La oncología oficial (espoleada por la Industria Farmacéutica) se empecina en encontrar cientos de fármacos que cubran todas las posibles combinaciones de genes mutados que (dicen) están involucrados en las 200 enfermedades que (dicen) es el cáncer, mediante ataques frontales, caros y muy tóxicos.
Por contra, otros bioquímicos y oncólogos que defienden un paradigma diferente del cáncer, entendido como enfermedad metabólica, proponen atacar al enemigo de otra manera, menos directa pero más universal; menos tóxica y, desde mi punto de vista, mucho más inteligente: haciéndole pasar hambre mediante una dieta cetogénica y otras medidas que comentaremos en otros artículos.
Es decir, se intenta convertir el cuerpo, que el cáncer pretende conquistar, en un terreno inhóspito para él.
Comprender las particularidades metabólicas de nuestro enemigo, aquellas que lo diferencian de las del cuerpo sano, nos permitirá usar con mayor efectividad dicho conocimiento contra él y entenderemos porqué es una buena medida terapéutica adoptar una dieta cetogénica contra el cáncer.
En este artículo explicaremos los dos estados metabólicos del cuerpo sano y en el siguiente los compararemos con el estado metabólico propicio para el cáncer.
Los combustibles metabólicos de las células sanas. Un breve resumen.
Las células del organismo pueden usar varios tipos de combustibles metabólicos, bien directamente, bien tras un proceso previo, o bien como resultado de un ‘reciclaje’ de productos de desecho: glucosa, aminoácidos, ácidos grasos libres, triglicéridos, cuerpos cetónicos, alcohol, lactato, glicerol… pero los dos principales combustibles metabólicos son la glucosa y los ácidos grasos.
La glucosa se puede obtener directamente de los hidratos de carbono ingeridos, cuya parte no consistente en fibra se transforma casi al 100% en glucosa; también puede proceder, durante períodos de ayuno o durante un ejercicio físico intenso, de los depósitos corporales de glucógeno almacenados en músculos e hígado.
Indirectamente, la glucosa puede sintetizarse mediante un proceso llamado gluconeogénesis (que tiene lugar mayoritariamente en el hígado), por la degradación, entre otras moléculas, de aminoácidos glucogénicos y ácidos grasos.
Algo más de la mitad de las proteínas sobrantes de la dieta pueden llegar a transformarse en glucosa mediante ese proceso, mientras que sólo puede realizar esa transformación un 10% de los ácidos grasos, la parte correspondiente al glicerol.
Los ácidos grasos pueden también ser usados directamente como combustible por las células sanas, más tarde veremos en cuáles y en qué condiciones.
Una parte de esos ácidos grasos pueden ser convertidos por el hígado en cuerpos cetónicos, que se utilizarán preferentemente para nutrir al cerebro cuando se alcanza el estado de cetosis, tras el período de adaptación inicial de una dieta cetogénica. Profundizaremos más tarde en estos conceptos.
Los dos estados metabólicos
Como hemos dicho, pese a que el organismo puede emplear una amplia variedad de combustibles, son sólo dos los principales. Cada uno representa un determinado estado metabólico y uno de ellos se alcanzará tras aplicar una dieta cetogénica.
Estado 1. Glucosa: el metabolismo ‘de emergencia’ convertido en habitual
La glucosa es un combustible “de emergencia”. Cuando ingerimos hidratos de carbono, las enzimas digestivas transforman los diferentes azúcares en glucosa.
Cuando el nivel de glucosa en sangre se eleva, el páncreas segrega cantidades proporcionales de insulina con el fin de distribuirla: una parte se emplea para proporcionar energía inmediata a las células, otra se transforma en glucógeno para rellenar los pequeños depósitos de músculos e hígado y el sobrante se almacena en el tejido adiposo, bien directamente o bien previo paso por el hígado, que producirá triglicéridos (de ahí que el nivel de triglicéridos dependa sobre todo de los hidratos de carbono ingeridos, no de las grasas).
