iodine

Hormonas tiroideas, yodo y cáncer (II)

En este segundo y último artículo de esta serie de dos, analizaremos la importancia capital del yodo contra el cáncer.

Recuerda que este es un extracto del tomo I, dedicado al sistema inmunitario, y que forma parte de la “Enciclopedia del cáncer”, un conjunto de 7 libros que marcarán un antes y un después conceptual y de tratamiento en la oncología.

Yodo y cáncer

Si sabemos la importancia capital que tienen las hormonas tiroideas y su síntesis se basa en el yodo (como vimos en el anterior artículo), comprenderemos por qué la deficiencia de este último puede impactar de forma tan negativa en multitud de procesos orgánicos.

La tiroides atrapa yodo de forma eficiente, en una proporción de 100:1 respecto a tejidos extratiroideos, pero estos también necesitan yodo (estudio). El yodo ‘no hormonal’ se acumula, predominantemente en forma de yodo molecular (I2), en casi todos los tejidos, pero especialmente en mamas, cerebro, ojo, mucosa gástrica o glándulas salivares, donde su función no está del todo clara.

Quizá dichas funciones del yodo libre extratiroideo abarcan desde antioxidante (más potente incluso que la de la vitamina C) hasta la importantísima función en diferenciación y apoptosis, con acciones antineoplásicas muy estudiadas, tanto en inicio como en progresión (estudio).

En un estudio en 60 pacientes de cáncer de pulmón a quienes se les había practicado una resección, las imágenes por contraste con yodo determinaron una clara correlación inversa entre niveles de yodo tisular y agresividad tumoral, representado por el grado de diferenciación (más pobremente diferenciado en tumores más malignos): a mayor nivel de yodo en la neoplasia, menor malignidad (estudio). Además, el yodo parece ejercer también efectos de activación inmunitaria de fenotipo citotóxico (antitumoral y antiinfeccioso) (estudio).

Los efectos antineoplásicos del yodo parecen ejercerse a través de γ-iodolactonas (un derivado yodado del ácido araquidónico) y no se producen por necrosis, sino por apoptosis, mediada por la mitocondria, un método mucho más “limpio” y deseable de muerte celular (estudio, estudio, estudio). Que un compuesto active la apoptosis sólo en células neoplásicas es en realidad el “santo grial” de la oncología. Además, también parece frenar la angiogénesis (estudio).

Analizo también el papel del ácido araquidónico y de otras hormonas eicosanoides, de extraordinaria importancia en el tomo I, dedicado al sistema inmunitario. Aunque ya sabemos que no existe lo “malo” ni lo “bueno” en términos absolutos, sí los desequilibrios entre sustancias de acciones opuestas. El exceso de araquidónico en lípidos de membrana y de forma libre conduce a serios problemas, que pueden contrarrestarse tanto por otros eicosanoides como por la yodonización del araquidónico.

Además, sucede algo muy importante, difícil de encontrar en otras sustancias: la acción del yodo es asimétrica. Es decir, la inducción de proteínas apoptogénicas por parte de las mitocondrias se produce sólo en las de tejido tumoral, NO en las de tejido sano. Eso implica que podremos suplementar de forma sistémica sin temor de que los efectos secundarios sean peores que el efecto terapéutico (estudio). Las células parecen captar yodo usando el simporte de Na+/I- (estudio).

Los estudios demuestran que la suplementación con yodo molecular (I2) o el consumo de algas se asocia con menores tasas de cáncer, al suprimir el inicio y el avance neoplásico, algo que correlaciona fuertemente en aquellas partes de Asia donde el consumo de algas es mucho mayor, hasta 25 veces más (estudio).

Ya no es una suposición: hay ensayos clínicos que parecen demostrar la ayuda a la quimioterapia que ofrece el Yodo.

En este ensayo se usó un suplemento oral de yodo molecular (I2), solo y en combinación con la terapia neoadyuvante 5-fluorouracilo/epirrubicina/ciclofosfamida o taxotere/epirrubicina (FEC/TE) en mujeres con enfermedad temprana (estadio II) y Avanzada (estadio III) en cáncer de mama.

En el grupo temprano, 30 mujeres fueron tratadas con I2 (5 mg/día) o placebo (agua coloreada) durante 7 a 35 días antes de la cirugía. Del grupo avanzado, 30 pacientes recibieron I2 o placebo, junto con el tratamiento FEC/TE. Después de la cirugía, todos los pacientes recibieron FEC/TE + I2 durante 170 días.

