de Life Extension.

Probablemente sólo se necesitarán de forma puntual, en una etapa inicial del tratamiento dirigido a restablecer la salud intestinal, pero serán de gran importancia, sobre todo si se parte con una disbiosis manifiesta

En dicha etapa el objetivo será eliminar con rapidez patógenos y asegurar una colonización intestinal adecuada de especies beneficiosas, mediante la correcta alimentación y suplementación: una especie de ‘reinicio’ que siente los cimientos sobre los cuales construir el resto de ladrillos del edificio terapéutico.

Por supuesto, el uso de bacteriófagos y probióticos en solitario no supondrá una diferencia si otras muchas medidas, sistémicas y puntuales, no se toman también, de forma combinada y sinérgica.

7 Comments

  1. Alberto 24 de diciembre de 2019
    • Alfonso Fernández 24 de diciembre de 2019
      • Alberto 26 de diciembre de 2019
      • Alfonso Fernández 26 de diciembre de 2019
      • Alberto 26 de diciembre de 2019
  2. Iñaki Barinaga 25 de diciembre de 2019
    • Alfonso Fernández 26 de diciembre de 2019

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