Cuando hay glucosa suficiente, es el combustible preferido por el organismo. Éste interpreta que se encuentra ante una situación de abundancia excepcional y pone en marcha una serie de procesos destinados a almacenar la energía que “cree” que necesitará más adelante, cuando vengan épocas duras. Los niveles de insulina se elevan, se almacena grasa a partir de la glucosa sobrante y, a la vez, la insulina también impide que dicha grasa se use como energía.
Nuestros genes han sido labrados en épocas donde estos picos de glucosa eran excepcionales, y sólo ocurrían, como mucho, unas pocas semanas al año. Por ello, el cuerpo “dice”: atención, esta abundancia no volverá a suceder en bastante tiempo, dejemos de usar reservas de grasa que nos serán muy valiosas el resto del año, consumamos esta energía rápida que nos permitirá sobrevivir un día más y aumentemos el panel adiposo para cuando vengan épocas duras.
Los depósitos de grasa de un hombre medio podrían mantenerle con vida durante muchas semanas. Por contra, el total de depósitos de hidratos de carbono del cuerpo se agotaría en poco más de un día o dos.
La insulina es anabólica y promueve la creación de hormonas eicosanoides inflamatorias, pero es un precio bajo a pagar a corto plazo, puesto que en otras épocas su presencia era puntual.
El problema es que la alimentación moderna, tan alejada de una dieta cetogénica, está llena, a diario, de situaciones antes poco frecuentes: una pirámide alimenticia con casi un 70% de carbohidratos llenos de energía, que nos cubren de glucosa todos los días del año y hacen que lo que en otras épocas era excepcional ahora sea habitual.
Y a esa excepcionalidad convertida en habitual aún no se han ‘acostumbrado’ nuestros genes y nuestra fisiología, tallada durante millones de años en la escasez y el alimento poco denso en energía.
Nuestra época, especialista en crear bombas de alimento, densas en calorías y glucosa, nos hace permanecer todo el año en un estado de glucosa e insulina altas, con la inflamación que ello conlleva. Un estado antinatural, si por antinatural entendemos aquello que perjudica a nuestro organismo, por no ser a lo que está acostumbrado.
Podríamos trazar una ruta explicativa de todas las enfermedades crónicas partiendo de los altos niveles crónicos de glucosa e insulina y su relación con la inflamación, algo que haremos en otros artículos. En estos nos enfocaremos en su participación en el cáncer.
Estado 2. Grasas: el metabolismo favorable a nuestra fisiología convertido en excepcional
Cuando el nivel de glucosa en sangre desciende, como durante el ayuno o durante una dieta cetogénica, nuestro cuerpo cambia a otro estado metabólico: la insulina también disminuye y se eleva la hormona que la complementa y es su reverso, el glucagón, producida igualmente en el páncreas. También se segregan en mayor cantidad catecolaminas (epinefrina y norepinefrina), cuyo mecanismo de acción es similar al del Glucagón con respecto al metabolismo.
Estas hormonas hacen que se liberen las reservas de glucógeno y, cuando éstas se agotan en parte, ponen en marcha el mecanismo de liberación de grasas.
La insulina representa al estado metabólico de la glucosa. El glucagón representa el de las grasas y ambas hormonas son los extremos de un eje: cuando la insulina es alta, el glucagón es bajo y predomina el metabolismo de la glucosa. Cuando la insulina baja, sube el glucagón y predomina el metabolismo de las grasas.
Siguiendo con el lenguaje simbólico, durante milenios el glucagón fue nuestro mejor representante, presente durante casi todo el año debido a una alimentación muy similar a la dieta cetogénica, haciendo que el organismo viviera durante los períodos de escasez, los más frecuentes, de las reservas de grasa acumuladas en períodos de abundancia, los más escasos, durante los cuales la insulina aumentaba.
En nuestros días, el glucagón ha sido “arrinconado” por la insulina, valiosísima en períodos cortos, nefasta cuando sus niveles están crónicamente elevados.
La relación se ha invertido: la hormona del corto plazo lo es ahora del largo plazo, y viceversa. Cada hormona “representa un estado” para el cual “no está preparada”.