La suplementación con I2 mostró producir una atenuación significativa de los efectos secundarios y derribar la quimiorresistencia tumoral. Los grupos de control, I2, FEC/TE y FEC/TE + I2 exhibieron tasas de respuesta de 0, 33%, 73% y 100%, respectivamente, y una respuesta completa de 18% y 36% en los dos últimos grupos. La tasa de supervivencia libre de enfermedad a los cinco años fue significativamente mayor en los pacientes tratados con el suplemento de I2 antes y después de la cirugía en comparación con los que recibieron el suplemento solo después de la cirugía (82% frente a 46 %). Los tumores tratados con I2 exhibieron un potencial menos invasivo y aumentos significativos en la apoptosis, la expresión del receptor de estrógeno y la infiltración de células inmunitarias. El análisis transcriptómico indicó la activación de una respuesta inmune antitumoral (estudio, ensayo clínico).

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Tabla resumen de eficacia de las combinaciones de quimio con o sin yodo molecular y/o placebo. PD: progresión de la enfermedad; SD: enfermedad estable; PR: respuesta parcial; pCR: respuesta patológica completa. ORR: tasa de respuesta objetiva

Este estudio en solitario ya conduce a conclusiones extraordinarias, y eso que usaron dosis manifiestamente mejorables y sin tener en cuenta muchas otras medidas adicionales y sinérgicas que podríamos añadir y que son la base de análisis de este extenso conjunto de libros.

Sólo este pequeño estudio ya debería justificar el uso de yodo molecular (un simple suplemento de forma oral, relativamente barato, sin efectos secundarios y que cualquiera puede comprar online) de forma concomitante a la quimio, para incrementar exponencialmente sus efectos terapéuticos y disminuir en igual medida los secundarios. Es un multiplicador enorme de la eficacia y un protector igualmente enorme.

Decir que debemos esperar a que haya estudios fase III extensos es un ejercicio de cinismo o ignorancia, teniendo en cuenta que en 2021 nos pusimos a pinchar a todo un planeta con una sustancia que ahora se demuestra no había arrojado NINGÚN signo de eficacia ni consistencia estadística y que está produciendo devastadores efectos secundarios, muchos incapacitantes y mortales.

Pero hay más evidencia: os aconsejo también la lectura del blog de Andrés Suárez, “Diario de un pastillero” donde analiza suplementos como vitamina C, vitamina D o Yodo con análisis como los de este artículo. Andrés hace también referencia en él al blog del doctor Jeffrey Dach, en el cual relata los casos y la evidencia clínica recogida con el tratamiento de pacientes de cáncer de mama con Yodo (recuerda que en todos los cánceres puede aportar ayuda en mayor o menor medida) (artículo, artículo).

Nota: la suplementación con yodo molecular puede conducir a deficiencia de selenio, que se resuelve tomando dos o tres nueces de Brasil al día. Ambos micronutrientes son imprescindibles para mantener la ansiedad y la depresión alejadas, un punto de importancia capital en la calidad de vida de los pacientes de cáncer (estudio).

El iodo tiene alta afinidad por el tejido mamario, y su importancia es tan grande, que ya hay estudios que encuentran relaciones causales entre las deficiencias endémicas de yodo y el incremento palpable de incidencia de cáncer de mama en las sociedades occidentales (estudio).

Por eso está también especialmente indicado en cánceres de mama, pero el yodo parece acumularse en todos los tejidos extratiroideos, sin necesidad de la participación de la TSH (estudio), por lo que la simple suplementación oral sería adecuada en todos los casos de cáncer.

El yodo parece hacer sinergia con inhibidores de las últimas etapas de la autofagia (estudio), un conjunto de moléculas de gran valor terapéutico y que analicé al estudiar el importante tema de la autofagia tumoral (artículo).

Un estudio hizo además un descubrimiento cuya importancia no parece haber comprendido: al suplementar, el iodo se acumulaba en gran cantidad en una muestra de tejido de tumor cerebral (estudio). Eso indica dos cosas trascendentales:

  • Uno: que no es necesario “llevarlo” al tumor y que permanezca allí, un serio problema con el que nos encontraremos con multitud de fármacos y suplementos y que consumirá buena parte de los esfuerzos terapéuticos que analizaremos en el apartado dedicado a las medidas prácticas.
  • Dos: que atraviesa la barrera hematoencefálica al ser un nutriente esencial. Con los tumores cerebrales nos encontraremos habitualmente con el problema de que las sustancias terapéuticas no alcanzan el cerebro.

El yodo es, por tanto, una de las sustancias más importantes del arsenal terapéutico de todo enfermo de cáncer. No sólo por su utilidad intrínseca, sino porque un simple y relativamente barato suplemento administrado de forma oral tiene efectos terapéuticos considerables, se acumula en el tumor y atraviesa la barrera hematoencefálica.

El yodo es otra de las moléculas que aparecerán frecuentemente en este libro porque, al igual que la vitamina C, presenta múltiples mecanismos de acción antitumoral. No me extenderé en este apartado porque le dedicaremos más adelante una amplia atención, debido a su capacidad proapoptótica, inhibidora de la glutaminólisis, actuando contra la activación tumoral de los peroxisomas y para convertir el exceso de ácido araquidónico de las células tumorales en yodolactonas antitumorales.