Comparación de ambos sistemas metabólicos
Dicho de manera sencilla, el cuerpo tiene dos sistemas preferentes de uso de energía, que funcionan casi en forma de interruptor. Aunque siempre existe una convivencia de ambos tipos de combustibles, el organismo salta a uno u otro dependiendo de las condiciones externas de acceso a nutrientes.
El ejemplo más extremo de metabolismo “basado en la glucosa” lo constituye la dieta de la civilización occidental. El más extremo de metabolismo “basado en la grasa” lo constituye la dieta cetogénica.
Cuando la cantidad de glucosa sobrepasa determinado nivel, la cetosis no es posible debido a que la insulina corta la posibilidad de acceder a las grasas como combustible. En ese estado, casi todo el cuerpo utiliza la glucosa como principal fuente de energía, a excepción del corazón, que usa con preferencia ácidos grasos (aunque también puede metabolizar glucosa, lactato o cuerpos cetónicos). En el siguiente artículo de esta serie, dedicada a la dieta cetogénica contra el cáncer, reflexionaremos acerca de las implicaciones de esta particularidad.
Cuando la glucosa e insulina descienden durante la aplicación de la dieta cetogénica contra el cáncer, el glucagón aumenta, vacía los depósitos de glucógeno y permite acceder a los ácidos grasos como combustible.
Durante el tiempo de adaptación a la dieta cetogénica, el hígado produce también cuerpos cetónicos a partir de los ácidos grasos.
A lo largo de las, aproximadamente, 3 semanas que dura la adaptación completa a la dieta cetogénica contra el cáncer, el cuerpo utiliza ácidos grasos y cuerpos cetónicos como combustible metabólico, pero cada día menos de estos últimos, que son reservados cada vez en mayor cantidad para su utilización por el cerebro.
Ello es debido a que el cerebro no puede usar ácidos grasos como combustible: son moléculas grandes que no pueden atravesar la barrera hematoencefálica. Los cuerpos cetónicos sí la atraviesan, y conforme pasan los días el cerebro requiere más cuerpos cetónicos para sustituir a una glucosa cada vez más escasa, así que son reservados para que sea el cerebro quien los use como combustible metabólico durante la dieta cetogénica contra el cáncer.
Al final del período de adaptación a la dieta cetogénica, casi todo el cuerpo funciona con ácidos grasos, mientras que el cerebro cubre entre un 60 y un 75% de sus demandas de energía con cuerpos cetónicos, y el restante 25 a 40% continúa necesitando de la glucosa.
Algunos otros sistemas celulares siguen usando también exclusivamente la glucosa, como los eritrocitos.
Otros órganos, como el intestino delgado, prefieren metabolizar aminoácidos como la glutamina.
Al final, tras el período de adaptación completa a la dieta cetogénica contra el cáncer, el cuerpo en cetosis profunda pasa a depender en, aproximadamente, un 95%, de los ácidos grasos y los cuerpos cetónicos para sus necesidades metabólicas, y la glucosa se usa para atender sólo el 5% restante.
La relación de combustibles “preferidos” por los órganos en cada estado metabólico (dieta occidental “ideal” y dieta cetogénica) quedaría distribuida tal y como se refleja en el siguiente dibujo.
[NOTA: hemos evitado representar el combustible correspondiente a los eritrocitos en la dieta cetogénica contra el cáncer, que sería la glucosa, porque los glóbulos rojos no pueden transformarse en células cancerígenas.]
Hola Julián :
Pienso que una razón añadida para la prevalencia de una dieta cetogénica, como posible coadyuvante en la lucha contra el cáncer podría ser, también, el factor accidificante que conlleva, normalmente el metabolismo de los hidratos de carbono, y la pérdida de capacidad celular para el intercambio de oxígeno, cuando los tejidos se encuentran sometidos a la influencia de un medio ácido. Con lo que ello conlleva a su vez en favor del metabolismo tumoral, fundamentalmente hipóxico.
Un saludo
Hola, Nerjeño,
Si bien es cierto que la producción de lactato, durante la glucólisis del tumor, acidifica el medio, eso se produce en etapas posteriores de crecimiento. Incluso a veces, debido a otros metabolitos de desecho de otros combustibles tumorales, el medio no es tan ácido aun siendo el tumor maligno. Es decir, el medio extratumoral suele ser ácido, pero no hay una relación tan directa entre nivel de ph y malignidad.