También muestra actividad antiangiogénica y es uno de los suplementos más útiles, que todo paciente de cáncer debería considerar tomar, especialmente aquellos con cánceres primarios en órganos donde el yodo se almacena preferentemente: mama, estómago, cerebro o páncreas, entre otros (estudio, estudio). Las pruebas clínicas con grupos reducidos de pacientes están arrojando resultados magníficos.

Suplementos y dosificación

En el tomo I, dedicado al sistema inmunitario, analizo no sólo las marcas comerciales más eficaces y la dosificación, sino las principales sinergias con otros compuestos.

El problema del flúor y el bromo

El flúor, usado durante décadas extensamente en el suministro de agua y componente habitual de las pastas dentífricas con el supuesto objetivo de evitar las caries, es un competidor del yodo y un profundo disruptor mitocondrial.

Los daños que ha podido ocasionar a la salud pública son quizá extensos y profundos porque no sólo impide que el yodo ejerza su función, sino que aporta su propia yatrogenia. A pesar de ello nadie podrá estimar adecuadamente el daño extenso que ha ocasionado su uso por vivir en un mundo como el nuestro.

El daño inducido a la tiroides se refleja en estudios como este, llevado a cabo en Canadá: existía correlación entre deficiencia de yodo y mayores niveles urinarios de flúor de niveles sanguíneos de TSH.

Lo mismo sucedió en un área de la India donde se analizaron los niveles de hormonas tiorideas de niños expuestos a agua con altos niveles de flúor y se encontraron alteraciones tiroideas significativas (estudio).

Afortunadamente el flúor se está retirando progresivamente de todos los sistemas de agua pública y en España ya no se usa. Y aunque el uso de una simple pasta de dientes pueda no parecer gran cosa, todo enfermo de cáncer haría bien quizá en cambiar a un dentífrico natural, basado en aceite de coco (muy bueno como antimicrobiano, aunque no como remineralizador), o uno industrial que no contenga flúor y se sustituya por hidroxiapatita (artículo).

Por último, recordemos que el flúor vacía de magnesio el organismo, añadiendo este daño al que ya de por sí ocasiona este halógeno (analicé el papel de extraordinaria importancia del magnesio en dos artículos: aquí y aquí). Tal vez por eso el Yodo pueda añadir los numerosos beneficios antitumorales que ya ha demostrado, al competir con y eliminar el flúor del organismo.

***

Con el bromo sucede algo similar al flúor: es otro halógeno cuya analogía estructural con el yodo le hace su competidor en la tiroides y en otros órganos cuando su consumo excede las necesidades básicas del organismo (estudio). En ratas, el bromo reducía el contenido de yodo de la tiroides en un 20% al afectar probablemente el transporte de yodo dentro de la glándula tiroides (estudio). En todo caso, el efecto goitrogénico del bromo ha sido ampliamente demostrado (estudio).

Además de sus efectos goitrogénicos directos, las ratas alimentadas con aceites vegetales brominados mostraron un sustancial incremento de triglicéridos en corazón e hígado (estudio).

El bromo es un elemento de traza indispensable para el organismo, pero sólo a niveles muy bajos. Aparece de forma natural en setas o algas, cuyos otros nutrientes y propiedades equilibran perfectamente el potencial exceso de bromo.

El problema aparece con el exceso de bromo: el consumo se ha ido incrementando hasta el exceso con el paso del tiempo debido a su uso extensivo en compuestos usados para fumigar tanto los alimentos como los suelos donde crecen los vegetales y pastan los animales que consumimos (estudio).

Aunque los compuestos de bromo han sido eliminados de muchos países, aún podría encontrarse en alimentos y bebidas que no tienen obligación de etiquetarlo. Hay quizá bromo en refrescos, en harinas brominadas para confeccionar todo tipo de panes y bollerías y quizá es especialmente alto en fresas (muy vulnerables a las plagas y, por tanto, sometidas a todo tipo de compuestos plaguicidas perjudiciales) e incluso en el agua usada para criar a peces de piscifactoría.

Si eres enfermo de cáncer y estás leyendo este blog o estos libros ya sabes o sabrás que debes eliminar todo rastro de refrescos industriales, pan y bollería, pero el tema del pescado de piscifactoría y de las fresas (sanas como alimento, pero tratadas con compuestos perjudiciales) quizá sea una sorpresa para ti.

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8 Comments

  1. sergio soler 29 de agosto de 2023
    • Alfonso Fernández 3 de septiembre de 2023
  2. Paul Laverde 29 de agosto de 2023
    • Alfonso Fernández 3 de septiembre de 2023
  3. Ana 29 de agosto de 2023
    • Alfonso Fernández 3 de septiembre de 2023
  4. Jose Luis Fernandez 28 de septiembre de 2023
    • Alfonso Fernández 15 de octubre de 2023

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