También es cierto que, al crecer tan rápido, el tumor se aleja de los vasos sanguíneos, no da tiempo a crear nuevos y se establece una hipoxia, pero lo cierto es que un tumor puede vivir perfectamente en ambientes con alta cantidad de oxígeno y no hay una relación demostrada entre acidez e hipoxia.
Lo que pasa es que generalmente ambas (acidez e hipoxia) tienen la misma causa, y sí hay una relación directa entre grado de malignidad del tumor y nivel de hipoxia, pero porque eso querrá decir que se reproduce a gran velocidad. De igual forma hay relación directa entre malignidad y nivel de lactato rodeando al tumor.
El tema de la acidez y el oxígeno está muy difundido y tiene cierta base de razón, pero no es una explicación exacta del problema, que es, en realidad, mucho más sencillo: un daño en la mitocondria que le impide aprovechar el oxígeno, haya la cantidad que haya (aunque una hipoxia intermitente podría provocar dicho daño mitocondrial). El desarrollo del tumor sí acaba creando una hipoxia real, de ahí la confusión que a veces se crea.
Muchas gracias por tu comentario y un saludo
Alfonso
Aunque de una forma un tanto simplista,pues mis conocimientos de bioquíca son bastante elementales, la verdad es que tengo entendido que son características típicas de todo tumor el vivir en un ambiente acido extracelular y básico intracelular; hipoxia; y Glucolisis o fermentación anaerobia. Y que la interacción de estos tres factores principales, constituyen, entre otros ( como la inflamación y el déficit inmunitario ), parte del círculo vicioso en que el cáncer se desarrolla. Me refiero al cáncer ya desarrollado, no al mecanismo de inicio del mismo, cuya causa como dices parece que lo constituye un daño en la mitocondría de la célula normal, que puede ser producido, a su vez por distintas causas, individualmente consideradas ( hereditarias, víricas, ambientales, metabólicas etc. ) o, tal vez, por un conjunto de algunas de estas; terminando por convertir la célula en cancerígena, al iniciar su particular forma de metabolismo y el círculo vicioso que conlleva , consiguiendo sortear el mecanismo de la apoptosis ( que parece que también tiene que ver con la mitocondria ) y reproducirse por clonación en un ciclo sin fin. O mejor dicho con un fin bastante bien conocido, para desgracia nuestra.
Parece claro que y bastante aceptado que, el daño en la mitocondría y su mal funcionamiento, provocan el metabolismo glucolítico, y como subproductos la acidez y la hipoxia.
De ahí que en éste círculo vicioso, entiendo que, una vez iniciado, cada uno de esos factores son causa y a su vez efecto de todo el proceso tumoral, en el que se incluyen fenómenos como la angiogénesis o las metástasis a distancia.
Esa es la razón de que mencionase en mi comentario el hecho de la coherencia de la utilización de la dieta cetogénica, como herramienta básica de lucha contra la evolución del cáncer ya diagnosticado; no solo por las razones que describes en tu artículo, con cuyo contenido estoy de acuerdo en términos generales, sino, como razón añadida, en cuanto una dieta rica en hidratos de carbono, además de favorecer la glucolisis y dar «alimento» a las células tumorales, constituye un elemento de acidificación del ambiente extracelular, con el que se hecha mas gasolina al fuego que alimenta ese círculo vicioso que se trata de romper.
Aunque bien es verdad que todo esto que estamos discutiendo, no son mas que hipótesis, construidas sobre ciertas bases científicas, aún bastante movedizas; como lo demuestra la falta de consensos científicos sobre el tema y los pobres resultados hasta ahora obtenidos, con los tratamientos convencionales ( aunque ese es otro cantar ) a pesar de los años y esfuerzos destinados a su investigación . No obstante mi creencia en esas hipótesis un tanto heterodoxas , ( siempre abierto a modificarlas ) a falta de respuestas definitivas al problema del cáncer y sobre todo a su solucion o control, se basan tanto en la decepción de los tratamientos convencionales, como en el increible e inesperado éxito obtenido, en nuestro caso, contra pronóstico ( bien es verdad que parcial ) aplicando las ideas que subyacen a estas hipótesis.
Soy consciente de que no puedo exhibir, como experiencia propia y directa mas que mi caso y que eso, por si solo no es una prueba de nada. Pero en estos años he ido conociendo otros casos, como ahora el tuyo, que cada día me ratifican que la medicina convencional o bien no sigue el camino adecuado o bien está dejando sin explorar un camino prometedor que merece la pena explorar.
Muchas gracias por tu comentario y por tu blog, pues, equivocado o no tu enfoque del problema, soy muy consciente del esfuerzo que supone y de la generosidad y valor que hay detrás de esa iniciativa altruista.
Un saludo
Hola, Nerjeño,
En realidad estamos básicamente de acuerdo, sólo hacía alguna puntualización para añadir exactitud porque, de no hacerlo, daría pie a que los malintencionados dijeran que no aplicamos criterios científicos estrictos.
Un solo caso como el vuestro ya debería dar que pensar. Como le comentaba a Julián, otro lector del blog que tiene a su vez otro blog y escribe también comentarios y artículos muy interesantes, un solo caso debería dar pie a reflexionar y no descartarlo como mera circunstancia excepcional. La trampa de la estadística clínica es que, al estar controlada por las corporaciones, inducen a pensar de esa manera en los médicos. Pero lo cierto es que, desde hace muchos años, los científicos se han basado en la observación directa de los fenómenos para establecer hipótesis y ponerlas a prueba.
La medicina basada en la evidencia debería bajar a la tierra y observar, pero la tecnificación se impone y los criterios clínicos están marcados a fuego por las directrices de la industria.
Y, además, ¡qué narices!, habían dicho que tu suegro se moriría enseguida y aguantó 4 años más, nada menos que hasta los 86. Si eso no da que pensar, no sé qué más puede hacerlo.
Un abrazo y gracias por tus comentarios
Alfonso.
Hola Alfonso :
Resulta un misterio que en el tema del cáncer, la ciencia no destine una parte de sus esfuerzos se dedique a estudiar aquellos casos de sobrevivencia o resistencia al mismo contra pronóstico,en cuanto, es muy posible que en esas «anomalías», ( desde el punto de vista del «comportamiento» tumoral )se encuentren algunas de las claves ( por no decir la clave ) del cáncer y de la efectividad de sus futuros tratamientos. Aunque el misterio se desvanece si introducimos la hipótesis, por otra parte nada descabellada, de los intereses de las farmaceúticas y su control por diversas vías de los sistemas de de salud y de investigación en el campo de la medicina.
Al respecto sería conveniente recordar, que gran parte de los avances en el conocimiento de los mecanismos del virus del SIDA y la consecución de su cronificación con los tratamientos actuales,tuvieron mucho que ver con los estudios realizados con los raros pacientes inmunes o resistentes al mismo.
Un saludo
Hola, Nerjeño,
Tus preguntas y dudas son muy válidas, y tienen la misma respuesta. No se atienden las anomalías en el cáncer por la misma razón por la que sí se atendieron en el SIDA: porque se gana más dinero así. Cruda y simplemente, el mundo corporativo obliga a cualquier empresa a comportarse de esa manera.
Ya he difundido numerosas veces este enlace al documental «The corporation», porque creo que para entender lo que sucede con el cáncer hay que conocer otras disciplinas: hay que conocer, por ejemplo, algo del funcionamiento de las corporaciones en el mundo de extrema liberalización que vivimos (liberalización que no tiene nada que ver con la libertad individual que preconizaba el liberalismo seminal, sino sólo libertad para que un oligopolio pueda aumentar su poder). Pero, sobre todo, hay que conocer una parte de la psicología que estudia la mente de psicópatas y narcisistas: conocer un poco qué es la psicopatía y el narcisismo y cómo puede trasladarse ese comportamiento al de una multinacional y a muchos de quienes la dirigen, porque así les empuja el entorno que hemos creado.
Es un documental que yo pondría en las escuelas junto con «The inside Job»: http://www.youtube.com/watch?v=Rue2-g5F82U
Gracias y un saludo
Alfonso
Gracias,Alfonso. Tengo que leer tu artículo con más calma, y ya te comentaré algo.
Un abrazo, Julián
Alfonso, excelente artículo. También muy elevado el nivel de los comentarios de las dos partes.
Al cáncer hay que atarcarlo por diversos frentes y creo que la alimentación es uno de los más importantes (sobre todo en el sentido preventivo). Respecto al comentario de Nerjeño, las remisiones espontáneas del cáncer (que no son tan escasas como se cree) apuntan de manera clara al sistema inmunológico.
Hola, Julián,
Totalmente de acuerdo. Al tema del sistema inmunitario me gustaría dedicarle otra serie larga de artículos, pero primero debo encontrar información más coherente de la que hay ahora mismo, demasiado deslavazada.
Gracias por el comentario y un saludo
Alfonso
Hola de nuevo :
Dando un paso mas allá, en uno de los puntos de este hilo, constituye otro misterio, el hecho de que los Estados no se involucren, a fondo, en la investigación del cáncer como objetivo, dejándo los estudios clínicos, prácticamente en manos de la iniciatiava privada; y ello, a pesar de manejar importantes presupuestos y de tener en sus manos la mayor parte de la información clínica y de los medios que gestiona la sanidad pública ; y, no solo eso, sino que tampoco se unan fuerzas para la firma de acuerdos internacionales capaces de llevar a cabo un proyecto común, de carácter multidisciplinar, con objetivos específicos y dirección unificada, tendente a descubrir las claves del cáncer y desarrollar estrategias para lograr su curación o control . Algo mas misterioso, aún, si tenemos en cuenta la existencia de una pomposa Organización Mundial de la Salud, que en este tema parece que ni está ni se la espera.
Resulta sorprendente, el contraste entre los avances logrados, por ejemplo, en la carrera espacial, así como la cooperaciòn internacional existente en este tema tras el fin de la guerra fría, ( de lo que constituye la mejor y última prueba el reciente y espectacular «amartizaje» del «Curiosity» , con los escasos avances, proporcionalmente hablando, en el descubrimiento de fármacos eficaces para el tratamiento del cáncer ; a pesar de ser esta una de las principales preocupaciones crecientes de los habitantes de los paises desarrollados, y una de las denominadas plagas del siglo XX y que ,al paso que vamos, también promete serlo del siglo XXI.
Y una vez más el misterio se resuelve si tomamos en consideración la hipótesis del omnímodo poder de la Industria farmaceútica. Algo que con carácter mas genérico ya puso de manifiesto John Kenneth Galbraith, a principio de los 70, en su libro titulado «El nuevo estado industrial» , sobre el poder en el mundo de las grandes sociedades anónimas; una de cuyas tesis centrales la constituía la afirmación de que la economía de las grandes corporaciones es un sistema en si mismo . Algo que, el tiempo ha terminado por confirmar.
Respecto a lo que comentais sobre la inmunidad, que Julian ha puesto sobre el tapete, creo que es una de las piedras angulares para la averiguación de las causas del cáncer el cáncer, y cuya investigaciòn y conocimiento, junto con los actuales estudios e investigaciones sobre genómica y proteómica, pueden aportar mayores posibilidades de control de la enfermedad en el futuro. Pero me parece que, por desgracia, en el tema de la inmunología aún queda mucho camino por recorrer. Tema en el que, por cierto, el estudio de los supervivientes contra pronóstico, podría aportar, como ya hiciera con el SIDA, una valiosísima información.
Claro, que el sistema inmune, por si solo, no parece el responsable de que el cáncer se genere, o inicie, dando sus primeros pasos ( y esta es otra cuestión ) sino solo de que se desarrolle sin control. Algo , como, del mismo modo, la policía tampoco es responsable de que se produzcan disturbios o delitos; sino, en cualquier caso, de no ser suficientemente eficaz para prevenirlos , descubrirlos y neutralizarlos.
Podríamos decir que, como «portero» de nuestro organismo , el sistema inmune es quien, inicialmente permite el acceso al Caballo de Troya que supone el cáncer para nuestro organismo. Como y por qué sucede esto y como puede cerrarse nuevamente esa puerta y detener la invasión, sin graves daños colaterales, ( que son el gran handicap de las terapias convencionales actuales que actuan sobre esta vía ) ) constituyen dos de las preguntas del millón.
Saludos
Hola, Nerjeño,
Simplemente de acuerdo en todo con tu interesantísimo comentario. Añado alguna reflexión en el mismo sentido.
El CNIO, que actualmente dirige María Blasco, parece estar haciendo pruebas dirigidas a demostrar la relación metabólica del cáncer, pero le vaticino un negro futuro.
¿Por qué? Pues porque para bloquear cualquier medida pública destinada a conseguir cambiar las bases en que se basa la investigación actual, basta con incidir en puntos de presión específicos y precisos, desconocidos por el público en general pero muy evidentes para cualquier lobby o grupo de presión (de ahí su nombre). Y eso harán los lobbies de la industria farmacéutica para que estas investigaciones sean tomadas como supercherías y absurdas “magufadas”. Añadamos que cualquier politicucho de tres al cuarto, esto es, casi todos, podrá mandar a paseo tales medidas si le presionan en los botones adecuados, para entender que esto tiene difícil solución.
El anterior dirigente del CNIO, Mariano Barbacid, era un fiel defensor del cáncer entendido como enfermedad genética (el paradigma de la industria, que nos ha conducido a donde ahora estamos), y estaba dispuesto a permitir la entrada explícita de capital privado con el fin de «financiar proyectos más ambiciosos». Esto, que el público entendió como algo positivo y criticó la negativa del ministerio de Cristina Garmendia a permitirlo, era en realidad un caballo de Troya (otro), con el fin de que un organismo público fuese en la dirección afín a la industria, la misma que ha demostrado ser nefasta para los pacientes.
Los grupos de comunicación, estratégicamente influidos por los grupos corporativos, denostaron la magnífica medida de impedir que este personaje pudiera dejar entrar a la industria en la investigación del cáncer. Aún hoy, la impresión es que un sabio como Barbacid ha tenido que abandonar un organismo podrido de burocracia que le ha impedido encontrar medidas terapéuticas valiosas. Es algo estomagante, porque no es verdad. La verdad no puede ser más diferente. No es más que la misma manipulación de siempre.
Mientras todo el sistema no cambie, algo que difícilmente sucederá (todo lo contrario, todo apunta a que la tormenta empresarial arrecia), esto no tendrá solución. Por eso las redes sociales e internet tienen tanta importancia. La empresa farmacéutica lo sabe, y por eso contrata a bloggers y comentaristas/trolls dedicados las 24 horas del día a denostar toda medida que pueda hacerles perder un euro (es la desinformación de toda la vida), aunque eso suponga torpedear el camino que impediría que millones de enfermos murieran.
Tan crudo, descarnado y obsceno como suena.
Pero eso es la humanidad, en toda su miseria, estupidez y maldad, como un poco de historia le mostraría a cualquiera que fuese más allá del fútbol y los programas de cotilleo.
Muchas gracias de nuevo y un saludo
Alfonso
Hola Alfonso :
Sin cuestionar lo que dices sobre Barbacid, porque desconozco lo que se ha cocido realmente, entre bastidores, en esa crisis del CNIO, creo que la investigación de los aspectos genéticos del cáncer es uno de los pilares fundamentales de la lucha contra esta enfermedad. Otra cosa es que, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, «alguien» se proponga y consiga orientar dicha investigación en determinada dirección con la intención principal de hacer caja, a costa de lo que sea y de quien sea. Y eso, en los tiempos que corren, y teniendo en cuenta que las grandes multinacionales farmacéuticas no son precisamente Organizaciones sin ánimo de lucro, y que incluso a muchas de estas Organizaciones hay que ponerlas en cuarentena, todo lo que dices no resulta,a mi juicio, una hipótesis nada descabellada.
Un saludo
Hola, Nerjeño,
Sí, pero, lamentablemente, la lucha contra el cáncer ya ha tenido como pilar fundamental la investigación de los aspectos genéticos de la enfermedad durante 50 años, con resultados nefastos, por la sencilla razón de que el cáncer NO es una enfermedad genética, es decir, provocada por mutaciones genéticas. Las mutaciones están ahí, como en cualquier célula, pero no se ha demostrado fehacientemente que sean la causa.
Lo que pasa es que investigar miles de mutaciones significa sintetizar miles de fármacos. Por eso, no es que el estudio genético sea un pilar fundamental y alguien, unas manzanas podridas, lo aprovechen para ganar dinero, sino que, desde el principio, YA SE PROPUSO CON LA ÚNICA IDEA DE GANAR DINERO. No es que sea una buena idea llevada a cabo por personas equivocadas, es que es una mala idea, creada, entera, para ganar dinero.
Explico todo esto en este enlace: https://cancerintegral.com/cancer-enfermedad-metabolica-nuevo-paradigma/#sthash.NPFmBKqP.dpbs al final, hay una explicación aún más detallada, en este enlace: https://cancerintegral.com/porque-se-necesita-un-nuevo-paradigma-de-investigacion-y-tratamiento-del-cancer-o-jamas-sera-curado/#sthash.YaJ7R4pf.dpbs
Un saludo
Alfonso
hola, cómo estás? soy carlos blanco de argentina. Desde hace 28 años trabajo con pacientes con cáncer, sida, hiv. Mi tarea consiste acompañar utilizando técnicas como la Programación Neurolingüistica, Meditación, Reiki, y la sanación ancestral (HUNA, enfoque hawaiano). Tengo una alumna de yoga, que entró en mi Estudio, 20 años atrás, que le acaban de diagnosticar cáncer cerebral. La han operado y pudieron sacar parte del tumor pero no todo. Quería saber si has visto buenos resultados. Ayer le dieron la biopsia y el prónóstico no es bueno… se habla de un tratamiento de radioterapia y luego 2 años de quimioterapia, cosa que me parece tremendamente traumático. Te mando un fuerte abrazo. Charlie
Hola, Carlos,
No es una buena cosa tener un tumor cerebral maligno, eso está claro, pero las opciones se incrementan dramáticamente cuando a la voluntad se suma el conocimiento. Próximamente volveré a la carga con más posts, luego de un largo período sin escribir y espero que puedan servir de ayuda.
Espero que todo le vaya bien a tu alumna
Un abrazo para ambos
Alfonso
Hola, mi papá tiene cáncer gástrico etapa 4 con metástasis y después de casi un año de tratamiento con quimioterapia, esta se la quitaron porque las últimas ya no dieron efecto. Bajo mucho de peso de un rato para otro y estabamos tratanto de llevar una dieta alcalina con el, pero puras verduras no hacen que suba de peso y menos que gane musculatura para poder levantarse de la cama. Esta dieta Cetogénica podría ayudarle en algo?
Sigo buscando maneras de ayudar a mi papá y a pesar de lo que digan los médicos no me rendiré, se que mi papá puede salir adelante a pesar de los pronósticos, pero el tema de la alimentacion me complica bastante por que no se darle a mi papá y que no le haga mal para la enfermedad.
Espero me puedas responder, seguire leyendo tu blog, gracias por lo que informas.
Saludos desde Chile
Buenos dias Alfonso, como siempre gracias por darnos un acceso facil a tanto conocimiento, tengo uina pregunta, :se puede definir cuando empiezan las mitocondrias a no poder funcionar?, es cuando pasa x tiempo sin oxigeno?, porque es la razón final de la proliferación, pienso, o no? Se puede cortar ese proceso? Porque supongo que incicios cancerígenos así hay muchos pero no todos se convierten en un tumor
Pues no sé cuándo empieza el proceso de carcinogénesis, pero mantener mitocondrias saludables es paso imprescindible para tener buena salud: tomar el sol, hacer ejercicio físico intenso 2-3 veces a la semana, comer de forma saludable, hacer algún ayuno completo e intermitente, controlar el estrés…